María Luz Gómez es una referente del teatro infantil en la ciudad de Paraná. Es actriz, directora, docente y gestora cultural. Una artista que ha sabido poner sus conocimientos al servicio de la educación y la salud, y que deslumbra al público en los escenarios.
La animación de fiestas infantiles en la adolescencia acercó a María Luz Gómez al teatro. Comenzó a estudiar y a trabajar regalando momentos felices. El arte escénico es desde hace más de 30 años su herramienta de comunicación, con la que establece vínculos con los más chicos, fundamentalmente. Su experiencia la llevó a dictar clases en instituciones educativas, a compartir talleres artísticos. En el ámbito de la salud brindó sus conocimientos artísticos a pequeños internados en la sala de Oncología del Hospital San Roque, y a adolescentes y jóvenes con discapacidad. En diálogo con BIEN!, dijo: “El teatro es una forma de vida, que crea vínculos de empatía y de conocimiento a través de la creatividad”
—¿Cuándo se inicia tu camino teatral?
—A los diecisiete años estaba en el secundario, empecé a hacer teatro y a animar fiestas, que era lo que habían hecho mis hermanas y habían quedado todos los materiales en mi casa. Además comencé a estudiar música. Tengo un saxo, que soplo un poco. Y bueno, de todo eso hice mi profesión. Yo me considero gestora cultural.
Las primeras que hicimos fueron con Rubén Clavenzani, uno de mis primeros profesores de teatro. Hacíamos teatro callejero en 1992, eran las primeras salidas a la calle.
—¿Qué lugar ocupa el teatro en tu vida?
—Para mí, el teatro fue, es y será una forma de vida en sus diversas formas multifacéticas como toda expresión artística, tanto de actriz, docente y espectadora. El teatro es un canal hacia el otro y con el otro, que crea vínculos de empatía. Es una construcción de conocimiento desde la creatividad, en un complejo trabajo colectivo, que nos permite ensayar la vida misma. El teatro como otras disciplinas artísticas conecta la esencia del ser, nutre el alma desde el rol que nos toque. El arte sana y permite fluir desde el interior sin miedo al juicio, nos permite conocer otros mundos fuera de la vida cotidiana y ordinaria. En ese aquí y ahora no existe el pobre, el rico, el flaco, el gordo, el malo, el bueno; son sólo almas que se permiten jugar sin importar el contexto.
Obras para recordar
A lo largo de su trayectoria artística, María Luz Gómez ha sido parte de innumerables obras de teatro. Pero durante la charla destacó: “Una de las obras que más me gusto fue La Bruja Julepe, escrita por Koky Satler, por el mensaje para niños y adultos, donde la bruja, que era yo, le tenía miedo a los niños. Ahí trabajamos también con el gran Leandro Bogado y Marita Cortés, con gente que te va nutriendo. Esa obra fue un boom”, recordó. Y agregó: “Y con mucha emoción de mi juventud, la obra Hormigas, escrita y dirigida por Papi Bastida”.
—¿Cuándo nace el espacio La Cacerola?
—Hace veintitrés años, con un grupo de artistas de Paraná, que le dimos forma a todo lo que eran talleres para chicos y adolescentes, tanto de teatro, música, arte y cerámica. En La Cacerola también, siempre estuvo muy presente, muy arraigada la murga.
—La apertura de la sala llevó a un montón de gente, me imagino, a tus talleres.
En pandemia, la sala se trasladó a otro lugar, siempre en la zona, en Belgrano y Feliciano. Cuando nos mudamos y tuvimos un espacio grande, se sumaron proyectos, un montón de talleres diferentes también para adultos. Pero, lo pudimos mantener durante cuatro años y ahora volvimos a nuestro lugar de origen, que se está refaccionando para ser una casona cultural.
La docencia
María Luz Gómez ha llevado sus conocimientos artísticos al ámbito educativo y se ha desempeñado en diferentes instituciones educativas públicas y privadas. “Esto se dio sin buscarlo porque no soy profesora. Pero sí, soy muy agradecida de la ciudad de Paraná por todo lo que me brindó. Me comenzaron a llamar para trabajar en la docencia, y empecé en jardines de infantes, después en primaria y luego en secundaria, siempre con teatro y corporeidad”, comentó. Luego indicó que “hace cuatro años que vengo trabajando el teatro en la educación con chicos de alta vulnerabilidad social”.
Inmediatamente, Gómez añadió: “Trabajé dos años como maestra hospitalaria en la sala de Oncología en el Hospital San Roque, una experiencia muy fuerte. Y también estoy transitando mi tercer año con jóvenes y adolescentes con discapacidad, siempre trabajando la parte artística.
—¿Cómo te sentís desempeñándote en esos espacios?
—Esto también le agradezco al teatro, a las herramientas artísticas por todo lo que me ha tocado vivir. Desde trabajar en una escuela y brindarle a los chicos momentos de imaginación, de sueño.
Cuando me citaron en Oncología del Hospital San Roque, a través del Consejo General de Educación, pensé que era para hacer de payasa. Pero mi tarea era desempeñarme en arte con los chicos que no estaban yendo a la escuela. En toda la provincia se hizo esta experiencia durante dos años. Eso me permitió conocer otra realidad, la de las mamás que están internadas meses con los chicos, que enfrentan procesos muy dolorosos. al principio es todo un shock muy doloroso.
