El Veterano que narra Malvinas desde la pintura. Fue mecánico de aviones durante la guerra de 1982. Es un apasionado del arte desde pequeño, pero desde 2010 descubrió en este una forma para expresar lo que había vivenciado a sus 23 años y resignificarlo
Con 64 años, Raúl ha pintado 36 cuadros que mantienen un orden cronológico de la Guerra de Malvinas, suceso que vivió en primera persona. Raúl Martínez se formó en la Escuela de Suboficiales de Córdoba y, a sus 23 años, fue destinado como mecánico de aviones para defender el suelo argentino. Actualmente, utiliza este arte para difundir la historia en escuelas y exposiciones. “Es más didáctico enseñar con los cuadros. Cuando un Veterano se pone a hablar, uno se tiene que imaginar lo que cuenta; acá se lo visualiza”, explicó.
Aprendí la palabra resiliencia, que es transformar lo negativo en positivo. Para mí eso es la pintura, es un cable a tierra
Martínez siempre fue un apasionado por el arte, pero jamás se había imaginado pintando lo acontecido en 1982. “Desde chico me gustaba el dibujo, específicamente el sombreado. Me uní a un taller en 2010 y, en el quinto año, conocí a Ana Garello. Era una gran profesora que me sugirió pintar Malvinas porque no conocía a nadie en Paraná que lo hiciera. Al mismo tiempo, hubo un auge de fotografías en internet. Al principio, algo no me permitía pintar este tema, le sacaba fotos a imágenes de la pantalla de la computadora. Desde que superé ese rechazo, veo una foto e inmediatamente la quiero recrear”.
El entrevistado destacó la existencia de un cuadro que considera de relevante significación. Se trata de una fotografía que halló en internet, pero que al estar en blanco y negro, debió agregarle color y fondo. “Significa mucho porque yo estaba preparado para lo que se vino; egresé en 1976 y en 1981 empecé a volar el Pucará como mecánico a bordo. Pero hubo soldados que fueron llevados a la isla sin darles demasiadas explicaciones. Me siento identificado porque también estuve en un pozo como el soldado de la foto, pasé hambre y frío. Él no tendría que haber estado ahí, deberíamos haber ido los que estábamos preparados. Tampoco cuestiono la decisión, pero no sé si Argentina estaba en condiciones de entrar en guerra en ese momento”, aclaró acerca de su concurrencia al conflicto bélico, que igualmente los tomó por sorpresa.
DE LOS RECUERDOS A LOS CUADROS
Raúl rememoró que despegó el 8 de abril con una escuadrilla de ocho aviones hacia el sur. “Hicimos una navegación de seis horas hasta Comodoro Rivadavia, allí estuvimos 10 días pintando los aviones con pintura de autos para camuflarlos. El 26 de abril llegamos a Malvinas, donde estuve 40 días. El 29 de mayo fui herido, salpicado con esquirlas, de las que aún me quedan algunas”.
Como el artista que es, conserva en su memoria aquello que percibió apenas arribó a las islas: “El paisaje era agreste, los árboles son traídos de otros lados, no hay autóctonos. Es parecido a nuestra gramilla, pero más amarilla. El suelo es esponjoso, tuvimos problemas con el aterrizaje de los Pucará porque se hundían”, recordó y añadió: “Cuando levanté la cabina del avión, sentí un cachetazo de aire frío”.
Al momento de pintar, utiliza aplicaciones y fotografías que lo inspiran. “Hay una foto que tomé de la revista Gente, es de un ataque del 1 de mayo, cuando un soldado salió a ver un incendio. Pudo más la curiosidad que su propia seguridad. Se me ocurrió pintar a ese soldado curioso”, destacó y resaltó otro cuadro en el que el viento arrastró una carta de un soldado argentino y la enganchó a una bomba: “Mi intención era mostrar la humorada del destino”.
Por otra parte, Raúl resaltó qué es lo que más lo moviliza de la pintura: “No fue fácil. Cuando volví, el psiquiatra me dijo que fui sacado de la guerra y traído directamente a la paz, no tuve tiempo para bajar la ansiedad. Aprendí la palabra resiliencia, que es transformar lo negativo en positivo. Para mí eso es la pintura, es un cable a tierra. Prendo la radio, me siento a pintar y me olvido de la hora”.
Me siento reconfortado porque es una forma de malvinizar. Somos los responsables de evitar que eso se pierda
HISTORIA Y PINTURA
Los cuadros siguen una secuencia cronológica. “Comienza con un galeón español que regresa a España luego de estar en la Expedición de Magallanes, a la altura de lo que hoy conocemos como Santa Cruz, en 1520. Este se choca con las islas y anota la aproximación de la ubicación en la bitácora, es uno de los primeros avistajes”. Asimismo, la secuencia finaliza con “un cuadro del Parque Urquiza, con tres Canberra arriba, que simboliza el fin de la guerra”, explicó Martínez.
A modo de preservación de lo vivido, el Veterano se involucra en la difusión de la historia a través de su arte: “Siempre me van a faltar cuadros. Tengo ganas de ir hasta 1810 y contarles a los chicos que hubo dos intentos de ataques que fueron rechazados. Me siento reconfortado porque es una forma de malvinizar. Somos los responsables de evitar que eso se pierda”.
Fuera de la temática de Malvinas, Raúl no registra la cantidad de cuadros que ha creado. Con Claudia tienen dos hijas, un hijo y una nieta. Recientemente tuvo el desafío de pintar por primera vez un mural de Malvinas en el barrio Santa Lucía. También es miembro del Centro de Veteranos que, desde 1986, tiene como objetivo “ayudar a que el socio no esté pensando todo el tiempo en la guerra y se distraiga”. El pintor es un maestro del arte que, además, educa a la población a través de la difusión de sus cuadros y lucha por evitar que la historia se olvide.
Leave a comment