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La costumbre de escapar hacia el abismo

Animales (Tiere) es una película del cine alternativo y de culto europeo de 2017.

Entre las variadas maneras de interpretar la realidad la sensación del engaño puede abrir un sinfín de conjeturas que llegan a jugar una mala pasada y tejer historias que se encuentran en tiempos y espacios extraños, casi irreales. 

Victoria Elizalde

Lugares bellos y apacibles si los hay y los paisajes suizos son claro ejemplo. Lo pacífico y hermoso de la flora y fauna del prado suizo verde vivaz y su cordillera alpina de picos blanquecinos se percibe a lo lejos como lugar soñado sin reparar en que lo aparente, también alberga turbulencias e incluso los animales a veces se comportan raro, pero ¿quién no? Animales (Tiere) es una película del cine alternativo y de culto europeo de 2017, que sostiene una premisa sobre la realidad como algo simple hasta que algunas grietas la ponen severamente en cuestión.  

La trama simplificada 

Anna (Birgit Minichmayr) y Mike (Philipp Hochmair) deciden mudarse por seis meses desde una zona urbana de Austria a la campiña suiza para refrescar una vida matrimonial en crisis. Ella planea destrabar la escritura de su novela, y él recopilar recetas de maestros chef de toda la región para su restaurante. No obstante, todo indica que ese plan es también un distanciamiento de una rutina marital, que incluye una tercera persona a espaldas del otro sin blanquear.  

Antes de partir Anna deja la casa en que ha vivido desde pequeña (y que comparte con Mike) al cuidado de una conocida de su esposo (Mona Petri), con indicaciones muy específicas y especialmente la de no usar la cama matrimonial ni abrir la habitación del final del pasillo, vedada al paso. Las instrucciones sobre el cuidado de la pecera en la sala de estar aparentan un detalle colorido y menor pero invocan ya un mal presagio, que tendrá su desencadenante fundamental situado de pie sobre la ruta entre el paisaje montañoso. A partir de ahí todo parece y se confunde entre percepciones adversas, alternas y extrañas sosteniendo la hipótesis de la traición como punción constante en la llaga del mundo real y su anverso. 

Abstruso modo de decir

El diseño de producción se las ingenia para recrear sensaciones variadas. Entre ellas destaca el desconcierto que se labra entre situaciones completamente habituales y su acaecimiento en sucesos donde la lógica se trastoca a tal punto que los ejes cartesianos entran en crisis. Ya no se sabe quién, cómo, cuándo o dónde.

Entre las tomas más icónicas se distinguen los pasillos internos, las estructuras de las casas con muchas habitaciones, los fenómenos geoclimáticos como la lluvia o el mar turbulento, la amplitud de los prados montañosos y los encuadres configurados a partir de marcos. Así los espejos, ventanas al exterior, puertas al interior, una pecera, un portarretrato y el ojo en la mirilla de la puerta definen con solvencia una composición atinadamente sugerente, donde la conjetura sobre un punto de vista (entre varios posibles) tiene una relevancia crucial. Espejos que refractan visiones, ángulos de perspectiva, el buscarse en un reflejo; puertas misteriosas como puntos de pasaje, como barreras momentáneas con zonas semi opacas que dejan suponer pero no revelan sino hasta ser abiertas y dejar pasar. Ambos confluyen con los acertijos mentales de quien se siente engañado y busca respuestas. En cuanto a género hay drama, romance, suspenso, una fuerte impronta surrealista y algo fantástica, hasta comedia oscura. 

El riesgo del autor

Ante tanta apuesta autoral algunos planteos son bastante arriesgados y llegan al borde del delirio (lo cual no es para nada ajeno a la trama) en la personificación animal desde una mirada bien fundamentada pero jugada al fin. Las escenas de sexo no agregan demasiado a la historia, pero sí definen una constante en la que cada una de ellas se percibe con cierta frialdad y celeridad por saciar (que de algún modo reflejan dilemas que los personajes van atravesando). Al cierre, su guión discurre por momentos con algunas pistas muy explícitas y el final se acerca tratando de explicar más de lo necesario tal vez. Sin omitir esos caminos sinuosos, Animales es un buen plan que deja al espectador pensando sobre la multiplicidad de capas que entretejen la historia, las maneras de percibir y la imposibilidad del escape limpio cuando se trata de la propia complejidad.

Ficha técnica

  • Título original: Tiere (Bestias, Animales)
  • Género: Drama, Suspenso psicológico, Distopía
  • Director: Greg Zglinski
  • Orígen: Polonia, Austria, Suiza, 2017
  • Duración: 95 minutos
  • Calificación: + 16 (sexo, violencia, muerte)
  • Plataforma: FilmIn 
  • Idioma original: Alemán 

Trayectorias contiguas

Greg Zglinski es un guionista, director, productor, editor y músico suizo-polaco con creciente presencia en la escena cinematográfica mundial. En la primera década del 2000 estuvo visitando Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe (donde se asientan las mayores comunidades suizas) durante su gira latinoamericana, presentando su primer largometraje “Todo un invierno sin fuego”. 

Animales es una realización de Zglinski que retoma uno de los dos proyectos, que el director austríaco Jörg Kalt (muy conocido por la película Crash Test Dummies) dejó inconcluso a causa de su deceso en 2007 (Tiere -Animales- y Zum Essen -Para comer). Allí despunta lo que motiva al director en su modo de abordar el relato: indagar en los misterios que la vida encierra (cambio, crisis, transformación) asiéndose del cine como su mejor herramienta para develarlos.

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