Los clubes sociales fueron verdaderos reservorios de una sociabilidad refinada, símbolos arquitectónicos de una época, testigos del progreso y auténticos espacios de sociabilidad.
Fernando Ponce
Especial para EL DIARIO
Durante las tres primeras décadas del siglo XX las clases altas disfrutaron de los beneficios del modelo agroexportador y un selecto grupo de familias habían amasado sus fortunas tanto con la producción agropecuaria como con la actividad comercial permitiendo destinar parte de dichos recursos a la adquisición de tierras, la realización de viajes al extranjero y la construcción de viviendas suntuosas en la ciudad y casonas rurales para el descanso.
Una de esas instituciones fue el Club Social de Paraná. Testigo y protagonista del paso del tiempo en nuestra ciudad, ubicado en la peatonal San Martín al 958, frente a la plaza 1º de Mayo, está construido sobre un solar que perteneció a Doña Gregoria Pérez de Denis.
En 1814 Eusebio Hereñú, comandante general de Entre Ríos, dispuso del terreno para ubicar su cuartel de tropas. A finales del Siglo XIX perteneció a Don Toribio Ortiz y hacia principios del Siglo XX era propiedad por sucesión de Doña María Parera Denis de Ortiz.
Según los registros, a la propiedad la compra la primera Comisión Directiva del Club y desde ese momento nucleará a la “alta sociedad” paranaense. El Club Social se fundó en 1904 y para la realización de la sede, se adquirieron dos propiedades ubicadas frente a la Plaza 1° de Mayo. A cargo del proyecto estuvo el Arq. Bernardo Rígoli y se conoce que en algunos detalles de la fachada participó el estudio de arquitectos Fasiolo y Storti de la ciudad de Buenos Aires.
La obra se compone de una recova que actúa como articulación entre el espacio abierto de la plaza y el privado del Club. Un eje de simetría organiza las salas que se disponen a uno y otro lado hasta llegar al patio andaluz, tan requerido durante los veranos.
La tradicional fachada del Club Social, con sus arcadas de medio punto, fueron muchas veces fotografiadas. La composición que acompaña fue publicada en diciembre de 1983.