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Atracaderos de balsas nuevos en el Puerto Viejo

Durante décadas las balsas fueron la posibilidad para el transporte vial de salvar la barrera natural que implicaba cruzar el Paraná.
Puntos nodales del tránsito vial entre Paraná y Santa Fe, los atracaderos de las balsas fueron, hasta comienzos de siglo, sitios que concentraron el movimiento de vehículos que llegaban hasta Puerto Viejo para realizar el cruce del río por balsa. La construcción del túnel subfluvial y el enlace vial Rosario-Victoria, los condenaron al olvido

El establecimiento de las comunicaciones entre distintos puntos del orbe como uno de los aspectos distintivos de la actualidad implica que los contactos y el tráfico sean día a día más veloces, tanto como las exigencias de celeridad, comodidad, seguridad. Lo cual plantea a las obras públicas el cumplimiento de esas condiciones.

Entre Ríos tiene el privilegio de ser una provincia circundada por dos grandes vías navegables que han facilitado las comunicaciones. Durante mucho tiempo ambas fueron corredores claves para este fin. Pero con el desarrollo de los medios terrestres fueron desplazadas de ese lugar protagónico. Al mismo tiempo, en función del predominio del transporte por tierra, estos cursos de agua, de ser los canales naturales para el transporte, se convirtieron en obstáculo que debía ser salvado por balsas, puentes, túneles para superar el aislamiento al que la condición de insularidad mantuvo a Entre Ríos durante siglos.

En esta perspectiva, sin duda el desafío más importante del siglo pasado en la costa del Paraná fue la construcción del túnel subfluvial, obra que por su magnitud insumió años de trabajo. Y que tras ser inaugurada, en 1969, imposibilitó –en función de protocolos de seguridad- el tránsito por su interior de transportes con sustancias inflamables, explosivos y ganado en pie, que debieron continuar con el empleo de balsas para el cruce entre Paraná y la costa santafesina.

En ese contexto, abreviar el tiempo de cruce del río entre las ciudades de Paraná y Santa Fe era esencial, por lo cual en el año 1967 se proyectó el emplazamiento de dos nuevos atracaderos, situados fuera del espacio del Puerto Nuevo. Uno de ellos se ubicó en la zona de Puerto Viejo, donde funcionó  el atracadero militar Soldado Funes; el otro en la isla Berduc. 

“El tiempo de cruce se reduciría aproximadamente en 12 minutos, menos de la mitad del requerido al momento”  informaba una noticia publicada en 1967 en el número 3 de la revista Presencia, del Instituto Nacional del Profesorado. 

El texto señalaba asimismo: “Zona de agreste belleza, sus verticales barrancas podrán alguna vez ser la continuación del Parque Urquiza, orgullo de nuestra ciudad y motivo de atracción turística”. Indudablemente la novedad era relevante para la ciudad como para que una Revista Institucional centrada en sus actividades específicas y en la formación docente le dedicara un importante espacio y la ilustrara generosamente.

Características de las obras

Retomando la crónica sobre el proyecto de nuevos atracaderos, en Presencia se consignaban algunos detalles técnicos de la propuesta. “Dos rampas permitirán la operación simultánea de dos balsas. Sobre rieles se desplaza un puente metálico desde la rampa a un flotante, asegurando la operación a distintos niveles del agua. Las rampas se continúan en amplias calzadas para la circulación y estacionamiento de vehículos”. Se añadía: “Un arco dará la bienvenida a los viajeros, cubriendo oficinas destinadas a la Dirección provincial de Turismo, Dirección General de Rentas y hotelerías, y ofreciendo un motivo arquitectónico de embellecimiento a esta obra utilitaria.” 

El texto expresaba también: “La obra incluye el ensanche de Avenida Estrada desde los atracaderos hasta el Parque Urquiza… se ha previsto la iluminación con artefactos de gas de mercurio”. Las obras se llevaron a cabo durante el año 1967, para ello … “La defensa .. debió ser colocada en profundidad de hasta siete metros, en aguas de fuerte correntada.” 

Entre otros detalles, se indicaba que “las rampas y calzadas se formaron con broza, extraída de las canteras en el Paracao… los taludes y la cubierta de las rampas se construyeron de hormigón utilizando el cemento portland de la zona.” En cuanto al material empleado se indicaba que “la piedra utilizada, es la denominada tosca tipo Paraná, de las canteras de aldeas cercanas a nuestra ciudad” y que “la mano de obra, en su totalidad, es entrerriana.”


Plano de ubicación de la construcción del atracadero en Puerto Viejo, en la segunda mitad de los `60. En línea punteada se señala el trayecto de la balsa entre Paraná y la Isla Berduc, en Santa Fe.

Las ventajas y el olvido

En la revista se resaltan asimismo las ventajas de estos nuevos atracaderos, más allá de la reducción del tiempo de espera y del cruce del río, ya que “podrán operar simultáneamente dos balsas en cada costa. El recorrido se reducirá de 5000 metros a la mitad y se duplicarán los servicios con el mismo gasto de personal, combustible, mantenimiento, etc. El transporte de pasajeros ganará en comodidad y el transporte de carga en seguridad y en costo. En todos los aspectos de la vida de relación nos sentiremos más cerca e integrados del resto del país.  El cruce del río será una etapa de descanso y de recreo en nuestro viaje, en lugar de una espera ansiosa y a veces excesivamente prolongada”.

En lenta agonía, a medida que el túnel subfluvial Uranga – Silvestre Begnis capitalizó el movimiento de entrada y salida de Paraná, los atracaderos se fueron degradando en su uso, en su mantenimiento, apagando en parte, la vitalidad de esa zona de nuestra ciudad, cargada de historia. Pero con el paso de los años, el mismo sector vio modificarse su dinámica con emprendimientos de distinto tipo que hoy lo mueven, incluida una reutilización de aquel mismo espacio de los atracaderos para el movimiento de lanchas de recreo. 

En 2003, con la inauguración del enlace vial Rosario – Victoria, el transporte de explosivos y de ganado en pie tuvo otra vía de entrada y salida de la provincia y la demanda del cruce por balsa para ellos fue desapareciendo hasta que en diciembre de 2009 el servicio dejó de funcionar y no hubo más embarcaciones de este tipo que crucen nuestro inmenso río.

“En 2003, con la inauguración del enlace vial Rosario – Victoria, el transporte de explosivos y de ganado en pie tuvo otra vía de entrada y salida de la provincia y la demanda del cruce por balsa fue desapareciendo hasta que en diciembre de 2009 el servicio dejó de funcionar y no hubo más embarcaciones de este tipo que crucen nuestro inmenso río”.

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