Con los votos asegurados para la aprobación en general, quedan dudas en algunos artículos. El oficialismo tuvo que hacer varias concesiones para llegar a un acuerdo.
Días atrás, en el plenario de las comisiones en la Cámara de Diputados, luego de trabajosas negociaciones con la oposición dialoguista, los libertarios se alzaron con el dictamen de mayoría del proyecto.
Un trofeo que simboliza el triunfo del diálogo sobre la intransigencia de Milei a transar con “la casta”, aunque a un precio mayor de lo que hubiese deseado el Gobierno.
De aquellos 664 artículos y seis anexos del proyecto con que Milei inauguró su mandato y que llevaba el pomposo título de “Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos” quedó, por obra de la motosierra opositora, un texto más modesto con 232 artículos y un solo anexo.
Diferencias
La diferencia no es solo cuantitativa; también es cualitativa: esta nueva redacción condensa un consenso mayor que aquel malogrado dictamen que naufragó en enero pasado por una combinación de mala praxis en las negociaciones, jugadas arteras de un sector opositor y una dosis soberbia libertaria.
El horizonte para su aprobación luce ahora más despejado, al menos en la Cámara de Diputados. El Senado será otro cantar.
“La negociación fue difícil, pero al final, casi desesperados para que no se cayera el proyecto, nos concedieron casi todas las modificaciones que demandábamos”, exaltan los dialoguistas opositores. “Es la ley posible”, se consuelan los negociadores oficialistas que, después de cinco meses sin poder exhibir una ley de cuño propio –todo un récord desde la recuperación democrática-, se ven apremiados por dar muestras de gobernabilidad ante los ojos aún escépticos del FMI y del círculo empresario local.
Sin alternativas
La oposición tampoco tenía margen para retacearle más tiempo las primeras herramientas a un gobierno que, mal que les pese, aún goza de un amplio favor de una sociedad que le exige mostrarse cooperativo. Ambas partes no tuvieron otra alternativa que arremangarse para llegar al mejor acuerdo posible.
Milei se encomendó en su hombre de mayor confianza, el jefe de Gabinete Nicolás Posse –ausente en las negociaciones de enero- y confió una vez más en la sempiterna plasticidad del ministro del Interior Guillermo Francos. El clima había cambiado y las tensiones aflojaron.
Como toda negociación en la que están en juego las urgencias del Ejecutivo y las necesidades de las provincias, las transacciones fueron difíciles. La fragmentación en los sectores dialoguistas, cada uno con sus demandas, las complejizaron todavía más. Después de dos meses de idas y venidas finalmente hubo fumata.
Lo que viene
El Gobierno, no obstante, se equivocaría si canta victoria antes de tiempo: los opositores llevarán más reclamos al debate en el recinto este lunes, cuando arranque la sesión maratónica.
Mayorías transversales y circunstanciales podrían dar vuelta algún artículo o incorporar otros indeseados por el Ejecutivo. Los votos se contarán de a uno: serán los momentos de mayor tensión que arrojará el espectáculo legislativo.
De no mediar imprevistos ni arrebatos presidenciales de último momento, la media sanción de la Ley de Bases y del paquete de reformas fiscales se asoma como el primer triunfo libertario en el Congreso.
Festejará el ala negociadora de la Casa Rosada. ¿Festejará Milei? Paradójicamente este triunfo lo despojará de su bandera discursiva más entrañable: con la casta política no se negocia, menos aún las ideas de la libertad. Lo que para la política convencional es natural –el diálogo y la negociación- para Milei es una claudicación.
En la vorágine de un debate maratónico todo puede suceder, aunque previo a convocar a la sesión oficialistas y opositores dialoguistas se tomaron el trabajo de hacer un conteo fino de los votos sobre los puntos más conflictivos. No hay margen para repetir el fracaso de enero. El veredicto fue favorable, aunque admiten que todavía puede haber lugar a sorpresas.
Las concesiones más importantes
-Reforma Laboral. El oficialismo acordó introducir una reforma acotada.
-Privatizaciones. De las 41 empresas a ser sujetas de privatización en el proyecto original de Bases, quedó solo una decena. Fue excluida del listado el Banco Nación
-Se eliminó un artículo que le otorgaba al PEN amplias facultades en materia de desregulación económica y disponer la derogación o modificación de leyes que, de forma manifiesta, generen distorsiones en los precios de mercado, un sobrecosto en el sector regulado, o la escasez de bienes y servicios sin justificación de interés público suficiente.
-Organismos públicos a ser disueltos. la oposición logró ampliar el listado a varias entidades públicas originalmente no incluidas, entre ellas el Conicet, el Anmat, el Incaa, el Incucai, el CNEA, entre otros.
-Impuesto a las Ganancias. El Gobierno aceptó que se instrumente una actualización trimestral este año por IPC del monto mínimo no imponible y de las escalas. Será semestral a partir del primer día de 2025.
-Blanqueo y moratoria. Si bien los bloques dialoguistas están de acuerdo, lograron incorporar la figura del contribuyente cumplidor (tanto personas físicas como jurídicas) con beneficios tributarios.