Lo mío era un acompañamiento, que no solamente servía a los niños, también era bueno para las mamás que se tomaban su descanso.
—Arte para sanar y acompañar…
—Seguro, el arte abre un canal de comunicación muy importante.
Yo creo que lo he encontrado con estas almas, que son especiales porque nos vienen a enseñar algo. Ahora esto me pasa en el mundo de la discapacidad, con personas neurodivergentes. Trabajo con chicos y jóvenes que tienen una discapacidad leve o moderada, a quienes se les brinda una continuación de la escuela y una capacitación laboral.
—¿Cómo se motiva hoy a los chicos en el aula?
—Bueno, ya no pueden estar más quietos por más que queramos, entonces nos tenemos que adecuar y tomar nuevas herramientas. Yo utilizo mucho el juego y el teatro, por ejemplo, en las instituciones se hace un contenido transversal. Por ejemplo, sobre algún contenido de historia, de literatura que estén trabajando, tratamos de hacer alguna improvisación teatral. Es una nueva forma de aprender, que despierta nuevos intereses.
—¿En qué te inspirás a la hora de pensar una obra?
—Bueno, estuvimos trabajando con un compañero de teatro, con Sebastián Monjes, y estábamos hablando de los temas que podemos enseñar y trabajar. Ya hicimos algo sobre la alimentación saludable, que es una obra que se llamaba Planeta Huerta. A nosotros nos gusta mucho el clown, que engancha muchísimo a los chicos con el humor. Pero intentamos que ese humor, que esa risa, también pueda movilizar y dejar algo.
Balance
A modo de balance, María Luz indicó: “Cuando miro mis redes sociales, veo todo lo que he transitado, dónde he estado, festivales grandes, chiquitos me pongo muy nostálgica. La gente que conozco por eventos empresariales, cosas lindas, divertidas, siempre rescato los vínculos. Las herramientas artísticas han sido un canal hermoso para la comunicación, tanto para animar y que alguien esté feliz y sonriendo, como también para la educación. Lo artístico brinda formas de aprender diferentes a las nuestras, herramientas invaluables para los chicos”.
En cuanto a los agradecimientos, María Luz destacó: “Tengo un montón de gente a la que agradecer, de la cual me nutrí, trabajé, y que son parte de los éxitos de uno, que también es gente muy exitosa. Por ejemplo, Sebastián Monjes, Elian Casís, quien trabajó muchísimo conmigo en todo lo que era animación; Juan Folonier, en los comienzos estuvo Leandro Bogado, José Carlos Vicentín, personas muy reconocidas en nuestro ambiente. Como también, Pola Ortiz, Silvina Fontelles. Y no quiero olvidarme de alguien que es como mi hermano del alma, Koky Satler”.
Teatro toda la vida
—¿Se puede vivir del teatro?
—Sí, yo viví toda mi vida desde los 19 años, nunca tirando manteca al techo pero sí, con épocas mejores que otras. Pero lo más importante es que el teatro me ha dado mucha felicidad, mucho tiempo de poder hacer un trabajo y compartirlo con amigos. La conexión, los vínculos. El poder festejar siempre, porque después de una obra uno se reúne, comparte. Y también lo que me dio es ver lo valioso, lo importante, lo simple y lo sencillo que tiene la vida para poder ser feliz porque en realidad, lo que atesoramos son los momentos vividos, compartidos.
—¿Aconsejarías hacer teatro?
—Siempre, para los chicos porque se expresan mucho mejor. Recomiendo hacer teatro para nutrir la esencia del ser humano, el alma, que trasciende la materia y entra en conexión con otras almas. Y porque simplemente, hacer teatro sirve para ser feliz, alimentar el alma y ser personas empáticas y sensibles.
Proyectos
—¿Hay algo que te gustaría hacer que no hayas hecho en el mundo artístico?
—Sí, hay algo a lo que le vengo dando vueltas hace rato, que es el teatro de humor para adultos. He trabajado en las animaciones infantiles integrando a los adultos, pero siempre arrancando desde el público infantil.
FEI
Como todos los años, en vacaciones de invierno se va a desarrollar una nueva edición del Festival de Espectáculos Infantiles (FEI) en Paraná. María Luz Gómez es parte de la organización y comentó: “Ya estamos trabajando con Juan Carlos Izaguirre y Danisa Todoro, y van a participar todos los elencos locales. Así que aprovecho a invitar para disfrutar del teatro en vacaciones de invierno y a precios populares para que puedan concurrir las familias.
Con respecto al público infantil, dijo: “Es genuino, te permite saber si les gusta o no, qué les está pasando porque ellos se expresan sin filtro.
Breve bio
María Luz Gómez nació en Paraná, el 4 de febrero de 1975. Es hija de Héctor, ex empleado del Banco Nación; y de María Soledad, ama de casa. Es la menor de seis hermanos. Tiene una hija, Indiana.
Cursó la escuela primaria y secundaria en La Salle. Es técnica en Arte Escénico, egresada de la Escuela de Música, Danza y Teatro, Constancio Carminio, de la Uader.
Ha protagonizado numerosas obras infantiles, destacándose entre ellas “La Bruja Julepe” y “Planeta Huerta”.