El perro joven o adulto será sociable si el dueño se toma el trabajo de vincularlo desde pequeño con otros canes, personas y entornos. Es un trabajo de educación que, si se hace adecuadamente, evitará dolores de cabeza y, sobre todo, ayudará a que la mascota vive feliz.
Mariano Strekir (*)
Especial para EL DIARIO
La socialización del perro es la primera etapa de muchas. Este proceso de adaptación al entorno y las relaciones es fundamental para evitar eventuales problemas de comportamientos o miedos.
La socialización empieza a partir de las siete semanas de vida, cuando el contacto con su madre y hermanos es primordial. Se extiende hasta los cuatro meses de edad aproximadamente.
En este tiempo, el cachorro debe exponerse de forma positiva a la mayor cantidad posible de estímulos y relaciones para convertirse en un perro afable, sin miedos ni furias.
Lo importante es ver que la consecuencia de ese proceso es que se convertirá en un perro feliz, amigable, tranquilo y educado. Y lo más importante es que así se evitará que desarrolle miedos, que sea nervioso, con un carácter fuerte, que no se relacione bien con su entorno. En definitiva, una buena socialización es vital para su futuro comportamiento y temperamento.
Cuando el perro todavía no puede salir a la calle para pasear con correa porque le faltan las vacunas imprescindibles, es una buena idea sacarle igualmente, aunque en brazos o en una mochila. Así irá observando distintos paisajes y se acostumbrará a los ruidos y el tránsito de personas y coches.
Una vez que sus vacunas están al día y su sistema inmunológico lo permita, hay que sacarle a pasear de forma progresiva. Conviene acudir a diferentes entornos, empezando por zonas más tranquilas y, poco a poco, pasar a calles transitadas, parques e incluso tiendas y otros establecimientos donde admitan su entrada.
Es valioso tener en cuenta que ellos escuchan con mucha más intensidad y distancia. Persianas que se activan de golpe, gritos, portazos, niños, petardos, tormentas, el canto de los pájaros, no pasarán desapercibidos. En ese sentido, es importante que vayan a sitios estimulados auditivamente.
También es recomendable recibir visitas o llevarle a reuniones con familiares y amigos. Si hay niños pequeños, incluso es mejor. De este modo, se acostumbrará a socializar con personas de distintas apariencias, edades, tamaños y olores.
Como se ve, esta etapa es clave para que el cachorro naturalice que vivirá rodeado de personas y que probablemente conozca otros paisajes, diferentes al lugar donde vive. Eso lo ayudará a mejorar su autocontrol.
Al paso
En cuanto a los perros con los que interactúe, tienen que ser desconocidos en lo posible; no los perros que los ve cada día. Perros nuevos. Y de todo tipo de raza, de energía, de edad, de temperamento, de tamaño. Los perros negros, los de morro chato y los que tiene muchas arrugas suelen ser aquellos a los que suelen tener más miedo, ya que son más difíciles de interpretar. Así que es importante que también se socialicen.
En este período es fundamental que pueda recibir las acaricias o que se deje tocar por todo el cuerpo. Así va a poder asociar que cualquier persona puede tocarlo sin que el perruno ataque o le dé miedo.
También es valioso enseñarle a ser independiente y no dependiente del humano, enséñale a resolver problemas, a estar solo para no generar una ansiedad por separación.
La sugerencia es enfocar la socialización con pequeños pasos. La paciencia es un tesoro. No ayuda hacerlo de forma brusca ni forzarlo a hacer algo si no quiere. Tampoco hay que abusar llevándolo a lugares donde haya demasiado bullicio, si todavía no está acostumbrado.
Algunos aconsejan tener premios a mano y juguetes favoritos, para poder sumarlo a las salidas, dando lugar a un entorno más positivo y agradable para tu perruno. Hay que recordar que ellos van a mantener, a veces, la atención en esos premios y será más fácil aceptar el entorno que lo rodea.
En fin, un perro guiado a tiempo tiene más posibilidades de ser un perro feliz y sus tutores, de estar tranquilos.
La realidad es que muchos de estos pasos no se cumplen, por miedo a que le pase algo al perro. El 80% de los problemas de comportamientos, miedos, fobias y agresividad, viene por falta de una buena socialización y de tutores que no supieron realizarlo bien.
Por eso, puede también consultar a un profesional para que lo guie de la mejor forma y que no sea contraproducente la socialización.
(*) Educador canino