lunes , 25 noviembre 2024
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A la hora de llorar, el mismo pañuelo

La puesta “es el proyecto de un grupo de amigas que estamos juntas por este sueño común, vinculadas por el afecto que nos une al teatro y al autor del texto”.
Humor y absurdo en una historia con reminiscencias lorquianas. “A la hora de llorar, el mismo pañuelo”, versión libre de la obra del paranaense Carlos Fernández se estrena en La Hendija. Protagonizada por Ely Palacios y Cati Schmal, esta comedia grotesca que cuenta las vicisitudes de dos hermanas octogenarias, es dirigida por Gabriela Verón. “Ambas reflejan un universo querible en el cual seguramente podremos reconocernos en algunos momentos”, adelantó la directora a EL DIARIO

“Llegar al estreno es una gran alegría, porque este proyecto nace del amor al teatro y del afecto de un grupo de amigas por el autor, que depositó su confianza en nosotras”. Las palabras de Gabriela Verón, directora de A la hora de llorar, el mismo pañuelo, contagian entusiasmo frente al estreno de esta obra escrita por Carlos Esteban Fernández, previsto para este sábado a las 21:00 en el Centro Cultural La Hendija (Gualeguaychú 171).

“Siempre trabajo desde el humor”, agrega. Para la artista paranaense se trata de hallar en el teatro, y en particular en la historia que propone esta puesta una vía para “poder reírnos de las vicisitudes que tienen dos hermanas, y que reflejan un universo querible en el cual seguramente podremos reconocernos en algunos momentos”.

La obra tiene humor y absurdo. A la hora de llorar, el mismo pañuelo, es una comedia grotesca que cuenta las vicisitudes de dos octogenarias que conviven bajo el mismo techo. Ambas subsisten hastiadas con sus acumuladas enfermedades, quejas rutinarias, amores imposibles, sueños prohibidos.

Las acciones realizan un circuito rutinario, repetitivo y vicioso en la galería de la casa de estos personajes comprobando o haciendo dudar de a ratos su mundo de fantasía, dónde quizás no cruzan la puerta de calle siendo, aparentemente, su única comunicación con el exterior un teléfono sin hilo. Un libro prohibido y la carta de un aparente enamorado desatará una tormenta que las sacudirá.  

En esa cotidianeidad, traen al presente lo que está ausente: sus padres, recuerdos de su infancia, sus posibles amores. Y aparecen, inevitables, las frustraciones y los reproches. “Pero la complicidad del juego entre ambas, es un mecanismo favorable para que estas hermanas puedan seguir queriéndose a pesar de todo, jugando todo el tiempo con el paso de los años y su proximidad a la muerte”, añade la directora.

La puesta está salpicada por el universo Lorca en el deseo pasado de estas mujeres de encontrar a un hombre para casarse y marcharse de casa simbolizando esa posibilidad de huida, de liberación sexual y pasional. 

RECORRIDO COMPLEJO

“He trabajado esta obra desde el humor para incluir el mensaje de que no hay que dejarse abatir”¸expresó la directora a EL DIARIO. El dolor o la nostalgia no vencen a estas dos mujeres “que experimentan vidas rutinarias, como tantas personas más”.

En el proceso de delinear los dos personajes protagónicos, Verón tomó como referencia para el trabajo con las actrices y para la dirección a sus propios padres. “Ellos viven, mi papá tiene 92 y mi mamá más de 80 y son una referencia en eso de no aflojarle a la vida. Tienen mucha energía que contagian. No se dejan abatir”.

Con esa impronta, la directora trazó el perfil de esas dos mujeres, en un trayecto que se extendió durante más de tres años. Al desplegar la intimidad de ese camino, cuenta que “el proceso de trabajo comenzó en 2020, en plena pandemia”. 

Fue en ese período que Carlos Fernández terminó de escribir el trabajo y le pasó el texto. A la vez le sugirió los nombres de Ely Palacios y Cati Schmal para los protagónicos porque había escrito para ellas. “También me invitó a dirigir el trabajo; y luego de leerlo acepté”.

El proceso tuvo sus complejidades por el contexto de aislamiento sanitario. Pero el deseo de avanzar superó las dificultades. “Ensayábamos a través de videollamadas y grabaciones”, recuerda la directora, que apenas la situación regresó a la normalidad, retomó ensayos presenciales con el elenco.

En el balance, Verón confía que “la experiencia de dirigir y armar esta puesta ha sido muy positiva. A Catalina Schmal la conozco desde hace años y la había dirigido en un unipersonal que hizo Ofelia Tochy Eymann, en el cual ella hizo un personaje secundario”. Y agrega que compartieron escena en La supervivencia de las flores.

Con Ely Palacios, la directora se reencontró luego de casi tres décadas ya que ambas fueron parte del grupo de actrices que Carlos Fernández dirigió al presentar su obra En el umbral, en 1994. También en La Hendija. 

DESAFÍOS

“Hacer esta obra de autor local, que además es amigo, ha sido un desafío. ¿Qué pasa si algo de lo que yo propongo no le gusta? Eso me preguntaba a lo largo del proceso. Uno tiene sus miedos”, acepta la directora.

“Por suerte, cuando hacíamos los primeros ensayos generales, Carlos (Fernández) fue a vernos y le gustó el trabajo”, agrega.

El núcleo de A la hora de llorar, el mismo pañuelo, está salpicada de la esencia del universo lorquiano. “Carlos Fernández es un admirador de la obra de Federico García Lorca. Y esa referencia se aprecia en aspectos del texto y en cuestiones técnicas como la escenografía y la iluminación”.

La caracterización de las actrices es otro punto trabajado especialmente de la puesta. Este aspecto fue realizado por el autor de la dramaturgia, quien se ocupó de pelucas, postizos y maquillaje para realzar –sin exageraciones- el carácter de cada personaje. 

De todos modos, la directora aclara que, en la composición “siempre la clave es el trabajo interno que estos personajes tienen que tener, tanto por el texto como por la trama”. Con ese marco, la historia permite atisbar parte de “una galería añeja, en la que dos personajes son cómplices de acciones usuales pero fraternales y de tanto en tanto cariñosas en las que el humor y el absurdo aparecen para iluminar la acción”.

Ficha Técnica

Versión libre de la obra A la hora de llorar, el mismo pañuelo, sobre dramaturgia de Carlos Esteban Fernández.

Actúan: Ely Palacio y Catalina Schmal

Diseño planta de luces: Gustavo Morales

Arte del programa, maquillaje y pelucas: Carlos Esteban Fernández

Técnica: Gustavo Morales – Antonella Fernández Pabon

Escenografía, utilería y vestuario: Las Carlas y Gabriela Verón

Selección musical y operación: Gabriela Verón 

Dirección  general: Gabriela Verón 

Reservas:  343 – 5104833;  343 – 621 6436;  343 – 517 4919

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