Un grupo de la comunidad italiana de Paraná, como todos los años, organiza para este lunes 5 de febrero la tradicional misa a Sant’Agata (Águeda en español) Patrona de Catania, a las 20 horas en la Catedral de Paraná.
La celebración es un evento religioso y sociocultural que refleja el sentir de los cataneses y los sicilianos en el mundo. Es la tercera fiesta más importante de la Cristiandad en número de participantes.
Sant’Agata es Patrona de las mujeres que padecen cáncer de seno, de las enfermeras y de los bomberos, entre otros.
Para tal efecto, el grupo de la comunidad italiana local que organiza el evento invita al público en general, especialmente a la colectividad italiana, a participar en este servicio religioso.
El servicio estará a cargo del padre Eduardo Tanger, párroco de la Catedral de Paraná
En la ceremonia se leerá la carta que S.E.R., el arzobispo metropolitano de Catania, monseñor Luigi Renna, que ha dirigido a la comunidad italiana de Argentina, especialmente para dicho evento.
Y como dicen en su fiesta, en Catania: cittadini, cittadini, semu tutti devoti tutti, cittadini, viva sant’Agata!
Para conocer más de esta Santa: https://www.aciprensa.com/noticias/63346/cada-5-de-febrero-se-celebra-a-santa-agueda-de-catania-patrona-de-las-enfermeras
El Himno: https://www.youtube.com/watch?v=zaDmn-3BAAc
Algo de la fiesta de años anteriores: https://www.youtube.com/watch?v=dN8JJg4jKgE
Santa Águeda y la luz del martirio en nuestro tiempo
por Luigi Renna
Arzobispo Metropolitano de Catania
Saludos a los fieles de Sant’Agata que viven en Argentina.
¿Qué les dice Ágata a sus fieles en todo el mundo? Nos habla de celebración, pero también de testimonio cristiano que sabe afrontar los desafíos de nuestro tiempo. Por tanto, es necesario renovar una narrativa de Ágata que explique su martirio y el significado de su devoción: asesinada por su fe, humillada en su feminidad y su libertad.
El martirio de los cristianos continúa en países que no permiten la libertad religiosa, así como en aquellos donde el secularismo priva de toda manifestación de fe. En la Sicilia de hoy, los mártires tienen una connotación propia de nuestro tiempo: hace treinta años, el martirio de Don Pino Puglisi, asesinado por la dirección de la mafia porque era testigo del Evangelio y de su poder educativo y disruptivo ante una sociedad plagada de crimen organizado, que tenía como único objetivo esclavizar a la gente a sus propios intereses, especialmente a los más jóvenes. Lo matan “in odium fidei”, no porque fuera un sacerdote antimafia, sino porque el Evangelio es para la verdad, la justicia, la defensa de los oprimidos. El Papa Francisco, en el trigésimo aniversario de la muerte de Don Pino, escribió a Palermo y a toda Sicilia: “Sabemos bien cuánto luchó don Pino para que nadie se sintiera solo frente al desafío de la degradación y los poderes ocultos de la criminalidad; reconocemos también como aislamiento, el individualismo cerrado y omertoso son armas poderosas de quienes quieren someter a los demás a sus propios intereses. La respuesta es comunión, caminar juntos, sentirnos un cuerpo, miembros unidos al Jefe, al pastor y guía de nuestras almas”.
Si Ágata viviera hoy, ¿qué decisiones tomaría con respecto a su testimonio cristiano? ¿De qué lado estaría? Los Santos Mártires nos desafían a un alto nivel de fe.
Hay otros temas que están vinculados al martirio de nuestra Santa Patrona, pero tenemos cuidado de no utilizarlos indebidamente: la violencia contra la mujer, por ejemplo. Santa Águeda no fue asesinada por el feminicidio, ese fenómeno que hoy está haciendo retroceder a nuestra sociedad, aunque quienes quisieron someterla para hacerla renunciar a su fe violaron su persona dos veces: primero, obligándola a convertirse en mujer-objeto en el burdel de Afrodisia, luego atacando su cuerpo. Las de Quinziano y Afrodisias son mentalidades que pisotean los derechos de la mujer, pero lo hacen porque quieren alejarla de una fe distinta a la suya y que se caracterizaba por la bondad de las costumbres, la honestidad, la fidelidad al matrimonio.
Necesitamos redescubrir el verdadero rostro de Ágata. Detrás de lo que queremos atribuirle también por razones culturales, hay un testimonio cristiano que tiene mucho que decir a una sociedad necesitada de regeneración en los valores de la fe ante todo y luego del respeto a la persona, a la legalidad, para la vida civil. La calidad de vida no corresponde sólo a determinadas características económicas, sino a estos valores. ¿Cómo podremos recuperarlos, si no es con la ayuda de Sant’Agata? Esto lo podremos hacer si no sólo estamos atentos a los espectáculos, las iluminaciones y los fuegos artificiales, sino a cómo cada año y cada día la devoción a este Testimonio de la fe puede ayudarnos a crecer en nuestro tiempo.
Una bendición especial para todos los fieles de Ágata que viven en Argentina.