En el barrio La Floresta funciona desde hace diez años, la Planta recicladora de Residuos Sólidos y Urbanos de la ciudad de Paraná. Está conformada por 72 trabajadores que vivían de la recolección de basura en el Volcadero y que se agruparon en la Cooperativa Nueva Vida. Trabajo organizado, integración social y mejores condiciones de vida mantienen en pie a la asociación, que comercializa la producción y distribuye las ganancias entre todos los miembros.
La Planta Recicladora de Residuos Sólidos y Urbanos, Manuel Belgrano, de la ciudad de Paraná, está ubicada en calle República de Siria 434, del barrio La Floresta. Se inauguró en 2014 y está compuesta por 72 vecinos que viven de la recuperación de la basura. La problemática ambiental, la importancia de la separación de los residuos para su reciclado, el trabajo en pos del sustento diario, mantienen unidos a estos vecinos que conforman la Cooperativa Nueva Vida. BIEN! llegó hasta la planta en la zona Oeste de la capital provincial y dialogó con Claudia Villagra, presidenta; y Susana Zárate, secretaria de la asociación, quienes se refirieron a los avatares de la crisis económica, la escasez de la basura y la importancia de la separación de residuos en el domicilio.
—¿Cómo era trabajar en el Volcadero?
Claudia Villagra: —El Volcadero es tierra de nadie, no tenés agua, no hay baño agua. No tenías horarios pero podías trabajar en la basura si te dejaban. Cada basura tiene su dueño y si no tenés basura, no podés trabajar, tenés que rejuntar lo que ellos dejan. Es difícil y ahora se incrementó mucho la cantidad de gente en el Volcadero por la situación económica. Aparte, hay muchos chicos con adicciones, el abandono es total.
—¿Cuándo surge la Cooperativa Nueva Vida y quiénes la integran?
CV: —Con la inauguración de la planta de reciclado, el 30 de diciembre de 2014. La finalidad fue sacar un poco la gente que estaba trabajando en el Volcadero, en condiciones feas. La planta les ofrecía un trabajo más formalizado. Esa fue la idea principal de la gestión de Blanca Osuna.
Susana Zárate: —Se armó un primer grupo de sesenta y cuatro personas; y después en octubre de 2015, otro grupo de cincuenta y nueve personas entre el turno mañana y tarde. La idea era terminar con el Volcadero, se pensaba hacer un relleno sanitario. Pero después en la gestión de Varisco se vendieron los terrenos, quedó en la nada. Y se incrementó mucho la gente en el Volcadero.
—Mucha gente siguió trabajando en el Volcadero…
CV: —Lo que pasa es que a la gente no se le puede sacar la costumbre del Volcadero. Esto va a llevar años, pero cómo vas a incluir a la gente en otro lado. Tenés que ordenar, hacer un seguimiento de toda esa gente para no perder esa fuente de trabajo.
SZ: —Hubo gente que ingresó a la cooperativa pero no se adaptó, acá tenés horarios, un baño para poder bañarte y hay que usar guantes para trabajar. En el Volcadero nadie te manda, hacés el sustento para el día a día, no hay jefe. Además, a muchos no les gustó que acá sea una mujer la que da las órdenes. También está el problema de las adicciones, porque si encontraban una botella se la tomaban; y en la planta eso no se puede. Eso fue re difícil, pero hubo un acompañamiento de la Municipalidad que puso una trabajadora social y muchos chicos se acomodaron. No te digo que se curaron, pero bajó el consumo de alcohol y de otras cosas.
—La Planta brindó mejores condiciones de vida…
CV: —Sí, la mayoría de los que entramos a trabajar acá pudimos hacer nuestra casita, tener nuestras cosas. No es lo mismo poder vivir solo, que estar con todos los parientes.
—¿Cómo organizan el trabajo diario?
CV: —Se anota en un cuaderno y se organiza qué le toca a cada uno, pueden ser distintos lugares, cinta, limpiar el plástico, enfardar, playada que sería el trabajo más grueso, como separar ramas, chapas, cartón, colchones, chatarras, todo lo que no pasa por la cinta. Las tareas van rotando, no te toca todos los días lo mismo, por eso tenemos el cuaderno. Cuando se hace una venta se divide en partes iguales, según los días trabajados, entre los setenta y dos trabajadores y se reparte la ganancia.
