Son diversas las estrategias para captar la atención de los lectores. Entre ellas, ferias, eventos de narradores, recorridas literarias por la ciudad, y rondas de lectura. Ahora se agrega otra: mazos de cartas de tarot que contienen pastillas poéticas que remiten a obras de artistas del ayer y del hoy.
Redacción EL DIARIO
Por distintas razones, el tarot se ha vuelto familiar. Se trata de una baraja de naipes utilizada como medio de consulta e interpretación de hechos presentes, pasados o futuros. También es usada para interpretar los sueños, percepciones y los estados emocionales. Pese a que en el último tiempo se ha vuelto una práctica habitual, sus orígenes se remontan al siglo XIV.
La técnica es sencilla: se seleccionan cartas de una baraja especial, que luego son interpretadas por un lector. El mazo está compuesto por 78 cartas.
Aprovechando la popularidad de la lectura del tarot, algunas editoriales independientes argentinas se están animando a incorporar a sus catálogos mazos de naipes que reversionan las imágenes tradicionales del tarot junto a contenidos literarios que se desprenden de su simbolismo. Es el caso de la editorial Santos Locos Poesía, el proyecto de juegos literarios Juegos Tinkuy y el emprendimiento dedicado a la venta de libros, agendas y anotadores Fera.
Repasarlos nos permite asomarnos a estrategias novedosas de incentivo de la lectura.
Desde Santos Locos, lanzaron Tarot & Poesía, un mazo de 22 cartas con las ilustraciones del artista argentino Krysthopher Woods que adapta las imágenes de los arcanos del Tarot de Marsella y, en el reverso de cada una de ellas, aparece un poema de la escritora argentina Tamara Grosso.
Como se dijo, el mazo original contiene un total de 78 naipes, pero los primeros 22 representan -de manera arquetípica- las experiencias que las personas atraviesan en su crecimiento personal. “Decidimos trabajar con los 22 arcanos mayores porque indican momentos cruciales de la vida, reflejan los grandes cambios y las decisiones importantes”, se indica en la presentación de la caja.
El editor Marcos Gras contó que esta iniciativa surge de la observación de cómo una gran parte del público lector de Santos Locos “son fanáticos del tarot y los oráculos” y también “de ese costado lúdico que tienen los poemas en el sentido de que funcionan, muchas veces, separados de la obra”.
Gras lo ejemplificó con autores del catálogo al indicar que “puedo tomar un poema de Gustavo Yuste, Martina Cruz, Malena Saito y lo puedo replicar, ajustar a un tiempo, a algo que me está pasando, a un sentimiento que tengo por fuera de la obra. No importa si tengo o no tengo el libro”.
“Algunas editoriales independientes argentinas se están animando a incorporar a sus catálogos mazos de naipes que reversionan las imágenes tradicionales del tarot”.
Nuevos escenarios.
“Pensamos en tarot y poesía por esta forma no lineal de leerse que tiene la poesía, de esta capacidad de fragmentación que tiene de poder pensarse como unidades individuales y a la vez totalmente potentes, más allá de la obra”, explicó Gras quien convocó a la poeta Tamara Grosso para que comience la magia.
“En las lecturas de tarot hay algo de relacionar los símbolos de las cartas, sus imágenes, con lo que se te ocurre en el momento, o con alguna intuición, porque siempre se establecen relaciones. No se dice lo mismo cada vez que sale la misma carta”, señaló Grosso, autora también de los poemarios Guatepeor, Márgenes, Cuando todo refugio se vuelva hostil, y El ritmo del derrumbe.
Para ella, “eso tiene mucho que ver con cómo se lee la poesía, porque a diferencia de la narrativa, un poema puede tener muchas cosas que decirnos, podemos leerlo de una forma nueva cada vez”.
Grosso, quien además publicó la novela Viudas jóvenes, contó que el proceso de escritura de estos poemas fue “bastante diferente” a como suele trabajar. Los escribió en un pueblo muy chiquito de Italia, y según confió “al contrario de lo que puede parecer”, se encontraba “muy estresada”.
Entonces Grosso eligió un lugar tranquilo del pueblo para escribir y, frente a una cancha de fútbol, “trataba de sintonizar con la energía tranquila del pueblo, sacaba una carta y escribía sobre la que me tocaba”, rememoró.
El viaje a Italia ayudó al ejercicio creativo. “Tuvo mucho que ver con que pudiera escribir estos poemas, porque en otro contexto más habitual para mí tal vez no me hubiera sido tan sencillo conectar con los símbolos de las cartas y los arcanos, con algo menos mental que los temas sobre los que escribo habitualmente”, comentó Grosso, al añadir que “la primera vez que aprendí el significado de los arcanos fue a través de la metáfora del Viaje del loco, así que tuvo mucho sentido para mí”.
El viaje del Loco es una historia nodal del tarot sobre un personaje (representado en la carta número cero) que inicia el camino por la vida junto a su perro y con un paquete en la espalda. El punto de partida es el hogar, regido bajo el modelo estereotipado de la madre y el padre, representados en las cartas por la Emperatriz y el Emperador. A lo largo del viaje, el Loco aprende una lección a partir de los distintos personajes que van siendo representados en el resto de las cartas.
