martes , 29 octubre 2024
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Dos siglos de una obra cumbre que enaltece a la humanidad

“Yo escucho lo que nadie puede escuchar y así lo escribo”, afirmó el genial compositor en la etapa fina de su vida, cuando ya estaba completamente sordo.

Como en otros puntos del planeta, los 200 años de la Novena Sinfonía de Beethoven se celebrarán también en Paraná. La obra podrá disfrutarse en un encuentro de apreciación musical conducido por Marcelo Arce, quien regresa a la ciudad con un espectáculo, que invita a redescubrir la inmortal Oda a la alegría. Será el 31 de julio, en el Teatro 3 de febrero, en un encuentro organizado por la Asociación Mariano Moreno.

REDACCIÓN EL DIARIO
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Obra cumbre del repertorio musical universal, la Novena Sinfonía “coral” de ludwig Van Beethoven expresa y exalta valores trascendentes del ser humano.
El trabajo, concebido por el célebre compositor se estrenó en 1824. Para celebrar los dos siglos de ese acontecimiento, Marcelo Arce se propuso llevar uno de sus encuentros de apreciación musical a distintos puntos del país.
Con ese propósito el musicólogo, investigador, divulgador y director llegará el próximo miércoles 31 de julio a Paraná, para presentarse a las 20.30 en el Teatro 3 de Febrero, en un espectáculo dedicado a la memoria de “Don Beetho”, como se refiere Arce al genial artista.
“La Novena Sinfonía, estrenada en 1824, no solo representa un momento crucial en la obra de Beethoven sino que también simboliza un poderoso mensaje de fraternidad y alegría a través de su famoso cuarto movimiento, la Oda a la Alegría. Este año, la pieza alcanza su bicentenario, una ocasión celebrada por el mundo entero”, expresó Arce a EL DIARIO.
El espectáculo, adelantó, no solo recorrerá la sinfonía completa sino que también pondrá especial énfasis en la Oda a la Alegría, explorando la estructura musical y los mensajes que Beethoven entrelazó en su obra.
Además de la interpretación, Arce ofrecerá relatos basados en su amplia investigación, compartiendo con el público curiosidades y el contexto histórico que rodea su creación. Este enfoque tiene como objetivo desmitificar la música clásica, haciéndola accesible a todos, independientemente de su conocimiento previo sobre el tema.
La contribución de Beethoven a la música no se detiene en la innovación técnica o en la expansión del repertorio sinfónico; su legado incluye también una profunda humanización del arte, invitando a los oyentes a “sentir” más allá de los aspectos técnicos. “No nos exige nada técnico. Nos pide ‘sentir’. Sin darnos cuenta, nos ‘involucra’. Es ‘inmersivo’”, sostiene.

PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD

La elección de la Novena Sinfonía para este evento no es casual. Reconocida como Patrimonio de la Humanidad y considerada como un Himno Universal de Libertad, la obra ha sido un símbolo de unidad y esperanza a lo largo de los años. Su estreno, realizado en Viena, marcó un antes y un después en el panorama musical, destacando por ser la primera sinfonía que incorporó voces humanas dentro de su composición orquestal, uniendo así la música instrumental con el canto coral de una manera nunca antes vista. La Oda a la Alegría se adoptó en 1971 como Himno de la Comunidad Europea y luego como Himno Universal de la Hermandad, la Paz y la Libertad. En diciembre de 1989 se interpretó sobre el Muro de Berlín, caído un mes antes. Para Marcelo Arce, es una obra “universalista, atemporal y eterna. Mejor aún: siempre contemporánea.”
Con el fin de conectar con un público más amplio, el espectáculo también incluirá elementos de la música popular y contemporánea, mostrando la influencia y la relevancia que la obra de Beethoven tiene en diversos géneros musicales. Desde recreaciones por bandas como Deep Purple hasta adaptaciones de sus melodías en canciones populares, el objetivo es demostrar cómo el legado de Beethoven sigue vivo y en constante evolución.

ESTRUCTURA

La obra se apreciará en pantalla súper gigante, subtitulada, interpretada por la Filarmónica de Berlín, cuarteto vocal y coro. Se trata de una versión considerada “modelo”, en un live de 1963. dirigida por el más grande director de orquesta de la Historia, Herbert von Karajan. “Desarrollaremos un espectáculo que no propone una conferencia ni una clase y es para todos los que no sabemos música”, asegura el musicólogo.
Al enmarcar su conexión con Beethoven, Arce confía que “inevitablemente, cuando escucho cualquier obra de Don Beetho, como lo llamo coloquialmente, surge una fuerte angustia, por el inmenso sufrimiento y sacrificio detrás de cada sonido y cada silencio.”
El músico “trajo a la historia, entre cientos de aportes, la fuerza dramática. En una obra, sea sinfónica, de cámara, para piano, para canto, se combinan y alternan las emociones del hombre común como, el patetismo como sinónimo de representación de lo trágico, la ironía, la burla, la tristeza, la ternura, la alegría, la imploración, el dolor, el amor”. Y en la obra siempre “el escenario es la Naturaleza.”
Un elemento fundamental para esta fuerza dramática, explica Arce, es el ritmo. Cambia permanentemente en la Novena Sinfonía. “No se sabe lo que vendrá. Y nos mantiene en tensión todo el tiempo hasta el esperado final”.
Esta sinfonía resulta, remarca Arce “un hito tan alto que sigue generando aportes, símbolos e inquietudes, un giro de 360 grados y un salto vanguardista”. Por ejemplo, es la primera en sumar la voz y fusionarla con el resto porque es un instrumento más. Por ello, Ludwig van Beethoven indica Cuarteto Vocal, no solistas, y exige que se ubique delante de los 100 coreutas. Y en primer plano la orquesta nunca antes tan numerosa.
Otro elemento que el divulgador resalta es que esta Sinfonía ingresó finalmente la percusión. “Además pide a los contrabajos que desciendan a una nota muy grave, tanto que no existía. Así motivó a que mucho después se le sumara una quinta cuerda para alcanzarla. Revolución pero con evolución, como cantan Los Beatles.”

