El ciclo 2024 de Miércoles de Cine, continuará con la proyección de Días entrañables, del cineasta alemán. La actividad se desarrollará este miércoles desde las 20.45 en el auditorio del Círculo Odontológico.
REDACCIÓN
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EL DIARIO
Días perfectos es una película emotiva y entrañable, a la altura del prestigio de Wim Wenders. Con un gran trabajo de su protagonista, Koji Yakusho, y una banda sonora impecable, esta producción dirigida por el cineasta alemán fue nominada al Oscar 2024 en la categoría Mejor película internacional representando a Japón y podrá disfrutarse en la función de esta semana del ciclo Miércoles de cine.
El origen de esta gran película de Wim Wenders es la invitación de un hombre de negocios japonés que pretendía que el director alemán hiciera una serie de cortometrajes sobre los baños públicos de Tokio, famosos por sus singulares diseños e incluso por su tecnología. Koji Yanai, hijo del fundador de Fast Retailing y ejecutivo de esa empresa, más conocida internacionalmente por su marca Uniqlo, pensó en un proyecto que funcionara como muestra arquitectónica del “orgullo japonés”.
Pero Wenders fue más allá y respondió con un largometraje dulce, sereno y melancólico, sobre un hombre maduro que trabaja limpiando esos baños con la obsesiva dedicación de un artesano y lleva una vida metódica y espartana.
HISTORIA CONMOVEDORA
Días perfectos es profundamente conmovedora, no sólo por su sensibilidad apabullante, sino también por la capacidad que tiene el director alemán para contar una historia sencilla y ejemplar, de esas que tanta falta hacen en el cine actual, plagado de crueldades de autor y de bodrios de alto presupuesto.
Y el mérito de la película se debe también a su protagonista, Koji Yakusho (premio al mejor actor en Cannes por esta película), un actor descomunal y uno de los más célebres de Japón, capaz de transmitir tanto con tan poco, con mucha simpleza y talento dramático, logrando un personaje de una persistencia y de una humanidad como hacía mucho no se veía en una película. Vale destacar que pasa casi una hora de película hasta que se escucha finalmente la voz de Hirayama, tal es el feliz, sereno aislamiento en el que vive.
Todo el inicio de la película está dedicado a los rituales cotidianos del protagonista. Cada mañana, el veterano Hirayama se prepara exactamente de la misma manera para una actividad también repetitiva que cumple con rigor y convicción. Mientras trabaja, se cruza con distintos personajes, con distintas experiencias que vive sin inmutarse, al menos en apariencia, porque queda claro que la procesión va por dentro.
Igual que el Travis de París, Texas (1984), una de las películas más celebradas de Wenders, Hirayama es un solitario que, intuimos, quedó marcado por el pasado. Igual que los ángeles de Las alas del deseo (1987), observa el mundo, no desde el cielo como ellos, sino desde el llano, e intenta comprenderlo en todas sus dimensiones, con todos sus matices.
Wenders le imprime a la narración el ritmo sosegado de la existencia de Hirayama y apoya su narrativa diáfana con una banda sonora inmejorable que incluye canciones de The Velvet Underground, The Animals, Patti Smith, The Kinks, Van Morrison, los Stones y, claro, la preciosa Perfect Day, un clásico de Lou Reed.
VIVIR EL PRESENTE
Wenders declaró que su idea era construir el día a día de un personaje “simple pero feliz, alguien que vive en el presente y siente orgullo de ser útil a los otros”. Y lo cierto es que Hirayama disfruta de su trabajo y de sus tiempos de ocio con la misma parsimonia. Toma fotos de los árboles de Tokio y cuida pequeñas plantitas que conserva en su modesta vivienda. Lee con fruición libros de Faulkner y Aya Koda que retira de una biblioteca pública. Su sabiduría gira alrededor de la austeridad. En el conmovedor plano final de la película, Koji Yakusho, el actor que lo interpreta, logra transmitir todo lo que siente ese personaje entrañable apenas con un par de gestos.
La cita es en el auditorio del Círculo Odontológico (Corrientes 218), a las 20.45, con entrada libre y gratuita. Los organizadores agradecen la colaboración con un alimento no perecedero que se destina al Comedor Merendero Nuestros Niños (Barrio Los Berros).