viernes , 22 noviembre 2024
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Un querido amigo al que llamamos mate

La cantidad de yerba y la temperatura del agua son elementos clave para cebar un rico mate.

Tomar mate es un hábito extendido en el litoral. Todos estamos dispuestos a aceptar uno, pero solo los cebadores más dedicados conocen las claves para preparar un buen mate. Para que el lector se convierta en uno de ellos, BIEN! brinda una galería de aspectos que ayudarán a resaltar el sabor y aprovechar mejor las propiedades de la yerba.

 

Redacción BIEN! / [email protected]

 

Es probable que, si tuviéramos que hacer una lista de las costumbres más representativas de la entrerrianía, en el primer o segundo lugar ubicaríamos la práctica de matear. Es que, pese a que todavía haya personas que se resistan a esta infusión, o no se terminen de amigar con sus características notas amargas, hay que reconocer que en la mayoría de los hogares hay al menos un equipo de mate. De hecho, según las estadísticas, 9 de 10 argentinos tienen la costumbre de tomarlo todos los días.

Puede que los más tradicionales lo hagan a la mañana y consideren que el auténtico mate es aquel que se toma amargo, en su estado más puro. Otros, en cambio, lo prefieren con algún yuyo, azúcar, o edulcorante.

Lo cierto es que, por fuera de los gustos personales, es frecuente ver gente compartiendo mate, a cualquier hora del día y en cualquier lugar; sí, literal: en la calle mientras se hace algún mandado, en el parque, en una plaza, en una sala de espera, en una tienda, en la oficina, y hasta en el gimnasio, o la facultad. El repaso ayuda a caer en la cuenta de que esta infusión que algunos llaman “los verdes”, “matienzos”, o “mateicos”, no distingue clase social, ubicación geográfica, sexo, ni edad. Y, justamente por eso, es considerado un símbolo de amistad, de cordialidad; porque suele ser la excusa para encontrarse, y para conversar.

En la siguiente nota, BIEN! comparte algunos consejos para conservar y potenciar las propiedades estimulantes y energizantes que tiene esta bebida, tan argenta como sabrosa.

 

Continente

Por sencillo que parezca cebar mates, existen algunos secretos para prepararlo y servirlo correctamente. En ese sentido, hay que decir que, pese a que es una de las infusiones más consumidas por los argentinos en general y los entrerrianos es particular, no todas las personas saben realmente cómo cebarlo, o incluso qué tipo de mate usar para que el sabor de la yerba resalte más.

El primer punto a tener en cuenta es la elección del mate. Según indican los especialistas, si lo que se busca es priorizar el gusto de la yerba, el mate debería ser de vidrio, ya que no modifica en absoluto su sabor. Ahora, si lo que se procura es una infusión más suave, se aconseja utilizar un recipiente de madera o de calabaza. Estos materiales le darán un sabor amaderado, que se potenciará con el de la yerba.

No faltarán quienes en busca de practicidad a la hora de transportar o limpiar el mate, entiendan que lo mejor es usar uno de plástico o de metal. En este sentido, aplica la sentencia aquella según la cual “sobre gustos no hay nada escrito”.

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Otro aspecto a tener en cuenta es la temperatura del agua. Lo aconsejable es que esté entre los 75° y 80° para evitar que la yerba se queme y pierda sabor. En otras palabras, lo ideal es asegurarse que la temperatura no esté ni tibia ni hirviendo.

Una vez que tengamos el termo lleno, será el turno de la preparación del mate como tal. Lo primero que debemos tener en cuenta es que no rebalse de yerba pero que tampoco le falte. Como dijera el poeta y cantautor Alberto Cortez, ni poco ni demasiado, todo es cuestión de medida. En ese sentido, se sugiere cargar a ojo hasta las tres cuartas partes del recipiente.

La cantidad de yerba y la temperatura del agua son elementos clave para cebar un rico mate.

Luego, se aconseja tapar con una mano la boca del mate, invertirlo, y acto seguido agitarlo un par de veces para quitarle el polvillo. En ese sentido, vale la pena recordar que una vez hecho el procedimiento debemos limpiarnos palma de la mano para no manchar lo primero que se agarre.

Entonces, una vez que hayamos cargado el mate, es conveniente recostar la yerba sobre una de las paredes del recipiente para así formar un hueco en la pared opuesta. En el hueco echaremos el agua, de a pequeñas cantidades, y una vez humedecida esa área, colocaremos la bombilla.

Hay un dato que vale la pena apuntar: los primeros chorros conviene que sean con agua tibia, para ir aclimatando el recipiente y el contenido y así asegurarse de no quemar la yerba.

Ahora sí, con el termo lleno y el mate listo, comenzamos a cebar. El procedimiento es siempre el mismo: hay que colocar un chorrito de agua por turno, y siempre en el mismo lugar; precisamente, al lado de la bombilla. De esta manera evitaremos que el mate se inunde y pierda su sabor antes de tiempo.

Si se aplican estas sugerencias, podremos disfrutar el sabor de la yerba mate y también de sostener una conversación durante una mayor cantidad de tiempo, porque a “unos buenos verdes” pocas personas se pueden negar.

 

“La costumbre del mate no distingue clase social, ubicación geográfica, sexo, ni edad”.

 

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