Paraná ha sido el escenario de diferentes personajes, leyendas e historias. Algunas de ellas se han transformado en vivencias compartidas. Es el caso de Alguien como vos, la antología de relatos publicada en el primer libro del dramaturgo y actor paranaense Mauricio Dayub. Allí, las narraciones están atravesadas por experiencias del autor ligadas a su infancia en nuestra ciudad.
Alejo Román Paris
Especial para EL DIARIO
Un nuevo aniversario de Paraná vuelve a iluminar la historia de una ciudad que no sólo tiene el nombre del río, sino que también lleva su dinámica. Fluye con la corriente en la contradicción del remanso, por eso celebra su cumpleaños sin tener fundación. Es sabido que la ciudad recuerda el día en que fue elevada a la categoría de Villa. Pero, quizás, Paraná no fue fundada porque su origen remite a una épica mitológica: la costa enamoró al río, y este la abrazó. La costa creyó tener su gracia y se proclamó baxada del Paraná, de la bajada del río. Por eso, su gente desciende de él.
Paraná es el templo de sus héroes y el origen de los mitos. Es la última plegaria de Aníbal Sánchez besando la red en la final del campeonato argentino de básquet, y cada último suspiro de esa velada y tantas otras en el estadio Luis Butta. Es cada pelota rendida a los guantes de Sebastián Bértoli, en las gestas de Patronato, y cada papelito que el viento remontó en el Grella. Es cada club y su gente, pero también cada epopeya de los suyos. Paraná es Alberto Ramírez pedaleando al infinito en 33 Orientales.
Es el universo que habita en la Biblioteca Popular y cada una de las visitas de Borges a las raíces de su padre, otro hijo del río. Es cada crónica y cada verso que el río supo inspirar, y un viaje de Roberto Arlt convertido en aguafuerte. Paraná es su gente y sus historias, sus héroes y sus mitos. Es el retoño de la costa y el río, un reflejo fluvial indomable que se descubre día a día.
En la condena a la libertad, al acto de elegir aun evitando hacerlo, eligiendo no elegir, dice Jean Paul Sartre, está lo que define nuestra existencia. Estamos condenados a ser lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros. Así también pasa con lo que la ciudad germina a través de sus hijos y de sus historias. En este sentido, el dramaturgo y actor paranaense Mauricio Dayub ha sabido reflejar lo que su ciudad natal ha hecho con él en su amplio abanico artístico. El amateur y El equilibrista son dos ejemplos que provienen del arte dramático, que es la faceta artística más reconocible en Dayub.
“El dramaturgo y actor paranaense Mauricio Dayub ha sabido reflejar lo que su ciudad natal ha hecho con él en su amplio abanico artístico”.
Sin embargo, además del germen paranaense en las obras teatrales mencionadas, hay un libro. Se trata de la antología titulada Alguien como vos, editada por Sudamericana y presentada en la ciudad en la feria del libro Paraná lee 2022. Estos relatos están atravesados por vivencias que, de alguna u otra manera, forjaron la personalidad de su autor. Son narraciones que tienen la particularidad de concluir con reflexiones que, si bien emerge y atraviesa la anécdota que engendra el cuento, van más allá del propio relato. En la obra multifacética de quien se caracteriza por una enorme destreza para adoptar disfraces y personajes, Alguien como vos parece una obra concebida desde el revés del artista. Como una voz interior que clama ser oída tras las máscaras, estos relatos emergen a partir del despojo de los artificios que hacen al actor. Fluyen desde los laberintos más recónditos de la memoria y del alma del artista, hasta hacerse tinta.
Reflejo del ídolo
En su relato titulado Ídolos, Mauricio Dayub se pregunta “¿a dónde van los ídolos después de ser inalcanzables por la radio?”. El actor, escritor y dramaturgo se responde: “Al club, a encontrarse con su gente para volver a ser igual que los demás”. La narración emerge de una anécdota inspirada por un gol inolvidable de Mario Avellaneda vistiendo la camiseta de Atlético Paraná, que en ese entonces le permitía disputar el torneo regional de fútbol. El cuento ofrece la posibilidad de interpretar que no solo el gol, sino el retrato que la radio pintó, como la epopeya de un héroe, inoculó de magia un momento quizás mundano. El relato advierte que Mario Avellaneda concurría habitualmente al Club Recreativo, pero que esa vez sería diferente.
Cuenta el narrador que el relato de aquel gol envolvió sus pensamientos mientras estaba en la cancha de básquet de Recreativo, motivado por las imágenes legendarias que la radio había ilustrado del gol del ídolo. Cuenta el narrador que tramó paralelismos imaginarios entre el fútbol que había escuchado y el básquet que él practicaba, que imaginaba situaciones límites y disparos imposibles en la agonía de un partido. Se trata de esos intentos que en el básquet se consumen al calor de una cuenta regresiva, pero que cada tanto son refutados por alguien que saca pasaje a la posteridad desde el preciso momento en que lo imposible sucede.
En eso estaba el narrador, cuando ingresó al club el hombre que la radio había modelado como ídolo. El asunto que exhibe allí Dayub parece paradójico, el ídolo es el último en darse cuenta de su consagración. Es más, cae en la cuenta por la mirada que acusa de los otros para consigo mismo. Por eso, quizás, la narración concluye con la intuición de una certeza: “triunfar es ser un tipo común que un día puede más que los demás”.
Este relato, que emerge de esa voz interior tras las diferentes máscaras y artificios que hacen a un actor, tiene al Dayub narrador como un testigo de la consagración del ídolo. Pero es el propio autor quien, en cada ocasión que sube al escenario del Teatro 3 de Febrero de nuestra ciudad para hacer gala de su amplio repertorio de artificios, asiste a su propia consagración. Lo ha vivido varias veces. ¿Lo intuirá en el preludio a cada nueva visita a la ciudad que lo vio nacer? ¿Lo sabrá?
De lo que no hay duda, porque su arte lo comunica, delante y detrás de los artificios del actor y desde el corazón del narrador, es que lo siente. Porque Paraná es también el regreso a casa del hijo pródigo, en cada velada de Maurio Dayub en el 3 de febrero.