1822
Se adopta el pabellón nacional y se crea el sello o escudo de Entre Ríos
El Congreso “tomó en consideración la diversidad de banderas, sellos y distintivos con que cada jefe se ha creído hasta ahora autorizado para señalar su partido, y los tristes y ridículos efectos que ha tenido esta arbitrariedad en la opinión de los pueblos y en nuestro crédito exterior; y deseoso de ocurrir de todos modos a restablecer y generalizar los únicos verdaderos principios, que han de regirnos en todo caso en esta materia, cualquiera que sea la forma del gobierno general”, ordenó y mandó que en todas las plazas, puertos y fuertes de la Provincia, buques de guerra, casas particulares etc. no se enarbole otro pabellón que el azul y blanco, aprobado por la Asamblea del 13, que vino a substituir a la bandera entrerriana de origen artiguista, es decir, la misma bandera cruzada diagonalmente con una franja roja desprendida de la parte superior contra el asta. Esta disposición impulsada por el gobernador Lucio Mansilla estuvo vigente hasta la creación de la nueva bandera de Entre Ríos por el gobernador Pascual Echagüe, por decreto del 13 de diciembre de 1833 y ley del 28 del mismo mes y año. Esta bandera constaba de tres fajas “horizontales debiendo ser blanca la del centro, azul y colorada la de los lados, poniéndose en la parte superior la azul hasta la mitad de la bandera y el mismo escudo en el centro”.
En la primera sesión, del 12 de marzo, el Congreso adoptó el sello o escudo para la Provincia que, al solo efecto de que se reconozca a qué provincia pertenece la plaza, fuerte o buque, se ubicaría en el centro de la bandera. El sello sería en adelante “un escudo ovalado, y formado con un cordón por el canto, y dos ramos de laurel por dentro. El óvalo se dividirá horizontalmente en dos cuarteles irregulares. La división la harán las manos entrelazadas. En el superior de menor extensión, habrá una medalla de plata en campo grana, con esta inscripción distribuida proporcionalmente, por la parte de arriba: “Provincia de Entre Ríos”. En el inferior, de mayor extensión, habrá un sol de oro en campo verde. Por encima de él se verá esta inscripción distribuida del mismo modo: “Unión, Libertad y Fuerza”.
Con fecha 16 de marzo de 1836, el Congreso, en una reafirmación de sus convicciones en favor del “sistema sagrado de la Federación”, mandó que en el escudo de armas de la Provincia se pondrá el siguiente lema: “Federación, Libertad y Fuerza”, que se conserva en la actualidad.
1823
Se decreta la abolición de los diezmos
Para ello se tuvo en cuenta lo poco exacto con que se les cobraba y la injusticia de hacerlos recaer sobre “la clase útil y noble del Estado: tal es la de hacendados y labradores”. Aunque esta medida estaba inspirada en el avance anticlerical propiciado por las reformas que impulsaba Bernardino Rivadavia, ministro del gobernador de Buenos Aires, Martín Rodríguez. Por el art. S9 se autorizó a los habitantes que “quisieran desplegar su celo religioso” a destinar al culto una población de cualquier género “y a que lo hagan llegar al gobierno para invertirla en la construcción de templos”.
Esta medida, que tendía a afectar los intereses de la Iglesia, quedó sin efecto el 4 de mayo de 1833, en que se mandó cobrar el diezmo, a cuyo derecho se calificó de “divino en cuanto a la sustancia y en cuanto a la cantidad”. Declaró en vigor las leyes de la nueva recopilación de Indias, relativa al cobro de diezmos”. Dispuso que del producto total a que ascendieren se separe al Estado la parte que está concedida por gracia del Sumo Pontífice.
1842
La Sala de Representantes elige gobernador al general José María Paz
En la misma fecha había renunciado el gobernador provisorio, sargento mayor Pedro Pablo Seguí. El gobernador Paz confirmó como ministro al médico Antonio Florencio del Rivero y nombró para otra cartera a Santiago Derqui.
En esos momentos se asiste a una crisis definitiva de la situación creada por los jefes responsables de la nueva campaña contra Rosas, que se habían reunido en Paraná, los generales Paz, que invadió la Provincia, desde Corrientes, y Rivera que lo hizo por el río Uruguay, viniendo de la Banda Oriental, y los gobernadores de Corrientes y Santa Fe, generales Pedro Ferré y Juan Pablo López. Aquí se reunieron para acomodar ideas y desde aquí se dispersaron descontentos y disgustados. Quedó únicamente Paz, solo y sin fuerzas que lo apuntalaran. No obstante, en el concepto vecinal representaba la única garantía de orden. Su actuación fue efímera.
(Extractado de Aníbal S. Vásquez, Dos siglos de vida entrerriana)
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