El 9 de julio de 2020 la provincia despedía -en medio de una pandemia atroz- a uno de los referentes del periodismo y las letras en la provincia: Adolfo Argentino Golz; el `decano´, como gustaba que lo llamaran. La escritora, docente y ensayista María Eugenia Faué lo recuerda en esta nota, escrita a propósito de la fecha de su nacimiento, el 8 de febrero de 1930, en Nogoyá.
María Eugenia Faué
Especial para EL DIARIO
Fue un criollo vienés. Adolfo Argentino Golz nació en Nogoyá el 8 de febrero de 1930, pero aprendió a hablar el castellano a los diez años. A los pocos meses de vida Adolfito -diminutivo que lo acompañó durante su vida-, sufrió una dolencia pulmonar por lo cual, su padre, argentino, y su madre, vienesa, decidieron volver a Europa para consultar especialistas.
Su madre confeccionaba sombreros para la ópera de Viena, eso le permitió asistir en su infancia al teatro. “La primera ópera que vi fue Hansel y Gretel, de Humperdink”, recordaba.
Cuando regresó, a los diez años, no sabía una palabra en castellano. “Primero, una prima, que era maestra, me sometió a un tratamiento superintensivo del idioma, a esa edad uno tiene la lengua blanda e hice dos o tres grados en un años y pude ingresar a la Escuela Alvear de Nogoyá” relató Adolfo en una entrevista.
Las críticas no lo desanimaron. “En Nogoyá, en cuarto grado, escribí una obra de teatro para ser representada en la fiesta escolar de fin de año: Pistolas humeantes, basada en las revistas de cow- boys que leía. Cuando se lo llevé a la directora me dijo que era una locura, un mamarracho. Pero, mi maestra, la señorita Uriarte, me apoyó”.
En la Escuela Belgrano era el encargado del periódico escolar, fabricados con un sistema de serigrafía, llamado cola de pescado, antecesor del mimeógrafo.
A los catorce años, escribió sus primeras crónicas deportivas para el diario El Noticioso, de Paraná y, a los quince, se integró a la recién fundada LT14, que pertenecía a la cadena de Radio Belgrano. A la par comenzó a escribir en la sección deportes de EL DIARIO, donde aprendió de prestigiosos periodistas, como Marcelino Román. Curiosamente, Radio LT14 se fundó el 8 de julio de 1945 y el 10 de julio se incorporaba al programa Tribuna deportiva.
SANGRE AZUL…OSCURO
“En lo personal me considero un periodista que escribe libros”, decía. Y haciendo gala del humor que le era característico, añadía: “Una vez me hicieron un análisis de sangre y me salió tinta. Desde la escuela primaria participaba en los periódicos escolares . Luego en la Facultad fundé y dirigí las revistas Letras, y Guía
.
Fue director de las colecciones Entre Ríos y Autores de hoy, de la desaparecida Editorial Colmegna de Santa Fe, dentro de las cuales se publicaron más de sesenta títulos.
Fue autor de más de 15 libros de cuentos, coplas y ensayos y fue incluído en numerosas antologías.
Reconocido melómano, fundador de la seccional Entre Ríos de la SADE, Sociedad Argentina de Escritores entre tantas actividades institucionales, su aproximación a las artes lo llevó a desempeñarse como coordinador artístico de la Filial Del Paraná de Osde y de la Clínica Modelo, cuya sala de arte lleva su nombre.
De alta noche a madrugador
Se jubiló como jefe de comunicaciones de la Regional Inta Paraná. Respecto al ingreso a esa agencia, recordaba lo siguiente: “Muchas veces llegaba a casa con el lechero, después de largas noches de bohemia con el grupo de periodistas. Me dijeron que había un concurso para jefe de servicio de información de la Estación Experimental de INTA Paraná. Me presenté y lo gané. De ahí en más, vino el cambio de hábito. Ahora, cuando el lechero llegaba lechero, yo me iba a trabajar. El tipo quedaba desconcertado. En el INTA, prácticamente hice un servicio militar, porque era madrugar y estar todo el día allá, y cuando se hacían las exposiciones había que salir con los camiones. Estuve 40 años en el INTA (hasta 1998) y diez en la Dirección de Prensa de la Gobernación de Entre Ríos (1948-1958)”. “Y sigo jodiendo”, agregaba sobre su interminable pasión por el periodismo.
“La conocí por teléfono”, confesaba Adolfo al referirse a su esposa, Estela. “Fue allá por 1956 o 1957”, cuando tuvo que hacer una llamada de rutina a Gualeguay, desde la Oficina de Prensa de Casa de Gobierno de Paraná. Lo atendió una secretaria “culta y simpática”. La conversación se prolongó más allá de la información requerida y varios meses después se conocieron, fueron novios y estuvieron casados 27 años. Entre las paredes tapizadas de libros distinciones y objetos de arte de una de sus bibliotecas se destacaba un retrato de Estela, sobrina biznieta del poeta Daniel Elías.
AMISTADES Y MEMORIA
Conoció y frecuentó a reconocidos periodistas y escritores: Aníbal Vázquez, Marcelino Román, Amaro Villanueva, Juan L. Ortiz, Mirko Antelo, Luis Alberto Ruiz, Reynaldo Ros, Rubén Turi, José María Díaz, Luis Mancioni (hermano de Homero Manzi), Luis Sadí Grosso (creador del Premio Fray Mocho de Literatura), Rafael Rovira Vilella, Miguel Ángel Andreetto y a María Esther de Miguel (quien prologó uno de sus libros).
Mentor de Jóvenes periodistas, también caminó las calles de Paraná entre radios y redacciones para que no se olvide la memoria de sus amigos, entre ellos, Luis Sadi Grosso y continuó publicando hasta sus últimos días en la revista Lar de Crespo, y La Acción, de su Nogoyá natal, entre otros medios.
“He vivido el tiempo sin pensar en ello, dejando que el tiempo me viva a mí”, afirmó alguna vez. Ese tiempo le trajo numerosas distinciones como reconocimiento: Mayor Notable del Congreso de la Nación, la Faja de Honor de la SADE, el premio Santa Clara de Asís, el Cimarrón entrerriano, y ser reconocido como Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Paraná en 2015.