Con el propósito de rescatar y proyectar la poética del autor santafesino, el paranaense Santiago Gómez, acompañado por el Ensamble Migno, concretaron una grabación que forma parte del catálogo de sello Shagrada Medra y que esperan presentar durante este año. Uno de los ejes fue “hacer hablar la obra del poeta” a través de canciones.
Uniendo su interés por la obra y la poética Julio Migno (1915-1993) Santiago Gómez y el Ensamble Migno dieron forma a Tierra sagrada, un proyecto que les permitió grabar una serie de poemas del autor sanjavierino.
La grabación -que forma parte del sello Shagrada Medra- se puso a disposición del público a fines del año pasado, y el proyecto se dio a conocer en 2022 con un concierto en La Vieja Usina. Pero ahora el grupo de jóvenes músicos integrantes del proyecto esperan concretar una presentación con la producción concluída durante el corriente año.
“Esta propuesta, que lleva por nombre el título de un poema, busca conectarse con la dimensión íntima y por tanto mística de la poesía del enorme escritor santafesino Julio Migno, para difundir su obra que sería difundir su postura frente a la vida, su visión de libertad, virtud sacralizadora de la existencia humana; y frente a su tierra”, dijo a EL DIARIO. Santiago Gómez.
El compositor, productor, arreglador y docente paranaense ha construído desde su acercamiento a la guitarra, a los 15 años, su camino a través de la canción. Abordando diversos géneros, siempre de raíz popular, a través de varios proyectos y con el acento puesto en la creación y en la palabra cantada.
En el proyecto Tierra Sagrada, junto a Ensamble Migno, asumen el desafío de indagar en la canción que se esconde en cada texto abordado. Tarea diferente a la de musicalizar poemas.
Los géneros de las músicas que presenta el disco, “son ritmos del litoral en su gran mayoría abordados con sumo respeto y solvencia, queriendo reflejar esta consonancia con el paisaje propia de lo textos”. El contenido del CD permite apreciar rasguido doble, chamamé, tanguito montielero, milonga y un aire de huella.
En relación al poder intrínseco de la poesía, Santiago Gómez y Ensamble Migno señalan que “la poesía es el alma de los pueblos, si alguien quiere conocer la esencia de una comunidad, debe indagar en esa manifestación antigua cobijada a la sombra de las alas de la belleza y el pensamiento. También para someterlo, es preciso borrar todo contacto con esta dimensión espiritual, como lamentablemente hemos experimentado sucesos de esta índole. En estos tiempos donde las fronteras son difusas, tanto las externas como las internas, cobra sentido la paradoja de que existe una urgencia por sumergirse en la raiz de la propia identidad. Es imperioso para sobrevivir conectarse con la dimensión atemporal de nuestro ser, tanto personal como comunitario”.
RAÍCES
La grabación fue posible gracias a un subsidio otorgado por el Fondo Nacional de las Artes (FNA) El trabajo se grabó gracias al subsidio del FNA y trata de trasladar en canciones lo que Julio Migno quiso expresar en cuando al paisaje fluvial como parte de sí mismo.
Al referirse al origen de este proyecto, Santiago Gómez cuenta que “se gestó a partir de encuentros con el zurdo (Miguel) Martínez. Yo venía del rock y de otras músicas y quería componer música de raíz folclórica. Empezaron a salir espontáneamente chamamés y otros temas. Martínez me recomienda que comenzara a poner música a textos de otros, sobre todo con poetas de la zona. Él mismo me sugiere Julio Migno, a quien conocía por mi papá, que lo tenía en la biblioteca de casa. Me puse a componer, y una de las primeras canciones que salió está en ese disco. Fue un trabajo doméstico, incluso como una especie de ejercicio, como para abrir ahí una brecha creativa, folclórica. Nunca lo pensé proyectado sobre un escenario, ni menos un disco.”
Con el tiempo el cantautor, que por entonces tenía 20 años, comenzó a sumar sus temas. “Pude ver que tenía material para un álbum. Me contacté con Olga, la hija de Julio Migno, para buscar permisos y licencias y cosas así. Y se dió una amistad muy linda, no solamente con Olga, sino como con toda una fraternidad de gente fantástica, alrededor de la poesía de su padre, historiadores, otros músicos, recitadores, periodistas.”
Al ensamblar música y versos, Gómez confía: “Respeté el acento de cada palabra”.
Finalmente, luego de un intenso proceso de trabajo, quedaron once temas para el disco que se basan en ritmos de Huella, chamamé, chamarrita, milonga, valseado.
En este punto, elegir un ritmo para acompañar un texto fue un camino que se dio de modo muy natural.
FIGURA CLAVE
En Tierra Sagrada, Gómez y el Ensamble Migno abordan casi toda la obra de tono más gauchesco escrita por el poeta.
“Siempre escribía letras y quería componer, ese siempre fue mi motor, nunca me vi como guitarrista si bien me apasiona la guitarra. Me encanta y sigo aprendiendo, me da mucho placer y regocijo el instrumento en sí, nunca me vi como tal, sino como autor de canciones, siempre pensé la guitarra para la canción”, confía el cantautor paranaense para quien Julio Migno “es un poeta que emociona hondamente, que toca fibras que nos ponen en contacto con lo verdadero”
Y en ese punto rescata ejes en la poética del escritor santafesino, como “reflejar el paisaje, una perspectiva conservacionista, ligada a la ecología, al cuidado de la naturaleza”.
“Creo que algo clave de la figura de Migno, que impacta a quien lo conoce a través de sus poemas y su vida es que expresa claramente lo importante de ser digno; de que hay cosas que no se compran ni se venden”. Porque como el poeta expresó, la coherencia trata de “existir de acuerdo a verdades que antes que dichas, son vividas, encarnadas”.
Integrantes del ensamble
El Ensamble Migno está integrado por: Santiago Gómez (guitarra), Paola Leiva (voz), Hernán Loglio (bajo), Ramiro Matteoda (guitarra), Gustavo Reynoso (bandoneón) y Florencia Schroeder (guitarra).
Para la concreción del disco Tierra Sagrada, el Ensamble contó con la colaboración de: Mauricio Laferrara, Jorge Fandermole, Marci Müller, Miriam Gutierrez, Javier Rivero, Orlando Vera Cruz, José Bulos, Andres Mayer, Ramiro Mateoda, Gustavo Reynoso, Guillermina Osella y Guillermo Trobbiani.