Esta especia milenaria utilizada en la gastronomía de Asia, posee propiedades que contribuyen a la mejora de la memoria y la reducción de procesos inflamatorios en el cuerpo.
En la búsqueda de alternativas naturales para la mejora de la salud cognitiva y el alivio de afecciones inflamatorias, un condimento llamó la atención de investigadores y profesionales de la salud. La cúrcuma se utiliza desde hace miles de años en la cocina de varios países de Asia, y no solo enriquece los platos con su color y sabor característicos, sino que también ofrece beneficios notables para la salud debido a sus componentes activos.
Estudios recientes demostraron que este condimento contiene compuestos con potentes propiedades antiinflamatorias y antioxidantes. Estas características lo convierten en un aliado valioso en la lucha contra diversas afecciones, incluyendo aquellas relacionadas con el deterioro cognitivo y la inflamación crónica.
Qué es la cúrcuma
La cúrcuma es una especia que se obtiene del rizoma secado y molido de la planta Curcuma longa, perteneciente a la familia del jengibre. Es originaria del sur de Asia, donde se usó tanto en la gastronomía para otorgar un color amarillo intenso a los alimentos, como en la medicina tradicional debido a sus propiedades terapéuticas.
Los rizomas de la planta, se pueden usar frescos o procesar hirviéndolos, secándolos y luego moliéndolos en polvo. Está disponible en varias formas como cápsulas, tés y extractos. Según especialistas, la cúrcuma aporta numerosos beneficios para la salud, lo que hace recomendable su inclusión en la dieta diaria.
Cómo ayuda a mejorar la memoria
Un ensayo clínico reciente reveló un descubrimiento prometedor para la salud cognitiva: la curcumina, un componente activo de la cúrcuma, podría tener efectos beneficiosos en la mejora de la memoria en adultos sin demencia. Se observó que el consumo diario de 90 miligramos de curcumina, administrada dos veces al día durante un período de 18 meses, conlleva a una mejora notable en el rendimiento de la memoria de quienes participaron en el estudio.
La investigación se centra en las propiedades antiinflamatorias y antioxidantes de la curcumina, sugiriendo que estos componentes son claves en la prevención del deterioro neurocognitivo. “Los investigadores pensaron que la reducción de la inflamación cerebral y las propiedades antioxidantes de la curcumina conducían a un menor deterioro de la neurocognición, que es la capacidad de pensar y razonar”, explicaron. Este hallazgo no solo abre nuevas vías para el tratamiento de enfermedades relacionadas con la edad y el deterioro cognitivo, sino que también destaca la importancia de seguir explorando los beneficios potenciales de los compuestos naturales en la medicina.
Esta investigación podría representar un cambio en la manera de llevar a cabo el cuidado del cerebro a través de la dieta y suplementación. Sin embargo, remarcan la importancia de proceder con cautela y siempre consultar a un profesional de la salud ante cualquier duda o inquietud sobre problemas de memoria. Es decir, si bien los resultados son prometedores, cada individuo tiene necesidades y condiciones de salud únicas que deben considerarse.
Cómo alivia la inflamación
También gracias a la curcumina, su principal componente activo, la cúrcuma ofrece propiedades antiinflamatorias. Este agente fitoquímico interviene en los procesos inflamatorios del cuerpo al inhibir la actividad de moléculas y enzimas específicas involucradas en la inflamación. Entre estas, se destacan las ciclooxigenasas (COX) y las lipooxigenasas (LOX), así como el factor nuclear kappa B (NF-κB), todos los cuales juegan roles centrales en el desarrollo y mantenimiento de los procesos inflamatorios. Al bloquear estos mecanismos, la curcumina ayuda a reducir la inflamación y modula la respuesta del cuerpo.
Además, su capacidad para actuar como un poderoso antioxidante complementa su función antiinflamatoria. Al neutralizar los radicales libres y proteger contra el estrés oxidativo, la curcumina reduce el daño celular que puede conducir a la inflamación. Este doble mecanismo de acción, tanto antiinflamatorio como antioxidante, hace de la cúrcuma un agente terapéutico contra una variedad de condiciones inflamatorias crónicas, incluidas enfermedades cardiovasculares, diabetes, y ciertos tipos de cáncer, aliviando los síntomas y promoviendo la salud general.
Otros beneficios
La cúrcuma, más allá de mejorar la memoria y aliviar la inflamación, ofrece varios otros beneficios para la salud. Entre ellos, destacan sus propiedades antioxidantes, que ayudan a combatir el daño celular causado por los radicales libres, contribuyendo así a la prevención de enfermedades crónicas y al envejecimiento saludable. Asimismo, la curcumina mostró potencial para sanar la salud del corazón, al mejorar la función endotelial y reducir el riesgo de formación de coágulos y arteriosclerosis.
Además, estudios sugieren que la cúrcuma puede jugar un papel en la prevención y tratamiento de ciertos tipos de cáncer, debido a su capacidad para influir en varios procesos biológicos involucrados en el desarrollo y progresión de la enfermedad. También se observó que la cúrcuma puede contribuir a la salud digestiva, aliviando síntomas de trastornos como la indigestión y la inflamación del tracto gastrointestinal. Por otro lado, se investiga su efecto sobre la regulación de los niveles de glucosa en sangre y la mejora de la sensibilidad a la insulina, lo que podría ser beneficioso para el manejo de la diabetes.
Quiénes no pueden consumirla
Sin embargo, los mismos agentes de la cúrcuma que apoyan la salud digestiva pueden también causar irritación si se ingiere en grandes cantidades. La cúrcuma estimula el estómago para producir más ácido gástrico, si bien esto ayuda a la digestión de algunas personas, realmente puede afectar a otras.
También las propiedades purificantes de la cúrcuma pueden generar sangrados con mayor facilidad. No está claro por qué sucede esto. Las personas que tienen problemas en la sangre, especialmente las que poseen la sangre muy delgada, es mejor que no consuman cúrcuma.
Cómo consumirla
La cúrcuma se puede consumir de diversas maneras, tanto con fines culinarios como medicinales. Una forma común para integrarla en la alimentación diaria, es añadiéndola en polvo a sopas, guisos, arroces, y especialmente en platos que lleven curry, ya que es uno de sus ingredientes principales. También se puede usar para preparar infusiones o tés, mezclándola con agua caliente y, si se desea, agregando otros ingredientes como limón, miel o jengibre para mejorar su sabor.
Para fines terapéuticos, la cúrcuma está disponible en cápsulas y extractos, que ofrecen una dosis concentrada de curcumina. Es importante considerar que la absorción de la curcumina por el organismo se mejora significativamente cuando se consume junto con pimienta negra, la cual contiene piperina, que incrementa su biodisponibilidad. Además, combinarla con grasas saludables como el aceite de oliva puede facilitar su absorción, dado que la curcumina es liposoluble.
Preparación del té de cúrcuma
Se puede preparar usando polvo puro de cúrcuma o cúrcuma rallada, molida o deshidratada. Las preparaciones de cúrcuma fermentada, que se venden comúnmente como productos de té, afirman tener mayores concentraciones de curcumina biológicamente disponible o absorbible.
Para preparar una taza de té, los ingredientes que se necesitan son: 1 taza de agua o leche, 1 cucharadita de cúrcuma, 1 cucharadita de canela, 1 cucharada de miel y media cucharadita de pimienta negra
Primero se debe hervir el agua o la leche. Luego se deben añadir los demás ingredientes al líquido hirviendo. Se sumerge durante 10 a 15 minutos. Después de completar estos pasos, es posible colar el té en un recipiente y dejar que se enfríe antes de beberlo.