Los cambios en todos los órdenes que experimentan los adolescentes pueden ser tramitados de diversas maneras. En la siguiente nota, se comparte la experiencia de una terapista ocupacional especializada en ese grupo etario. El autocuidado, la participación en la escuela, la gestión del tiempo incluido el ocio, la interacción con los demás suele ser motivo de consultas, además de las referidas a eventuales situaciones de rehabilitación motora o cognitiva.
Desarrollar habilidades para la vida diaria como la adquisición de hábitos de higiene personal o la organización y la gestión del tiempo son asuntos necesarios para muchos adolescentes, una etapa en que las personas se enfrentan a cambios físicos, emocionales, psíquicos y en la forma de relación con los demás.
Es valioso, sobre todo para los padres y adultos próximos, estar al tanto de que una profesión como la terapia ocupacional puede colaborar con el logro de estos objetivos.
Por cierto, también puede aportar estrategias para mejorar las habilidades motoras finas y gruesas, centrales para escribir, vestirse o hacer deportes. Lo mismo en el manejo del estrés, la ansiedad y otros desafíos emocionales, y el fomento de la independencia y la autonomía.
La adolescencia es una etapa crucial en el desarrollo humano, donde los jóvenes experimentan cambios físicos, emocionales y sociales significativos. En este período de transición, es vital proporcionarles el apoyo adecuado para que puedan enfrentar los desafíos y desarrollar habilidades para la vida adulta.
Según se desprende de la entrevista que Betiana Fornara le concediera a EL DIARIO, el trabajo del terapista ocupacional se despliega en estrecha interacción con los adolescentes y con sus familias para identificar metas y desarrollar estrategias adecuadas a cada caso.
Fornara se graduó en la Universidad Nacional del Litoral hace 24 años. Precisamente, su trayectoria laboral se inscribe en el campo de las infancias y las adolescencias.
El diálogo resulta relevante toda vez que lo habitual es asociar la terapia ocupacional a propuestas de rehabilitación motora o cognitiva, pero se la vincula menos con el autocuidado, la participación en la escuela, el ocio, la interacción social y el vínculo con otros.
–Un prejuicio lleva a pensar que la TO se ocupa de personas mayores o de quienes se recuperan de un accidente o enfermedad…
–Es cierto. A partir de la epidemia de poliomielitis, la terapia ocupacional se asocia en nuestro país como auxiliar de la medicina, pero poco se ha escrito o se conoce de la intervención de la TO en los ámbitos comunitarios, específicamente en la promoción y participación de las adolescencias.
La terapia ocupacional en lo comunitario nos lleva a pensar “el hacer” como espacio donde confluye una multiplicidad de factores que se inscriben en la vida cotidiana de las personas; adolescencias, referentes territoriales, equipos técnicos, instituciones del entorno, barrio o ambiente donde transcurren, transitan y forman parte.
Experticia
–¿Y qué puede hacer allí la TO?
–Trabajamos en lo comunitario; también aportamos evaluaciones que permiten detectar barreras físicas, sociales, laborales, culturales que impiden la construcción de la autonomía y la participación de las adolescencias.
Específicamente, para el trabajo con las adolescencias en lo comunitario, partimos del paradigma de los derechos humanos, que nos exige mirar, abordar, diseñar y poner en tensión los espacios por donde transita la población con la que trabajamos sean niños, adolescentes o adultos.
Es mirar con otros lentes, es la construcción conjunta con otros actores, donde se comparten paradigmas teóricos y territorios conformando redes. En mi espacio de trabajo se denomina sistema de protección de derechos, y en este sistema, la terapia ocupacional es una disciplina que aporta generosamente al trabajo intersectorial.
–¿Cómo se integra la TO a esas dinámicas?
–El terapista ocupacional trabaja en función de las demandas, sentires e intereses de las adolescencias, lo que le permite entablar desde ese hacer la intervención profesional. Es allí, donde se inserta el trabajo del terapista ocupacional habilitando el desempeño de las actividades significativas de la vida cotidiana de las adolescencias y procurando la participación en los proyectos de vida, la gestión del hogar, la educación, la capacitación laboral, desde espacios promocionales.
“El terapista ocupacional trabaja en función de las demandas, sentires e intereses de las adolescencias”.
–Exige una creatividad importante.
–Sí, para poder desplegar el abordaje comunitario el TO lo realiza a partir de variadas actividades que ofician de puente entre el adolescente y el propio abordaje. Estas actividades pueden ser variadas como fútbol, música, baile, lectura, cocina, capacitación, juegos, películas, entre otras. Todas ellas son el nexo ineludible entre el adolescente y la construcción del entramado de sus propias historias, sus identidades y sus modos de transitar.
Ese enfoque profesional colabora con la búsqueda de los adolescentes y se articula con otras prácticas, lo que constituye la base de la autovaloración y organiza su integración a los espacios por los que transita.