—¿Qué es lo primero que se hace cuando ingresa el camión de la basura?
SZ: —Se pasa por la primera cinta y se separa el cartón, vidrio y papel. Después la basura sigue por el trómel, que es un cilindro, y que tiene como uñas y que rompe las bolsas que quedaron. De ahí pasa a la cinta de clasificación donde se separa el PET blanco, celeste, verde, el metal, algún cartón que haya pasado, el tetra.
CV: —Y lo orgánico, lo acuoso, que no se puede hacer compost porque la basura no viene separada y se pierde un montón. Eso que se pierde se entrega en el Volcadero porque no sirve.
SZ: —Hay camiones que tienen dos mangas, una es para lo orgánico y la disposición final donde van las bolsas que no se recuperan y van al Volcadero.
La situación actual
—¿Son suficientes las ventas para 72 familias?
CV: —Hoy en día, no. Antes sacábamos tres ventas al mes y podíamos cubrir otros gastos también. Teníamos chicos que no habían ingresado al programa Potenciar Trabajo, y los mismos compañeros se lo pagaban para que todos ganemos lo mismo. La Municipalidad cubría una parte de un bono que ya este año se sacó y no tenemos ningún programa.
En cuanto a la cantidad de basura para reciclar que ingresa a la planta, Villagra comentó que “ha bajado un montón porque hay muchos recuperados afuera. También está el negocio de algunos municipales, que por más que tienen un sueldo, te sacan el cartón y lo venden. Es todo un negocio la basura”.
Sobre esto, Zárate agregó: “Ahora estamos como estamos porque se reactivó mucho ese negocio del cartón por la situación económica. Y algunos empresarios también prefieren comprar en Paraguay, que es más barato. La apertura de las exportaciones nos perjudicó”, señaló.
—¿Qué se necesita en el barrio?
CV: —Y sacar un poco de gente que vende drogas en el barrio, todos tienen surtido de todo tipo. Todos saben y nadie hace nada. Y cada vez hay chicos más chicos consumiendo.
SZ: —Cuando salimos de acá para ir a nuestras casas, a las cinco, seis de la tarde, encontramos chicos tirados drogándose. Muchos no tienen viviendas, duermen ahí. La mayoría son de Santa Fe, que se han venido para este lado.
La importancia de separar la basura
En la capital provincial hace algunos años se implementó la separación de residuos en distintas vecinales. Pero, las campañas de concientización no se mantuvieron y la separación de residuos quedó en manos de la buena voluntad de unos pocos vecinos.
La separación de residuos para el reciclaje no sólo mejora la eficiencia y la calidad del reciclaje, sino que además contribuye a la conservación de recursos, la reducción de la contaminación, la generación de empleo, fomentando un entorno más sostenible.
Desde la Cooperativa Nueva Vida, Zárate indicó que “hay gente que lo hace, sólo se necesita compromiso de separación y dos tachitos. Pero hay muchos a los que no les importa y que sólo quieren sacarse la basura de encima y ya está. No piensan en que hay mucha gente que busca basura en la calle. Lo mismo pasa con los camiones que llegan al Volcadero, que los esperan cientos de personas. Falta concientización para separar la basura. Nosotros incentivamos para que no dejen de hacerlo aunque el vecino no lo haga, porque a nosotros nos sirve un montón. La separación le sirve a la gente que anda buscando basura en la calle, a los que van al Volcadero y a todos los recicladores porque hay dos cooperativas más en la ciudad”, remarcó.
A modo de consejo para realizar la separación de la basura en el hogar, Zárate indicó que “lo principal, es separar todo lo seco que no genera olor. A las botellas para que no ocupen mucho espacio se las puede compactar y se las vuelve a cerrar con la tapita. Y por ejemplo, a los postes de yogur habría que enjuagarlos para que no genere olor. También se puede poner todo junto y seco, el cartón el plástico y el vidrio, pero deben estar limpios para que no causen olor.
