Junio es el mes dedicado a los herbarios en el Museo Provincial Antonio Serrano. Por tal razón en la institución se desarrollan diversas actividades, entre ellas se concretó un taller con el que se inició un ciclo que culminará el último fin de semana del mes con una residencia artística que conjuga saberes del arte y las ciencias
Las colecciones botánicas, comúnmente llamadas herbarios, son colecciones de plantas desecadas en debidas condiciones para conservar la forma y posición de sus partes. Son el único documento permanente de la vegetación sobre el planeta que contiene toda la información que sirve de base para numerosas disciplinas científicas.
En el Museo de Ciencias Naturales y Antropológicas “Prof. Antonio Serrano”, organismo dependiente de la Secretaría de Cultura de la Provincia, se encuentra un herbario que alberga más de 3000 ejemplares de plantas, conformando una fuente muy importante de documentación, conservación y comprensión de la flora nativa. Sus ejemplares más antiguos datan de 1912. Un acervo cultural y vegetal invaluable y único sobre la biodiversidad de la región.
Esa valiosa colección se preserva en condiciones especiales en el depósito del Museo, y son escasas las oportunidades en que el público en general puede acceder a los ejemplares conservados, debido a su fragilidad.
Durante el corriente mes, desde la conducción de la institución se ha dispuesto dar a quienes así lo deseen, la oportunidad de acercarse y apreciar esa colección.
“Con el objetivo de resaltar y difundir el valor de esta importante colección y de los herbarios en general, para el mes de junio programamos una serie de actividades trabajando de manera interdisciplinar con distintos profesionales del ámbito artístico y la investigación científica, que se realizarán de manera gratuita y para todo público”, expresó la directora del Museo, Gisela Bahler a EL DIARIO.
La directiva explicó que se vio la ocasión de concretarlo en este momento “en el marco de una iniciativa que venimos trabajando institucionalmente y promueve el encuentro y el diálogo de saberes entre arte y ciencia”.
ACERVO INVALUABLE
Se trata, remarca la directiva, de un acervo cultural “invaluable, único, que tenemos en resguardo y debemos preservar”, por lo cual no se encuentra accesible habitualmente a los visitantes.
“Un herbario es algo muy delicado. Cuando se desecan, a las piezas hay que guardarlas muy bien porque se tornan muy frágiles”, indicó la docente e investigadora. Las piezas se conserva en cajas especiales y la colección, que fue iniciada y ordenada por Juan Báez, “es un patrimonio que permite tener un panorama de la riqueza biológica, de flora en este caso, de la provincia a través del tiempo”.
La intención durante junio es poner en valor estas especies, “que están muy resguardadas, para que se conozca”.
En ese sentido Bahler explicó que el jueves se realizó un taller destinado al personal que realiza tareas en el Museo para poder conocer ese patrimonio y sus características. “Lo novedoso es que en esta oportunidad lo abrimos al público”, subrayó.
Fue una primera instancia, aclaró la directora, con el propósito de “socializar lo que tenemos en el Museo no sólo con los empleados; también con el público en general”.
La actividad resultó parte de una agenda que continuará con propuestas los días sábado 24 y domingo 25 y martes 27 de junio en el marco de un proyecto del cual el Museo es parte junto a la Universidad Nacional de 3 de Febrero (UNTREF).
Se trata de un laboratorio de investigación, producción y formación artística en torno al herbario organizado por Juan Báez, que fue un estudioso de las ciencias agropecuarias especialmente de la botánica. Oriundo de la provincia de San Luis, Báez estudió en La Plata en donde obtuvo su título de Perito Agrónomo. Báez desarrolló su actividad profesional en la Provincia de Entre Ríos donde dejó un legado muy importante en materia de estudios. Ejerció la docencia en la ciudad de Paraná, capital de la provincia de Entre Ríos y falleció en Córdoba en 1953.
Poniendo en valor el patrimonio organizado por Báez, es que la experiencia planteada para el último fin de semana de junio, será una clínica destinado a artistas. El planteo, precisó la directora del Museo, es concretar una residencia, en la cual se trabajará desde el arte con referentes ambientales, culturales y público en general que quiera ser parte de la misma.