domingo , 1 septiembre 2024
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¿La ansiedad puede provocar la suba de la presión arterial?

Foto: Juliana Faggi
Foto: Sergio Ruíz

Aunque no se trate de hipertensión a largo plazo, la afección puede dañar varios órganos del cuerpo humano. Qué recomiendan las sociedades médicas para prevenir los picos

Redacción BIEN!

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Sentir ansiedad es una respuesta natural del organismo humano al estrés. Una persona puede sentirse ansiosa antes de un examen o cuando espera una noticia importante.

Cuando una persona sufre ansiedad intensa, puede enfrentar un mayor riesgo de una suba de la presión arterial que aquellas con niveles más bajos de ansiedad.

“La ansiedad no causa presión arterial alta (hipertensión) a largo plazo. Sin embargo, los episodios de ansiedad pueden causar picos drásticos y pasajeros en la presión arterial”, explicó el doctor Sheldon Sheps.

Si esos picos pasajeros se producen con frecuencia, por ejemplo, todos los días, pueden causar daños a los vasos sanguíneos, el corazón y los riñones, al igual que la presión arterial alta crónica. Además, las personas que están ansiosas o estresadas son más propensas a tener hábitos poco saludables que pueden elevar la presión arterial, como, por ejemplo fumar, consumir bebidas alcohólicas, comer en exceso.

“Algunos medicamentos para tratar la ansiedad y otras enfermedades de salud mental también pueden elevar la presión arterial. Entre estos medicamentos, se incluyen los inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina”, resaltó el experto.

Qué es la ansiedad

Sentir ansiedad de modo ocasional es una parte normal de la vida. Sin embargo, las personas con trastornos de ansiedad con frecuencia tienen preocupaciones y miedos intensos, excesivos y persistentes sobre situaciones diarias. Con frecuencia, en los trastornos de ansiedad se dan episodios repetidos de sentimientos repentinos de ansiedad intensa y miedo o terror que alcanzan un máximo en una cuestión de minutos (ataques de pánico).

Estos sentimientos de ansiedad y pánico interfieren con las actividades diarias, son difíciles de controlar, son desproporcionados en comparación con el peligro real y pueden durar un largo tiempo. Con el propósito de prevenir estos sentimientos, puede suceder que evites ciertos lugares o situaciones. Los síntomas pueden empezar en la infancia o la adolescencia y continuar hasta la edad adulta.

Algunos ejemplos del trastorno de ansiedad son: trastorno de ansiedad generalizada, trastorno de ansiedad social (fobia social), fobias específicas y trastorno de ansiedad por separación. Puedes tener más de un trastorno de ansiedad. A veces, la ansiedad surge de una enfermedad que requiere tratamiento.

Cualquiera sea el tipo de ansiedad que padezcas, un tratamiento con médicos especializados puede ayudar.

Cuáles son los síntomas más comunes

– Sensación de nerviosismo, agitación o tensión;

– Sensación de peligro inminente, pánico o catástrofe;

– Aumento del ritmo cardíaco;

– Respiración acelerada (hiperventilación);

– Sudoración;

– Temblores;

– Sensación de debilidad o cansancio;

– Problemas para concentrarse o para pensar en otra cosa que no sea la preocupación actual;

– Tener problemas para conciliar el sueño;

– Padecer problemas gastrointestinales (GI);

– Tener dificultades para controlar las preocupaciones;

– Tener la necesidad de evitar las situaciones que generan ansiedad.

Distintos tipos de trastornos de ansiedad

– La agorafobia es un tipo de trastorno de ansiedad en el que temes a lugares y situaciones que pueden causar pánico o hacerte sentir atrapado, indefenso o avergonzado y a menudo intentas evitarlos.

– El trastorno de ansiedad debido a una enfermedad incluye síntomas de ansiedad o pánico intensos que son directamente causados por un problema de salud físico.

– El trastorno de ansiedad generalizada se caracteriza por una ansiedad y una preocupación persistentes y excesivas por actividades o eventos, incluso asuntos comunes de rutina. La preocupación es desproporcionada con respecto a la situación actual, es difícil de controlar y afecta la forma en que te sientes físicamente. A menudo sucede junto con otros trastornos de ansiedad o con la depresión.

– El trastorno de pánico implica episodios repetidos de sensaciones repentinas de ansiedad y miedo o terror intensos que alcanzan un nivel máximo en minutos (ataques de pánico). Puedes tener sensaciones de una catástrofe inminente, dificultad para respirar, dolor en el pecho o latidos rápidos, fuertes o como aleteos (palpitaciones cardíacas). Estos ataques de pánico pueden provocar que a la persona le preocupe que sucedan de nuevo o que evite situaciones en las que han sucedido.

– El mutismo selectivo es una incapacidad constante que tienen los niños para hablar en ciertas situaciones, como en la escuela, incluso cuando pueden hablar en otras situaciones, como en el hogar con miembros cercanos de la familia. Esto puede afectar el desempeño en la escuela, el trabajo o en la sociedad.

– El trastorno de ansiedad por separación es un trastorno de la niñez que se caracteriza por una ansiedad que es excesiva para el nivel de desarrollo del niño y que se relaciona con la separación de los padres u otras personas que cumplen una función paternal.

– El trastorno de ansiedad social (fobia social) implica altos niveles de ansiedad, miedo o rechazo a situaciones sociales debido a sentimientos de vergüenza, inseguridad y preocupación por ser juzgado o percibido de manera negativa por otras personas.

– Las fobias específicas se caracterizan por una notable ansiedad cuando la persona se ve expuesta a un objeto o situación específica, y un deseo por evitarlos. En algunas personas, las fobias provocan ataques de pánico.

– El trastorno de ansiedad inducido por sustancias se caracteriza por síntomas de ansiedad o pánico intensos que son el resultado directo del uso indebido de drogas, como tomar medicamentos, estar expuesto a una sustancia tóxica o tener abstinencia a causa de las drogas.

– Otro trastorno de ansiedad específico y no específico es un término para la ansiedad y las fobias que no cumplen con los criterios exactos para algún otro trastorno de ansiedad, pero que son lo suficientemente relevantes para ser alarmantes y perturbadores.

Estrés y presión arterial

Las actividades que reducen el estrés pueden ayudar a disminuir la presión arterial.

A pesar de que las personas con mucho estrés y presión arterial alta suelen disminuir su presión arterial cuando controlan el estrés, es posible que esto no suceda con todas las personas. Sin embargo, controlar el estrés puede ayudar a mejorar la salud de otras maneras. Aprender cómo controlar el estrés puede llevar a cambios de comportamiento saludables, incluidos aquellos que reducen la presión arterial.

Algunas maneras de controlar el estrés:

– Ajusta tu horario. Si tienes mucho que hacer, mira tu calendario y las listas de tareas. Pide ayuda a otras personas para que hagan algunas tareas. Programa menos tiempo para las actividades que no son importantes para ti. No hagas cosas que no quieres hacer.

– Respira para relajarte. Hacer respiraciones profundas y lentas puede ayudar a relajarte.

– Haz ejercicio con regularidad. La actividad física alivia el estrés. Pide al proveedor de atención médica que te dé su aprobación antes de empezar con un programa de ejercicios. Esto es aún más importante para las personas con presión arterial alta.

– Prueba el yoga y la meditación. El yoga y la meditación te ayudan a relajarte.

– Duerme lo suficiente. La falta de sueño puede hacer que los problemas parezcan peores de lo que son.

– Cambia tu perspectiva hacia los problemas. Al intentar resolver problemas, acepta cómo te sientes con respecto a una situación, y luego busca formas de solucionarla.

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