Las pocas lluvias, ubicadas por debajo de los registros normales históricos, tuvieron efectos devastadores en la producción ganadera de la provincia que provocaron pérdidas por al menos de U$S 492 millones, de acuerdo a estudios privados. La sequía que afectó a nuestra provincia en los últimos años fue calificada como la peor en seis décadas.
El 2022, según la Bolsa de Cereales entrerriana, fue el año “más seco de los últimos sesenta” períodos, y el trienio 2020/21/22, se destaca como el más seco “jamás observado”.
Los registros pluviales en Entre Ríos se posicionaron entre los diez más bajos de los últimos 60 años en gran parte de la provincia, donde también las lluvias caídas llegaron a ser hasta seis veces menos de lo que normalmente debe llover. Ese escenario, y las temperaturas por encima de los valores normales, provocó una casi nulidad de reservas hídricas y un marcado avance de la sequía en el suelo entrerriano.
De esa manera se generó un retraso en las siembras, resiembras, fuertes consecuencias sobre los cultivos, y se complicó la producción de forraje, principal alimento del ganado. Por eso, los productores ganaderos registraron una importante mortandad de vacunos, debieron vender cabezas al no poder alimentarlos, y la condición corporal del resto del ganado presentó una caída interanual del 30 al 35%.
Además, el sector lechero no logró recuperar los lotes que se utilizan para pastoreo y no obtuvieron reservas de pastura, por lo que a finales del 2022 se registró una caída en la producción lechera del 20 al 30%.
Por otra parte, la Fundación de Lucha contra Fiebre Aftosa (Fucofa) de Entre Ríos analizó y cuantificó las pérdidas producidas en el sector ganadero exclusivamente por la poca producción de forraje hasta el 31 de marzo pasado. La pérdida total fue de U$S 492,3 millones en Entre Ríos, algo que “tendrá consecuencias negativas que persistirán por varios ciclos productivos en los productores entrerrianos”, detalló el presidente de la Fucofa, Jorge Ruiz.
Veremos una disminución del rodeo provincial, un menor destete en años próximos y muchas otras consecuencias sobre el sector ganadero en general.
Jorge Ruiz
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