jueves , 21 noviembre 2024
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No se ponen de acuerdo para evitar el default

La administración del presidente estadounidense Joe Biden mantiene negociaciones hace semanas con la oposición republicana por un nuevo techo para la deuda pública.
Sin un convenio a la vista, republicanos y demócratas siguieron ayer las duras negociaciones para evitar un default de la deuda de Estados Unidos que podría ocurrir el 5 de junio.

En Estados Unidos continúa en incertidumbre ante la posible caída en default porque los dos principales partidos políticos no se ponen de acuerdo con el tope autorizado de deuda soberana.

El presidente estadounidense, Joe Biden, se había manifestado ayer bastante “optimista” sobre la posibilidad de acuerdo, pero el negociador republicano Patrick McHenry bajó las expectativas: “Todos quieren ver aparecer humo blanco, pero aún no hemos llegado a eso”:

“Tuvimos una larga lista de desacuerdos durante mucho tiempo. Pero no esperaba que tuviéramos una lista corta”, dijo ayer McHenry al admitir que si bien se redujo notablemente la cantidad de disidencias, las pocas que quedan son todavía de difícil resolución.

Biden ayer lanzó un mensaje al respecto en su cuenta de Twitter: “Nuestra economía debe ser aquella que ayude a llenar los armarios de nuestra cocina, no los bolsillos de los ultrarricos”

OPTIMISMO. Las discusiones han avanzado en ambos bandos, pero los negociadores ahora mantienen diferencias sobre algunos detalles del acuerdo que constituyen líneas rojas infranqueables para las partes.

“Los demócratas quieren gastar más y fijar más impuestos. Los republicanos están luchando para cambiar eso. Es tan simple como eso”, señaló por su parte hoy en su cuenta de Twitter el líder republicano de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy.

Más tarde, consultado por periodistas si había posibilidades próximas de acuerdo, respondió: “Sí. Soy optimista”, dijo McCarthy, y agregó: “Me siento más cerca de un acuerdo ahora que hace mucho tiempo”.

Estados Unidos, que entró en el fin de semana largo por el feriado del Memorial Day, sigue estancado en torno de un acuerdo para elevar el techo de su deuda, imprescindible para evitar el cese de pagos.

La fecha en la que el Tesoro estadounidense no podría cumplir con sus compromisos financieros, originalmente el 1 de junio, fue ajustada y fijada para el 5 de junio, lo que permitió ganar aire por unos días.

PUNTOS DE DESACUERDO. Uno de los principales puntos de desacuerdo entre ambas filas es el pedido de los republicanos de condicionar ciertas prestaciones sociales, como la ayuda alimentaria en el trabajo.

“No creo que sea correcto pedir dinero prestado a China para pagarle a personas sanas y que no tienen dependientes para pasar el rato en su sofá. No es la forma estadounidense de hacer las cosas… Eso no es en lo que creemos”, fustigó McCarthy, quien se declara un defensor intransigente de la disciplina fiscal.

El portavoz adjunto de la Casa Blanca, Andrew Bates, criticó a los republicanos por poner en peligro “más de ocho millones de empleos” mientras intentan “sacar el pan de la boca a los estadounidenses que tienen hambre”.

Biden, ya en campaña para su reelección en 2024, se promociona como un luchador por la justicia social y fiscal y ha dicho en repetidas ocasiones que se opone a los recortes presupuestarios masivos que afectarían a los trabajadores y hogares más precarios.

Cuando se le preguntó cuándo se podría llegar a un acuerdo, McHenry sostuvo que puede ser “cuestión de horas o de días”. Cada bando desea arrebatarle al otro una victoria sobre estos puntos de tensión y limitar la ruptura a nivel político.

La presión en torno de las negociaciones es mayor que el compromiso, que una vez alcanzado deberá ser refrendado en el Congreso por el Senado y la Cámara de Representantes, por lo que muchos legisladores ausentes por el fin de semana largo podrían ser llamados a volver a Washington de urgencia.

También existe la amenaza de que no se llegue a un pacto en el Congreso, como han amenazado legisladores de ambos partidos, o de retrasar lo más posible la aprobación de un texto que haría demasiadas concesiones al campo contrario.

La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, dijo ayer que conseguir un acuerdo era “crítico” para la economía global, y enfatizó que Estados Unidos necesitaba hacer “más para reducir su deuda pública”.

Epígrafe: La administración del presidente estadounidense Joe Biden mantiene negociaciones hace semanas con la oposición republicana por un nuevo techo para la deuda pública.

MÁS DETALLES

Estados Unidos posee una deuda total de aproximadamente el 95,5% de su Producto Bruto Interno (PBI), según el último reporte de primavera boreal del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Si no hay acuerdo entre republicanos y demócratas antes del 1 de junio próximo, el Congreso podría llevar a EEUU a su primer incumplimiento soberano en la historia moderna.

Entre las consecuencias de un default, se especula con que podría haber un colapso en los mercados bursátiles, un aumento en el desempleo y pánico en toda la economía global. En términos locales, la principal economía del mundo se quedaría sin efectivo para cubrir todas sus obligaciones, desde el pago de salarios militares hasta el envío de cheques a jubilados, así como para realizar pagos de intereses sobre bonos.

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