Reversiones.
La ilustración del mazo de Santos Locos, a cargo de Woods, juega con los dibujos tradicionales del tarot, pero le imprime su sello personal: las ilustraciones son divertidas, tienen colores pasteles, y, por ejemplo, el personaje que aparece en la carta de la Justicia tiene dos aritos en las orejas con forma de una balanza.
“Soy una persona muy visual y en el tarot siempre encontré esa imaginería desbordante con la que siempre estuve maravillado. Las diversas representaciones de personajes como La Muerte, El Diablo o El Ermitaño junto a conceptos como La Justicia, La Fuerza o La Templanza siempre me llamaron la atención”, indicó Woods.
Al principio, ilustrar teniendo enfrente tantas versiones previas de las cartas fue un desafío para Woods. “Me limitaba a intentar ‘respetar’ el material sobre el que me iba a basar, quería que todo tuviese concordancia, que fuese agradable y a la vez que funcionara como mazo de tarot en sí, con sus personajes, simbolismos y alegorías”. Cuando pudo romper con esa estructura y volcar su estilo, “el proyecto fue tomando mayor vuelo”, contó.
Así, se permitió reversionar la carta de la Torre con el juego de mesa jenga. “Por algún motivo recordé el programa de televisión donde Gerardo Sofovich jugaba al jenga con invitados. Una vez llevó a Luciano Pereyra y hay un momento en el que Luciano está por perder porque su torre se tambalea demasiado y, antes de que se termine de caer por completo, le pega un manotazo tirando todas las piezas a su alrededor”, recordó, al concluir que “me pareció graciosa la analogía con la carta original de La Torre y pensé, ‘¿por qué no?’”.
Esta “unidad lúdica”, como la define el editor, tiene como objetivo la esencia de toda práctica lúdica: jugar. Sin embargo, el editor consideró que “siempre que uno hace una pieza, deja de pertenecerle y es del lector, entonces si nuestros lectores la quieren comprar y le encuentran una función como disparador de ejercicios de escritura porque son 22 poemas breves y 22 imágenes representativas, puede funcionar”.
La propuesta de Tarot & Poesía se suma a un nicho incipiente pero repleto de creatividad que también explora las posibilidades de la literatura con el tarot. En Fera lanzaron una caja llamada “oráculo” compuesta por 80 cartas. La mitad muestra ilustraciones de autoras seleccionadas con una palabra clave y las otras incluyen citas representativas de cada una.
Ágatha Christie, Amparo Dávila, Clarice Lispector, Cristina Peri Rossi, Hebe Uhart, y Olga Orozco son algunas de las escritoras que participan del oráculo. Mara Parra, editora en Fera, lo entiende por un lado como un juego, “por su respuesta aleatoria, múltiple, e improbable”, y a la vez como una “conexión mística”. Para ella, esta pieza contiene “todo el halo de la providencia, al mejor estilo ‘si te sale tal carta es porque necesitabas escuchar ese mensaje’, dijo.
Experiencias.
Luego de cortar la baraja de Fera, la carta te invita a una próxima lectura. Agustina de Diego, tallerista, escritora y creadora del blog literario Agus recomienda, fue la encargada de seleccionar a las autoras del místico mazo. Lo hizo con la intención de alentar a descubrir los mundos que ellas crearon y que la constituyeron como lectora. “Cada una me acompañó en diferentes momentos de mi construcción como lectora: desde Agatha Christie, la reina del policial que me enseñó que ante lo indescifrable existe solución, hasta poetas como Idea Vilariño, cuyos poemas son desde hace años mis mantras”.
Los textos incluidos en las cartas corresponden a los subrayados de la curadora del proyecto, elegidos a conciencia. “La cita debe tener un efecto casi mágico en aquel que la lea: unas ganas irrefrenables de ir corriendo a leer ese libro”, aseguró.
La literatura entrelazada con lo místico y lo lúdico también aparece en Tinkuy, un proyecto editorial creado por Gloria Claro y Ariel Marcel. En su oferta diversa de juegos de cartas con contenido literario para todas las edades, está Poesía a la carta, que contó con la participación de la poeta y escritora cordobesa María Teresa Andruetto.
“La cita incluida en las cartas tiene un efecto casi mágico en aquel que la lee: despierta unas ganas irrefrenables de ir corriendo a leer el libro”.
El mazo de naipes de Andruetto tiene 40 cartas con poemas, 5 citas y 5 figuras del tarot. Durante la confección de la caja, surgió una anécdota familiar que unió estas dos corrientes. “Conté que, de modo doméstico, casero, mi mamá nos tiraba el tarot cuando éramos chicas, jovencitas. Apareció ese recuerdo de mi madre y ellos buscaron y elegimos juntos distintas estéticas de cartas de tarot”, contó la autora de la novela Lengua madre.
Como se ve, la poesía y el tarot devienen en una fusión que acerca la literatura a las personas desde lo lúdico. La editora de Fera lo resume así: “entremezclar lo cotidiano con lo trascendental, lo mágico con lo elevado, nos parece que pone a la literatura mucho más cerca”.