El Programa ProHuerta, una histórica herramienta de asistencia y capacitación para la producción de alimentos que significó una importante ayuda para los sectores vulnerables, habría dejado de funcionar desde este mes, según admitieron diversas fuentes oficiales, y hay incertidumbre sobre si seguirá bajo otro formato.
Celia Berzoni tiene 77 años, es de Ituzaingó, provincia de Buenos Aires, y desde hace 32 años integra el ProHuerta, programa que, según dice, le ha permitido capacitarse tanto ella como otras 1000 familias en la región para poder tener sus propios alimentos.
El programa dependía económicamente del Ministerio de Capital Humano, cartera a cargo de Sandra Pettovello. En ese organismo no respondieron ante las consultas periodísticas.
Desde diciembre no tiene designado a nadie con habilitación de firma para el financiamiento de las semillas. Esta herramienta entrega más de 1 millón de kits de semillas a más de 600.000 huertas familiares y escolares.
Este espacio, dicen, permitió la creación de 15.000 granjas agroecológicas y se entregaron más de 200.000 aves a las familias para su sustento. En total, capacitó a 170.000 personas desde el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria [INTA], organismo que reparte la semilla.
El programa fue creado por Daniel Díaz, un agrónomo con un posgrado en Desarrollo Rural y Abastecimiento Alimentario quien fue su coordinador nacional hasta 2006. Su idea fue incluso exportada a países como Haití, donde necesitan asistencia alimentaria.
Javier Ortega, exdirector de la Fundación ArgenINTA hasta 2015, cita un libro de Díaz considerado dentro del sistema como una eminencia: dice que “un dólar invertido en el ProHuerta tiene un retorno de 2,5 dólares”.
“El programa es 150% rentable, es la inversión más rentable que hay”, afirma. Ortega recuerda que la base del programa son los 10.000 promotores voluntarios que constantemente se capacitan.
“El corazón del programa son ellos y no cobran un centavo. El 67% de ese total son mujeres. Ahora, el Prohuerta alcanza en total a unos 4 millones de personas, porque las producciones de estas familias se conduce a través de 800 ferias agroecológicas que son coordinadas con clubes e instituciones. Este es un programa que no cuesta nada y no tenía techo”, señala.