Tenía siete años cuando empezó a tocar a escondidas el bandoneón de su padre. A los 10, subió por primera vez a un escenario y desde entonces ha recorrido Argentina y el extranjero. Nacido en Federal y referente de la música del Litoral, trabaja en un relevamiento de fiestas populares y un álbum de chamamé inspirado en los jóvenes y su relación con las redes sociales.
Luis Pajarito Silvestri es un destacado músico de la ciudad de Federal. Bandoneonista, acordeonista, compositor y cantante comenzó su relación con los instrumentos y la música -como un fuerte legado familiar y una pasión personal- por un impulso irrefrenable a los 7 años.
“La música es algo que me fluye, está en mí”, dice Silvestri en relación a la vocación heredada, y añade que su inquietud “es poder realzar los personajes, las historias del pueblo (Federal), de la zona, de Entre Ríos”.
Entre sus proyectos, cuenta que empezó un relevamiento de las fiestas populares que se realizan en la provincia. Se propone investigar cómo surgió cada festival, quiénes fueron los impulsores, qué representan para la comunidad. Dice que el sentido es recabar la historia y también “contagiar a algunas localidades o escuelas que están iniciando festividades puebleras, terruñeras”. También se entusiasma al hablar de un álbum en ejecución que consiste en canciones de chamamé con letras inspiradas en los intereses y gustos de los adolescentes. La idea, explica, es poder ampliar el alcance de ese género, como un modo de expresión y representación de la realidad de los jóvenes.
Mientras tanto, sigue realizando presentaciones por escenarios nacionales y también de otros países: ha estado de gira en Italia, Holanda y Brasil. Aunque, aclara que el escenario mayor para él es el del Festival Nacional del Chamamé de Federal.
TALENTO INNATO
Pajarito Silvestri nació en San Jaime de la Frontera, el 5 de marzo de 1983, y luego de pasar un corto período con su familia por Federación, su vida transcurrió en Federal entre un papá y abuelos músicos. Una imagen que trae a la conversación es la de su padre y su abuelo, saliendo en bicicleta de su casa, después de trabajar, con sus instrumentos, rumbo a escuelas de campo, estancias o cumpleaños a tocar.
Tenía 7 años cuando empezó, junto a su hermano, a sacarle a escondidas, de arriba de un ropero, el bandoneón a su papá, cada vez que se iba a trabajar. “Empezamos jugando, a tocar de oído, hasta que un día llegó mi papá y le mostramos que teníamos aprendida la melodía de La Vestido Celeste. Ahí nos empezó a enseñar. Mi hermano dejó al tiempo y yo seguí en el camino del instrumento y la música”, relata sobre sus inicios.
A los 10 años, se subió por primera vez a un escenario – fue en el pre Federal- y desde entonces continuó en el festival de su pueblo y en distintos lugares de Argentina, como Cosquín, Ushuaia, Salta, Corrientes, Jesús María, y del exterior.
Su marca es el chamamé, pero también ritmos del litoral (rasguido doble, vals, chamarrita) y en una gira por Europa interpretó tangos de Astor Piazzolla y sigue estudiando este género. Entre sus proyectos como solista se encuentra una presentación de tango y chamamé para abril, en Brasil. Tiene en carpeta además incursionar en la música pop.
DOCENCIA
A la par de su tarea artística, Silvestri es Profesor de Arte con Orientación Musical, carrera que cursó en Concordia mientras trabajaba de bici mandado, entre otros puestos, y es docente desde 2007 en escuelas primaria, secundaria y terciaria de Federal. Actualmente trabaja en un nuevo álbum titulado Canciones de la Secundaria, que ya cuenta con un chamamé cuyo nombre es Me mira los estados (de WhatsApp) -una historia de amor y desencuentro entre dos jóvenes que transcurre cruzada por las redes sociales-. El disco es realizado por Pajarito Silvestri y su Grupo Enramada que integra desde 2014. Antes fue parte de Nostalgia Guaraní, Alma de Montiel, Cuarteto Santa Ana (Corrientes), entre otros.
INSPIRACIÓN
Su música y poesía honran la vida de campo, las historias, los paisanos, los boliches de la zona. Todo ello le es cercano y es motivo de inspiración, explica, y la inspiración es tan impredecible que relata, por ejemplo, cómo le surgió la letra de Lucio Mondragón, “un chamamé que ahora canta la gente”. Cuenta que iba en el colectivo, de viaje hacia Concordia, y dos mujeres empezaron a comentar lo que le había pasado a un trabajador rural. Se trataba de “un paisano que se brindó en una estancia, que nunca pensó que se iba a tener que ir de ahí. Pero la propiedad se vendió, la compró un joven español y cambió todo el personal. Entonces él va y se toma una copa en el bar La Armonía, ubicado en la ruta 22, y de ahí se va al río Gualeguay y se despide de este mundo”, describe con emoción el músico, que repara en la casualidad de que justo cuando escuchaba a las mujeres observa por la ventanilla y ve el bar La Armonía. “Y ahí vino la inspiración”, afirma.
FEDERAL, EL MÁS GRANDE
Si bien ha recorrido distintos escenarios, para Pajarito Silvestri “el más imponente” es el Festival Nacional del Chamamé de Federal, que este año será entre el 3 y el 11 de febrero.
Es que “cuando uno está frente a la gente que ve siempre, en la panadería, en el supermercado, es como que tiene que vencer toda esa imagen de ‘te veo todos los días’ y convencerla nuevamente de lo que uno está haciendo. Se tiene que plantar como artista, manejar el escenario, decirle estoy acá no porque soy de Federal sino porque tengo algo importante que decirles. En las presentaciones, si no conmuevo el corazón de alguien es como que estuve en vano. Entonces mi objetivo es que alguien que me escuche, se vaya un poco más enamorado de su pareja, de los hijos, un poco más convencido de la familia, del terruño, del pueblo. Ese es el objetivo de mis presentaciones”, concluye.