Residuos orgánicos
Con respecto a los residuos orgánicos, dijo: “Hemos hecho campañas puerta a puerta y hemos comprobado que mucha gente tira menos basura porque reduce lo orgánico. Por ejemplo, las cáscaras de papas y los deshechos de las verduras los utilizan de abono para las plantas, las huertas o para las lombrices”. Agregó que “adoptar estas medidas ayuda un montón porque nosotros sacamos un camión entero de residuos orgánicos que tenemos que tirar al Volcadero porque viene con vidrios. Todo eso se tendría que colar y para eso se necesita otra maquinaria que no tenemos”.
—¿Cuáles son los residuos que se pueden recuperar?
CV: Tenés cartón, vidrio, papel, plástico de distintos colores, el blanco, el verde, el celeste, tenés soplado que es toda la lavandina, los potes de champú, todo eso se separa por color y tiene distintos precios.
—¿Qué necesitan en la planta?
CV: —Varias cosas, nunca se completa porque cuando no se rompe una cosa, se rompe la otra. La maquinaria tiene que tener mantenimiento cada tres meses.
Una de las grandes soluciones de la planta sería un biodigestor.
SZ: Y habría que poner paneles solares porque se paga mucho de luz. Eso ayudaría a reducir los gastos del municipio, que también nos proveen alambre, todas las herramientas y los guantes. Esto para el municipio es un gasto porque no tienen ninguna ganancia. Por eso creemos que falta más compromiso de las autoridades.
Visibilidad
En tanto, Susana Zárate manifestó a BIEN!: “Nosotros necesitamos más visibilidad, que la tarea que realizamos sea más reconocida. No sólo nosotros, sino todos los recuperadores de la ciudad”. Y luego advirtió que “hay gente que ni siquiera sabe que existe esta planta o que desconoce que hay agrupaciones de chicos que clasifican la basura en la calle, que hacen lo que no hacen los vecinos en sus casas. Muchos no saben que existimos y qué es lo que hacemos”, coincidieron las recuperadoras.
Villagra destacó que “tenemos reconocimiento de la provincia pero no, en la ciudad. Hemos recorrido Entre Ríos participando de diferentes encuentros de recicladores. Te reconocen las organizaciones, como Eco Urbano, pero para el Estado no existimos”.
Humo en la ciudad
Por su parte, Zárate añadió: “Se sabe de la planta cuando pasa algo, o cuando la ciudad está tapada de humo del Volcadero. Ahí vienen los canales y nos preguntan qué pasa, pero nosotros convivimos constantemente con el humo. La semana pasada era irrespirable, pero al estar encendidas las napas, la combustión y los gases tornan todo irrespirable”.
A cerca de la problemática, Zárate continuó: “Acá falta apoyo ambiental, ahora dependemos de Servicios Públicos y Ambiente. Nosotros pensamos en ganar una moneda todos los días, pero en cuanto a lo ambiental no se hace nada porque el Volcadero sigue existiendo, se sigue quemando la basura, ya sea para calentarse por el frío, pero eso sigue encendido. Nadie piensa en la laguna que se sigue contaminando desde hace más de cien años, y que se está achicando con tanta basura que tiran. Necesitamos más acompañamiento del Estado”.
Además, la secretaria de Nueva Vida, consideró: “No hay continuidad de políticas una gestión deja de lado lo de la gestión anterior por más que sean del mismo partido”.
Ecocanje
Los integrantes de la Planta Manuel Belgrano han participado de jornadas de Ecocanje, donde los vecinos concurren con materiales reciclables, como cartón, diarios, revistas, botellas de plástico y a cambio se les ofrece un plantín.
Susana comentó a BIEN! que “hay vecinos que conocen el Ecocanje y vienen y dejan el material acá. Por lo general, son vecinos del centro”.
A su turno, la presidenta de Nueva Vida, Claudia Villagra dijo: “Antes recibíamos a las escuelas que venían de visita a la planta, pero ahora eso también se perdió”. Y Zárate agregó que “ahora van a venir los chicos de la escuela Guadalupe a hacer un mural acá en la planta, pero eso viene de la gestión anterior”.
