jueves , 26 diciembre 2024
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Bronca en el conventillo

Los conventillos fueron el espacio social en que acontecieron innumerables historias -de diverso género y tenor- que fueron reflejadas en la novela, el cuento, el teatro y la crónica periodística.
El cambio en el formato de difusión de EL DIARIO permite reflexionar acerca de las modificaciones que, sobre los medios de comunicación, imponen diversas circunstancias ligadas a los cambios tecnológicos y a las condiciones sociales, económicas y políticas. Y de cómo éstas impactan sobre las políticas de la memoria comunitaria.

El periódico es un actor social y político sin dudas necesario, de fuerte impacto público. Como medio de comunicación social y “Testigo de todas las épocas, la prensa encuentra su lugar en el ámbito de la historia sociocultural, historia política e historia de las ideas, situada como producción escrita en el contexto de su época es considerada privilegiada como expresión cultural ya que permite captar cuáles son las prácticas culturales desplegadas en espacios de sociabilidad y los significados posibles que pueden vehiculizar”.  Así claramente lo expresa Mirta Kircher en su artículo La prensa escrita: actor social y político, espacio de producción cultural y fuente de información histórica, publicada en 2005 en el Nº10 de la Revista de Historia.
Como fuente, el periódico tiene potencialidad explicativa de lo cotidiano, de lo que puede  aparecer como menudo, de aquello que formaba y forma parte de la vivencia sin registro oficial, de hechos que analizados puntillosamente dejan a la vista una cantidad de hilos de los cuales tirar para desplegar un interesante abanico de cuestiones de su contexto de producción.
Como ciudadana, abrazo la tecnología y la adopto en la medida de mis posibilidades en la tercera edad.  Por estos días estoy acostumbrándome a leer El Diario en el teléfono, pero  extraño el contacto con el papel, el poder volver atrás la hoja rápidamente para conectar una noticia con otra o revisar el pie de una fotografía, o mirar el ejemplar de ayer que estaba en la pila de la semana,  para recoger o comparar un dato. Sé que esto también puede hacerse en digital, aunque no es lo mismo. Por ejemplo no puedo anotar cosas en el margen de la hoja. Pero bueno. A veces avanzar implica pérdidas.
Confieso que primero me enojé y pasados unos días sin poder leer mi diario mientras desayunaba,  no tuve más remedio que recurrir al teléfono y espiar  como se veía en digital y ahí voy; aprendiendo y amigándome.
Retomando el hilo de la reflexión sobre esta situación, a partir del primer párrafo acerca del valor de la fuente periodística me pregunto ¿se podrá encontrar dentro de 94 años una pequeña nota pintoresca pero significativa, de un pequeño recuadro publicado en un diario, en policiales, tal como yo pude hacerlo en estos días, mirando un ejemplar de EL DIARIO, de su magnífico archivo obrante en el Archivo General de la Provincia? Honestamente, tengo mis serias dudas porque los sistemas “se caen” y se pierde información. O porque el cambio de soportes, por lo que sé, siempre implica riesgos, que con frecuencia se  efectivizan.  

DECISIÓN DIFÍCIL

Creo que la decisión de terminar la publicación en papel de EL DIARIO debe haber sido institucionalmente muy difícil de tomar y también creo que del mismo modo se buscarán los modos de resguardo más seguros para preservar ese carácter de fuente ineludible de la historia, registrando el hoy para el mañana, y señalo especialmente lo acertado de conservar la estética del formato papel para que los viejitos no nos sintamos tan desubicados.
Desde este hermoso espacio digital, tengo ganas, y sé que otras muchas personas las compartirán, de hacer un pequeño homenaje a EL DIARIO impreso en papel, que ha registrado en él la historia de la ciudad, de la provincia, de la nación y del mundo,  durante 110 años, y que sigue haciéndolo como actor social con fuerte impacto, acorde a lo que técnica y comercialmente  nos  requiere el presente.
Vuelvo aquí a la potencialidad explicativa de lo cotidiano que mencionaba antes. Una pequeña nota en policiales, en una página de EL DIARIO, del año 1931, presenta como ha dicho alguien alguna vez, entre el sainete y la tragedia, la descripción de una situación entre el encargado de una casa de inquilinato de Paraná, y su locatario -que dejamos a conttinuación para la lectura- , no sin señalar antes el hecho de que, guardando las distancias con la escena en sí, muestra entre otras cosas el problema de la vivienda, la situación social del locatario, la falta de un marco legal adecuado para regular la relación contractual, y el relato policial rayano en lo gracioso si no fuera trágico. Queda también considerar ese relato en sí, la descripción escenográfica, la excelente síntesis, como elementos significativos del modo de hacer atractiva la nota,  así como la titulación y la ubicación en la página.

EL EPISODIO

“El encargado de una casa de inquilinato cumplió la noche anterior, en pocos minutos, una `performance´ meritoria. Atacó a golpes al locatario de una de las habitaciones de la finca, y luego sin importársele un ardite las consecuencias, propinó a un segundo que se entrometió en el asunto un serie de trompis y mordiscos  que lo dejaron malparado.
Rafael A., que ocupa una pieza en el conventillo de `La Paloma´ adeudaba el alquiler y por ese motivo había sostenido ya algunas incidencias con el encargado de aquélla.  En la noche anterior el primero pretendió entrar en la finca, pero en la puerta se presentó el inflexible encargado, quien armado de un `bufoso´ y con el gesto fiero lo amenazó con darle boleto de mudanza al `potrero de las ánimas´ si pretendía pasar al interior.
Anastasio, con un `julepe´ mayúsculo huyó y regresó al rato acompañado de un compinche suyo a quien los amigos le llamaban el `nene de las puñaladas´. Mientras éste acariciaba la fariñera, el encargado, en un santiamén la emprendió a golpes con su inquilino y le desgarró la ropa en varias partes. Ante lo insólito de la agresión, el compinche salió en defensa del pobre Anastasio, pero aquél, haciendo derroche de una inaudita guapeza, aplicó al compañero de Anastasio una feroz paliza, y no contento con esto le mordió una oreja.
Magullado y mordido, el `tauro´ emprendió la retirada, olvidándose que llevaba una cuchilla”.


Como fuente, el periódico tiene potencialidad explicativa de lo cotidiano, de lo que puede  aparecer como menudo, de aquello que formaba y forma parte de la vivencia sin registro oficial





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