Como embajadora de Unicef, Natalia Oreiro llegó a Paraná este martes, visitó el barrio San Martín por la mañana, en el contexto de una jornada denominada Voces de los barrios y, durante la tarde, formó parte de un panel coordinado por la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Entre Ríos (FCEco-UNER). La visita se enmarca en el plan de trabajo de UNICEF Argentina en colaboración con La Poderosa.
La actriz y cantante uruguaya visitó el barrio San Martín la mañana de este martes y se reunió con vecinos de la zona. “Lamentablemente, la pobreza se maximiza cada año. El impacto de la pandemia fue tremendo, la gente que tenía trabajo lo perdió. Vine a acompañar a La Poderosa y Unicef que hacen un trabajo en conjunto en todos los barrios vulnerables del país y, en esta oportunidad, vinimos a Paraná”, comentó Oreiro.
Por la tarde, formó parte de un panel coordinado por la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Entre Ríos, donde participaron Claudia La “Negra” Albornoz, referente de La Poderosa, Sergio Sánchez, consultor de UNICEF, Manuel Cavia, docente investigador de UNER, y Diego Mora, referente del Observatorio Villero, bajo la moderación de Nelson Santacruz, de La Poderosa.
El conversatorio tenía como objetivo la presentación del estudio cualitativo “La situación de la pobreza en barrios populares”. Desde el 2020, UNICEF Argentina y La Poderosa han construido una alianza dirigida a promover el desarrollo pleno de las infancias y adolescencias y llevar a cabo iniciativas para garantizar los derechos de las chicas y los chicos que habitan barrios populares.
En este sentido, las asociaciones implementan en conjunto el Plan de Trabajo “Disminución de la pobreza, la inseguridad alimentaria y las desigualdades territoriales en barrios populares de Argentina”. Esta colaboración alcanza mensualmente a más de 15.000 personas, de las cuales 8.500 son niñas, niños y adolescentes que asisten a 25 comedores y merenderos comunitarios en diez provincias. En Entre Ríos el programa se desarrolla en el barrio de San Martín de Paraná.
En este marco, Natalia Oreiro se reunió con las vecinas del barrio para conocer y conversar sobre el trabajo que realizan en los comedores y merenderos, los espacios de apoyo escolar y cuidado infantil, así como la respuesta y contención a casos de violencia hacia las mujeres.
En la charla, que tuvo lugar en la FCEco, las palabras de bienvenida estuvieron a cargo de Sebastián Pérez, el decano de la UNER, seguido por la Representante de UNICEF Argentina, Luisa Brumana, quien, previo a la presentación del estudio cualitativo realizado junto con La Poderosa, destacó que los datos de pobreza no son sólo números, sino personas e historias de vida. Explicó, además, que es relevante realizar investigaciones desde diferentes perspectivas, como complemento a las estadísticas, para mostrar en primera persona las experiencias de quienes viven y habitan los barrios populares del país y qué significa vivir en contextos de vulneración de derechos.
Por su parte, Natalia Calisti, Especialista en Comunicación de UNICEF, presentó el documental sobre barrios populares. El estudio muestra que la situación de la pobreza en los barrios se caracteriza por su persistencia, su reproducción en el tiempo y que está asociada a la falta de acceso a derechos y servicios básicos fundamentales como las condiciones de la vivienda, el hábitat, salud, educación.
En este contexto, según se puede ver en el documental, el trabajo comunitario y redes barriales ocupan un lugar crucial. Se trata de redes sostenidas principalmente por mujeres que afrontan una triple jornada laboral: trabajo en el mercado, trabajo no remunerado en los hogares y trabajo comunitario. Estas mujeres, que con su trabajo sostienen comedores, merenderos, espacios de apoyo escolar, educación, cuidado infantil, cuidado de la salud, de atención de violencia hacia las mujeres y diversidades, no son la mayoría de las veces reconocidas ni remuneradas.
La Poderosa
La Poderosa es una red de 114 asambleas en las villas y barrios populares que se extienden a lo largo y ancho del país y latinoamérica. A partir del trabajo comunitario, sostienen 150 comedores y merenderos, alimentando a más de 40.000 personas, y además cuentan con espacios de educación popular, postas de salud y lugares de escucha para personas en consumo problemático, espacios de contención y apoyo ante situaciones de violencia de género.
