Estudios privados coinciden en que son malos tiempos para conseguir o mantener un empleo decente, entendiéndolo como aquel que posibilita el desarrollo de una vida digna y el acceso a las prestaciones del sistema de seguridad social.
Debido a la recesión económica inducida por el Gobierno, la oferta de puestos laborales desciende desde fines de 2023. La filial de la consultora especializada ManpowerGroup anticipó la continuación de la tendencia en su análisis sobre el recién concluido primer trimestre. “La Argentina tiene la peor expectativa de empleo del mundo para los próximos meses”, advirtió.
La novedad en este panorama es que el Estado nacional, en lugar de amortiguar el golpe con ayudas a quienes no logran ingresar al universo del trabajo formal, lleva adelante un severo plan de despidos (o corte de contratos) a empleados públicos.
A esto se agrega la virtual supresión de un conjunto de políticas activas de promoción del empleo, con el objetivo de sanear las cuentas públicas. Los recortes de partidas presupuestarias específicas dejarán en situación de mayor vulnerabilidad a un amplio conjunto de trabajadores jóvenes y desempleados.
El ciclo de crecimiento del empleo formal se mantuvo durante varios años, pero concluyó en septiembre pasado, de acuerdo con datos oficiales. En octubre la variación mensual fue de 0%; en noviembre cayó con fuerza (- 0,8%) y en diciembre quedó sin cambios.
Así, 2023 terminó con 13,3 millones de trabajadores formales. Este parece haber sido el punto más alto en esta materia, compuesto por casi 10,3 millones de personas con empleo asalariado registrado (incluyendo a los sectores privado, y público, y el trabajo en casas particulares) y 3 millones con trabajo independiente (monotributistas y autónomos).
Luego de que se observaran tasas de variación mensual positivas en el empleo registrado privado de forma ininterrumpida durante tres años, desde agosto de 2020, se verificaron caídas en cada mes del último cuatrimestre de 2023.
Las estadísticas sobre los meses recientes llegarán a mediados de 2024, pero nadie duda de que en el trimestre enero−marzo las cosas empeoraron súbitamente. Y no se observan signos cercanos de un giro favorable, dado que la inflación persiste en niveles elevados, resiente el consumo y pone un freno a la actividad en la industria, el comercio y los servicios.
Fuerte deterioro
Ya en el verano la Encuesta de Expectativas de Manpower, que abarcó a más de 39.000 empleadores de 41 países, avizoraba para Argentina un gradual deterioro de la tasa de empleo. Otros analistas proyectan que la desocupación, que hasta el cierre de 2023 rondaba el 6%, superaría en los próximos meses la barrera de los dos dígitos. Esto es, por encima del 10%.
Por su parte, la consultora Bumeran indagó a 254 especialistas en recursos humanos y precisó que la contratación de empleados será 6% inferior este año frente a 2022 y caerá 10 puntos en comparación con 2021. Un cuarto de los empresarios entrevistados, por lo pronto, anticipó una reducción de personal.
El repunte del empleo dependerá de la superación del actual parate en la actividad, que el Gobierno estima en un plazo relativamente breve. El asesor Federico Sturzenegger habló de seis meses como plazo para que lleguen los «beneficios» del plan en curso. “Si la situación fiscal se resuelve, se resuelve la inflación y el problema del crecimiento”, consideró.
Desde luego, otras proyecciones ponen en duda ese pronóstico optimista. En todo caso cabe relativizar los vaticinios oficialistas cuando lo que está en marcha, con miras a sostener el superávit de las cuentas públicas, es una importante reconfiguración de los planes de apoyo estatal a personas sin empleo.
Esa reorientación se está ejecutando mediante un drástico recorte en las partidas presupuestarias para esos fines, complementada con la «depuración» del padrón de beneficiarios.
En reemplazo de las políticas públicas vigentes hasta fines de 2023, el Ministerio de Capital Humano diseñó un esquema que minimiza la responsabilidad estatal, a la vez que limita severamente los fondos de ayuda.
Metas
El objetivo, señaló la cartera que conduce Sandra Pettovello, es “asistir a quienes poseen dificultades de acceso a empleos formales a través de acciones que mejoren sus competencias laborales y faciliten su inserción en empleos de calidad”. Dicho de otro modo, el esfuerzo para salir del desempleo es ahora prácticamente exclusivo del desocupado.
En ese sentido, el recién creado portal Fomentar Empleo ofrece el acceso a prestaciones de orientación laboral, formación profesional, prácticas en ambientes de trabajo y programa de inserción laboral asistida de la Secretaría de Empleo.
A su vez, las empleadoras o los empleadores que realicen una búsqueda laboral por medio de ese portal podrán acceder a incentivos por las contrataciones que realicen, tales como una reducción del 100% de las contribuciones patronales. La expectativa oficial es convertir gradualmente en empleados formales a los actuales beneficiarios del plan Potenciar Trabajo (1,6 millones de personas, cifra que irá bajando ya que se cerró la inscripción, pese a que el desempleo está en aumento) ahora desdoblado en Volver al Trabajo y Acompañamiento Social. Las empresas empleadoras tendrán asimismo como estímulo el pago gubernamental del salario mínimo de esos nuevos trabajadores: operarios y empleados a los que no le será fácil conseguir conchabos, aunque estén mejor capacitados, cuando el Estado despide y la política económica emite señales poco promisorias para que las empresas refuercen sus nóminas de personal.