domingo , 22 diciembre 2024
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El trazo fino de una acción de largo aliento

El carácter comunitario es a la vez elemento integrador y levadura de iniciativas culturales en las que la creatividad ocupa un lugar clave. Convencida de que la conjunción es necesaria, la chajariense Marianela Müller integra La Cultural Cooperativa de Artistas, un espacio para formarse, producir y disfrutar de expresiones, estéticas y sensibilidades.

Oriunda de Chajarí, Marianela Müller se define como una emprendedora apasionada por mezclar lenguajes y disciplinas a la hora de crear algo nuevo. Es egresada de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad Nacional del Litoral de Santa Fe. Sin embargo, no se dedica al arte y la técnica de proyectar, diseñar y construir, modificando el hábitat humano. La creatividad la llevó a tomar un rumbo alternativo. Se dedica de lleno a la ilustración independiente. Comenzó con acuarela y tinta y ahora hace uso de las herramientas digitales. 

La ilustradora rescata el valor del desarrollo de manera autogestiva en una ciudad pequeña de Entre Ríos como la que habita. Convencida de construir comunitariamente, es socia fundadora y presidenta de La Cultural Cooperativa de Artistas que reúne a personas de distintas disciplinas de Chajarí, ubicada a unos 300 kilómetros al noreste de Paraná, sobre la costa del Uruguay. “Buscamos trabajar tres ejes: el pedagógico, dando acceso a formación artística y profesional de calidad; la programación, sosteniendo una agenda cultural constante en la ciudad; y la creación artística, fomentando la producción local”, dijo, en diálogo con EL DIARIO, en una pausa del Mercado de Industrias Culturales Argentinas, que se desarrolló en el Centro Cultural Kirchner a principio de mes.

Müller ganó una Beca de Creación del Fondo Nacional de las Artes 2022. Esa semilla que plantó dio frutos: un proyecto denominado Criaturas Mágicas. Por segunda vez consecutiva participó de las rondas del sector Diseño del MICA.

A continuación, se comparten los tramos sustanciales de los intercambios mantenidos. 

–¿Cómo te caracterizarías?

–Como ilustradora, arquitecta y emprendedora. Soy una apasionada por mezclar lenguajes y disciplinas para crear algo nuevo integrando saberes. Estoy convencida de que todos somos seres creativos y que a veces, sólo necesitamos darnos ese espacio para reconocernos y crecer. 

Además, creo enormemente en las construcciones colectivas. Por eso formo parte de La Cultural Cooperativa de Artistas y de la Asociación de Dibujantes de Argentina. Desde esa perspectiva encaro los diferentes proyectos, donde todos nos ayudamos y crecemos con la mirada y las ideas de los demás.

–¿Qué balance haces luego de estar presente en dos ediciones del MICA? 

–El año pasado asistí de la mano de la Asociación de Dibujantes de Argentina. La experiencia fue trascendental. Pude acercarme a las rondas de negocios, tener reuniones con editoriales extranjeras, mostrar mi porfolio como ilustradora y mis proyectos en marcha. Compartí una idea a partir de la cual establecí un vínculo y obtuve una carta de recomendación que me ayudó a ganar una beca. 

Ahora me presenté al programa de incentivos Impulsar MICA con Criaturas Mágicas, un juego ilustrado que tiene estructura de un rompecabezas con diferentes piezas de animales antropomórficos que se pueden combinar y armar hasta seis personajes; y un mazo de preguntas que funcionan como disparadores para crear sus historias. 

En esta edición del MICA la meta que me fijé fue continuar ese camino que viene desprendiendo muchos frutos. Más allá de concretar una venta -entre mil comillas- lo valioso es el intercambio con colegas y potenciales compradores. En definitiva, somos personas buscándonos.

–¿Traes esa veta creadora desde la infancia?

–Sí, sin dudas. Luego me formé como arquitecta, aunque no ejerzo del todo. Desde 2018, me dedico full time a la ilustración. Si bien es una disciplina que permite hacerlo desde cualquier lugar porque está ligado a lo digital, es super importante encontrarse cara a cara con otras personas y compartir. No tendría sentido hacer mi trabajo desde la soledad. 

–¿Qué herramientas tomaste de la Arquitectura? 

–Lo que más pongo en práctica es la mirada proyectual de lo artístico. La creación tiene sentido en tanto la voy a aplicar a algo, como si viniera a resolver un problema. Mientras que a la herramienta gráfica la uso todo el tiempo porque necesito pensar dibujando. Cuando miro en retrospectiva, siento que fue muy fluida la transición de la arquitectura a la ilustración. 

–¿Cómo se conjuga la capacidad del artista con las tecnologías emergentes y los derechos de autor? 

–No tengo ni idea. Es complejo. Sería necio de mi parte dar una respuesta cerrada. Nadie entiende bien de qué va. Nos estamos enredando en discusiones que todavía no sabemos cómo dar. 

Lo cierto es que hace mucho tiempo venimos utilizando la Inteligencia Artificial sin saber que estaba ahí. Para tener un mejor panorama, recomiendo investigar al desarrollador Tomás García, quien ha compartido contenido sobre Machine Learning para el desarrollo de imágenes. Él es uno de los que se propone analizar críticamente la creación con Inteligencia Artificial, y reflexionar sobre las relaciones entre el usuario, las tecnologías, los dispositivos, los cuerpos, los agentes, y las redes que le dan forma como tal.

Por mi parte, me interesa indagar más en las maneras de defender el trabajo de las personas que producimos imágenes. 

–¿Sentís que lo cultural se va poniendo cada vez más en valor en localidades pequeñas? 

–Sí, aunque no es un proceso sencillo. En nuestra cooperativa hay el deseo de que la oferta cultural exista y que esté disponible permanentemente, aunque no es tan constante desde el consumo del público. Es un desafío crear el hábito de que la gente vaya a ver una obra de teatro o un recital cada vez que se produce una convocatoria. 

La cultura está cada vez más en agenda, porque se la entiende como una herramienta de transformación que permite sensibilizar de otra manera. Creo fervientemente en los derechos culturales. Por eso sé que es importante hacer cosas, pero también que estén dadas las condiciones para que todas las personas puedan acceder a los consumos culturales. De lo contrario se termina convirtiendo en una propuesta elitista o de privilegio. 

Convocatoria exitosa

Con más de 20 mil rondas de negocios entre productores argentinos, 45 visitantes y compradores nacionales e internacionales, charlas con especialistas, shows musicales y muestras de arte y diseño, concluyó la séptima edición del Mercado de Industrias Culturales Argentinas.

Según anunció el Ministerio de Cultura, el número de rondas de negocios fue récord este año porque se celebraron 20.000 que convocaron a 100 compradores internacionales de 27 países y a 450 compradores nacionales de quince provincias. De esta forma, el promedio de rondas de negocios por comprador fue de 31. De los vendedores, 2.000 fueron argentinos, 45 brasileños y 2 uruguayos, un esquema que reforzó la intención de los organizadores de que el MICA sirva también para apuntalar el Mercosur cultural.

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