De La casa encantada de Virginia Woolf a las Teorías del Todo la película Historia de un fantasma indaga en los límites de la obstinación sobre las cosas no resueltas. Esta elegía audiovisual invita a observar poéticamente el tiempo, lo incomprensible, el amor: lo que implica quedarse, retener algo contra toda lógica y transcurrir.
BIEN! Victoria Elizalde / [email protected]
Una esquela de papel alcanza. Palabras misteriosas guardadas en un papel doblado pueden ser objeto de deseo. Algo se atesora y conjura. En esta película esa es la piedra angular del cronotopo.
Mijail Bajtín (teórico y filósofo del lenguaje) definió los cronotopos literarios (cronotopo es tomado de la Teoría de la Relatividad de Einstein) y entre ellos uno se destaca por consistir en un espacio-tiempo significativo de crisis y ruptura que implica una decisión y cambio de vida. Mientras eso pasa acontece un tiempo que pareciera no tener medida, eterno mientras dura.
Así, Historia de un fantasma (A ghost story) no solo conversa con esas raigambres, sino que materializa en lenguaje cinematográfico (de género escurridizo) ciertas encrucijadas. Pudo ser de terror pero no lo es, atraviesa una historia de amor pero no lo es, tiene guiños de comedia de lo absurdo pero no lo es, se vale de relatos fantásticos pero aquello que entendemos hoy por fantasía toma otros formatos. En cambio, sí se define por una apuesta muy arriesgada y minimalista acerca de la vida, la muerte, el legado, la necesidad de perdurar, el dolor y el tiempo sin tiempo.
La historia
Un músico recientemente fallecido (Cassey Affleck) regresa a su casa como un fantasma habiéndose erigido desde debajo de la sábana blanca que lo veló en la morgue (parece chiste pero tiene un punto). Vuelve para acompañar a su esposa (Rooney Mara) quién momentos atrás había reconocido el cadáver. En su nueva condición de entidad, invisible para los mortales, el tiempo transcurre de manera diferente. Y aunque para explicarlo se habla de la muerte, visualmente no se la trata con espectacularidad ni efectismos, se la percibe lisa y llanamente como ausencia habitada, o como presencia invisible y rara vez perceptible para los demás. El espectro está condenado a ver la vida pasar sin él, observar el deterioro de su recuerdo, resignarse a la espera, tratar de resolver un conflicto que ahora sólo parece ser suyo. La percepción del tiempo eclosiona y por momentos moldea un estado de desorientación cronológica donde las historias parecen no hallar sentido hasta confluir en una sintaxis concluyente para el relato pero latente para el espectador.
Fluidez del relato
La película fluye pausada y apaciblemente (no sin asombro). Los diálogos son pocos. Hay tomas que sostienen por varios minutos una sola acción (o la nada después de ella) retratando la simpleza como cristalización de lo impronunciable: el sentido que prevalece está solapado en ella con indicios ínfimos en lo ordinario. Pide disponerse a leer los gestos, conectar con un lugar profundo de dolor, de resiliencia, de conquista y superación. Todas las duraciones cobran sentido en la historia a partir del compromiso del espectador. El tiempo es el necesario (a veces incomoda hasta que se entiende su fin) para que quien vivencia pueda adentrarse en los climas, la gravedad o la levedad, la consternación de los personajes, en un plano muy intimista y simple.
La música narra. La fotografía es hermosa, bastión y colchón suave de principio a fin. Interpreta imágenes mentales dibujadas por Virginia Woolf en su cuento y colabora singular y sugerentemente en la relación de los planos temporales que irá planteando la película. Y hay que mencionar una escena de monólogo enérgico salido de alguna dimensión que conecta la Novena sinfonía de Beethoven con un relato explicativo del orígen y el destino del universo. Allí el director accede a cierta excentricidad que pudo no ser necesaria pero igual construye.
Anunciado coloquio con la literatura de Virginia Woolf, abre un cronotopo de melodrama, sencillez y misterio. Representa de manera contundente la idea de que los tiempos del duelo no se rigen por las agujas del reloj y que los modos de duelar son infinitos.
Puntos de pasaje
Los umbrales porfían en su imperturbabilidad. Aquí permanecer es habitar el entre y traspasar es transformar algo. Los pasantes porfían en dejar algo atrás y afrontar lo nuevo. Los habitantes porfían en retener algo que el paso siguiente exige dejar en el umbral. La historia se desliza, compromete, en momentos de clímax sorprende, junta las piezas y también descansa después de un ejercicio de comprensión intenso y pausado pero deja preguntas abiertas. Invitación a pensar la mística y terrenalidad de los umbrales, la decisión de dejar algo atrás y encarar distinto.
FICHA TÉCNICA
Género: Drama experimental / fantasía
Dirección: David Lowery
Reparto: Rooney Mara, Cassey Affleck
Estreno: Estados Unidos – 2017
Duración: 92 minutos
Una esquela en la hendidura por si hay regreso
Esquela es un mensaje escrito y breve destinado a una persona o grupo concreto (…). Solía doblarse en el papel a modo de triángulos superpuestos para dar privacidad.
Hoy habita lo casual y descontracturado pero en la antigüedad las esquelas eran breves cartas públicas para citar a un homenaje en torno a un fallecido. Luego fueron sintéticos avisos fúnebres para difusión en los periódicos y con el tiempo se popularizó el sentido más amplio y cotidiano que aún ponemos en práctica.
La casa encantada
Virginia Woolf (Londres 1882 – Lewes 1941) publica A haunted House (La casa encantada) en 1921 como parte de un compilado de cuentos breves (Lunes o Martes). A riesgo de spoiler en este párrafo, la historia describe una casa que late presencias espectrales donde un matrimonio vive y otro busca algo perdido en algún cronotopo.
La técnica narrativa de Woolf se construye sobre la alteración del tiempo, la fuerza del monólogo interior, la alternancia de los personajes como en un juego de espejos donde no se sabe ya quién está vivo y quién deambula en un plano superpuesto. Degustarlo a la primera es más probable que entenderlo sin pasar por él varias veces encontrando siempre algo nuevo.
FRASE DESTACADA
“Invitación a pensar la mística y terrenalidad de los umbrales, la decisión de dejar algo atrás y encarar distinto”.