ADELANTOS

Arce se impone “el deber de contar con lenguaje llano, sin tecnicismos.” El propósito es reconocer fácilmente los instrumentos, las voces, qué es el “bastonero” y qué trauma significó siempre para Beethoven, que por fin lo resuelve en esta Sinfonía.
Para agregar interés a la propuesta, Arce formula preguntas que, añade, contestará durante su show. “¿Quién es el ruiseñor, el cucú, el pinzón y qué representan? ¿Por qué las voces ingresan al final? ¿Siguen en otra obra? Más todo lo que sucedió durante los ensayos, su `intento de matar a la soprano´, los cambios repentinos, el concierto, la quiebra económica para el artista”.

Para Marcelo Arce, la Novena Sinfonía y la Oda a la Alegría, de Beethoven configuran una obra “universalista, atemporal y eterna. Mejor aún: siempre contemporánea.”

CLAVES

-¿Puede adelantar algunos elementos de lo que se esconde detrás de esta fantástica obra que se escuchará el próximo 31 de julio?

-En cada momento de caos que sufre el mundo, como lamentablemente siempre y también ahora, llega la Oda a la Alegría para reconfortarnos, para salvarnos. Al final, en el último instante, aparece el motivo del Amor Redentor: es conmovedor, mezclando “lágrimas y alegría”. Por eso la Novena fue declarada Patrimonio de la Humanidad. Surgió poderosa sobre el muro derribado en 1989.
Es el Himno Universal de la Libertad. Imbatible. Y Ud. lo dice bien: “fantástica”. Esta calificación en esta obra es algo más que sinónimo de grandioso. También significa “invaluable, imaginario, desbordante”. Es un tesoro que nos hace bien, que colma el espíritu.
Beethoven había sido nombrado “maestro de clave” de la Corte de Bonn, donde nació en 1770. Conoció el texto de Schiller cuando tenía 15 años, obsequiado por Charlotte, la esposa del poeta, que lo contrató como maestro de cuatro de sus hijos.
Inmediatamente compuso la melodía que hoy conocemos como “la Oda”: ¡15 años!. Melodía que volvió en una canción y luego en la “Fantasía Coral para piano, coro y orquesta”.
Cuando se instala en Viena, debe ocultar esos versos libertario en pleno imperio. Y va trabajando en la Novena casi continuamente durante 23 años.
La Novena Sinfonía avanza hasta la Oda a la Alegría que la hizo célebre. El popular Tema lo escribió a los 21. Trabajó en la Sinfonía casi 31 años. Va ascendiendo y creciendo con potencia irrefrenable.
En una carta de 1822, dos años antes del estreno, el compositor comenta que “está trabajando en una alabanza que la Humanidad debe elevar a Dios”.
¡Qué genio y qué vida tan tremenda! Soledad, desamor, pobreza. El “Van” que es parte de su apellido indica procedencia; no un título nobiliario como “von”. Su piel es “cetrina”, es flamenco. No es el típico “alemán rubio de ojos celestes”. Desde los 30 años, fue quedando sordo. En 1824 lo estaba totalmente. Da impresión ver las cornetillas que mandaba construir o el anillo de hierro que se colocaba al cuello con varillas que iban apoyadas sobre las cuerdas del piano, cual instrumento de tortura. No se equivocaba: “Yo escucho lo que nadie puede escuchar y así lo escribo”, afirmó.
En cierto sentido, Beethoven generó la música del futuro.

Soledad cumbre

La Novena Sinfonía se estrenó el 7 de Mayo de 1824. Esa jornada el Teatro Kärntnertor de Viena explotó de público. El Gran Sordo, estaba sentado de espaldas al lado del director “para controlar la partitura”. Al concluir la interpretación, no escuchó el trueno del éxito. La contralto tocó su hombro. Beethoven giró y quedó impactado. De frente al auditorio, lloró a mares. ¿Cómo reaccionó el público? De pie, cinco veces aclamando y para que el compositor se dé cuenta, levantaban manos palmeando, agitando sombreros y pañuelos. Luego, hubo una cena en el Parque Imperial. Y mientras tanto, el artista seguía sin ganar un peso. En ese momento hubo una promesa: “¡La función de mañana a las 12 será para Ud. Maestro!”. Es decir que lo recaudado se entregaría al compositor, que estaba al borde de la quiebra. El día siguiente salió el sol. Todos corrieron a los bosques. La sala estuvo casi vacía y otra vez ¡nada!. De nuevo Beethoven estaba solo, solo, solo.
Sin embargo, siguió su consigna plasmada en el poderoso y triunfal final de la Quinta: “¡Es un deber moral vencer a las adversidades!”

Entradas

Las entradas para asistir a este espectáculo de apreciación musical pueden adquirirse en la boletería del teatro o en Ticketway. Las plateas pueden adquirirse en forma anticipada a un valor de $10.000 para el público en general, mientras que para socios de la Mariano Moreno y estudiantes, el valor es de $6.000. En tertulia el costo es de $6.000
En tanto si se adquieren el día de la función, el costo de la entrada para socios y estudiantes será de $8.000; mientras que para el público en general será de $12.000 (platea) y $8.000 (tertulia).

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