Nacida en Paraná, su labor trascendió los límites comarcanos y ocupó sitios destacados en la educación de nuestro continente. Sostenía que el desarrollo social no debía circunscribirse solamente a lo económico y era necesario animar proyectos de vida mediante la educación. Fue la primera mujer en ocupar el cargo de Directora de la Oficina Regional de Educación para América Latina.
Rubén Bourlot
Especial para EL DIARIO
Luz Vieira Méndez fue una docente entrerriana, nacida en Paraná, que trascendió los límites comarcanos y ocupó sitios destacados en la educación de nuestro continente. Además de Argentina, Venezuela, Chile y otros países de América fueron espacios donde desarrolló su labor.
Vieira Méndez había nacido en Paraná el 16 de agosto de 1911 y falleció el 16 de febrero de 1971 en Santiago de Chile.
Algunas biografías señalan que tuvo el privilegio de ser la primera argentina con influencia regional a través de sus trabajos en la UNESCO. “La peregrina de América” la llamó el maestro Miguel Soler Roca. Su formación en la Escuela Normal de Paraná, donde obtuvo el título de maestra, le sirvió de base para profundizar sus ideas filosófico-pedagógicas y para desarrollar experiencias innovadoras en la educación inicial y, especialmente, en la formación docente. Su labor fue gravitante en toda la Latinoamérica durante las décadas de los 50 y 60 en la promoción de las nuevas políticas educativas vinculadas a la democracia, al planeamiento y al desarrollismo.
En sus años de formación interactuó con educadores como Juan Mantovani, Antonio Sobral y Saúl Alejandro Taborda, y en la Escuela Normal de Paraná con Cecilia Ortiz Arigós de Montoya que intentaba renovar la anquilosada pedagogía tradicional. Este grupo de educadores se caracterizó por su posición crítica ante la escuela positivista y la búsqueda de reformas del normalismo para la formación profesional de los docentes.
En 1942, junto con Sobral y la asesoría del pedagogo y filósofo Saúl Taborda, integró el equipo directivo de la Escuela Normal Superior de Córdoba como vicedirectora. La institución se fundó al calor de las corrientes reformistas de la provincia mediterránea, durante la gobernación de Amadeo Sabattini, y tomó aportes tanto de Escuela Nueva como de la reforma universitaria de 1918.
Tras los cambios institucionales producidos con el golpe de estado de 1943 y la posterior emergencia del peronismo se interrumpió la experiencia cordobesa. Vieira Méndez y su equipo debieron abandonar sus cátedras en 1947. Estos desencuentros tienen explicación en los posicionamientos partidarios de ese movimiento de educadores que al decir de un autor – Isabelino A. Siede -, para referirse a Juan Mantovani, expresaban “(…) su preocupación por el avance de las masas y el proceso de desindividuación que esto conlleva. A fines de la década de 1930, las masas argentinas se habían expresado recientemente bajo el paraguas del yrigoyenismo, pero pronto reaparecerían bajo la faz de un peronismo que Mantovani rechazaría de cuajo.”
EN LA UNESCO
A partir de la coyuntura citada se inicia la experiencia internacional de Vieira Méndez. Por contactos de Juan Mantovani partió a Venezuela para desempeñarse como asesora técnica de las escuelas normales de ese país. Tiempo después se trasladó a los Estados Unidos donde obtuvo el título de Máster en Educación por la Universidad de Ohio. Ese logro fue el puntapié para su ingreso a la UNESCO y se convirtió en la primera mujer incorporada como experta en la formación docente en las Misiones de Asistencia Técnica Educativa en América Latina. Sus primeros destinos fueron Costa Rica y Honduras.
En 1956, el organismo internacional comenzó a planificar lo que luego se llamó “Proyecto Principal N°1 para la expansión y el mejoramiento de la educación primaria en América Latina y el Caribe” del cual Luz fue nombrada la experta itinerante.
PRESIDENTA DEL CONSEJO NACIONAL DE EDUCACIÓN
Cuando Arturo H. Illia asume la presidencia en 1963 Vieira Méndez retorna a Argentina, convocada para asumir como presidenta del Consejo Nacional de Educación. Su labor fue breve pero los testimonios de la época subrayan la energía y convicción que puso en su tarea. Procuró vincular la educación con el aparato productivo y considerarla como una inversión en capital social básico y no como un gasto. Sostenía que el desarrollo social no se debía circunscribir solamente a lo económico y era necesario animar proyectos de vida mediante la educación. Pero tuvo que batallar contra los propios miembros del Consejo Nacional de Educación, que no habían sido nombrados por ella y sostenían ideas opuestas en materia educativa.
Sin embargo logró organizar la Unidad de Planeamiento de la Educación Primaria y poner nuevamente en funcionamiento El Monitor de la Educación Común. Promovió la creación de una Comisión Nacional de Alfabetización y Edificación Escolar para desarrollar programas intensivos, Desarrolló un Programa de Perfeccionamiento Masivo y Continuo del Personal Docente y un Centro Nacional de Investigaciones Pedagógicas, entre otras múltiples actividades.
En 1966, inmediatamente luego del golpe de estado que derrocó a Illia, retornó a Santiago de Chile para retomar sus tareas como jefa de misión en la UNESCO. En 1970, el organismo la designó Directora de la Oficina Regional de Educación para América Latina. Fue la primera mujer en ocupar ese cargo.
Sus innovaciones y experiencias en el ámbito educativo quedaron plasmadas en el libro La Educación Vocacional de la Adolescencia y la Formación del Maestro: El Ensayo de la Escuela Normal Superior de Córdoba, en el trabajo “La mujer en América Latina, su participación en la educación y en el desarrollo económico y social”, en conferencias y en las publicaciones del Monitor de la Educación.
Una grave enfermedad fue asediándola lentamente hasta que falleció el 17 de febrero de 1971 en Santiago de Chile. Sus restos fueron trasladados y enterrados en Paraná.
En la prensa paranaense del 18 de febrero de ese año aparece una breve necrológica acompañada por una fotografía y no mucho más. Hoy una institución escolar de la capital provincial y un salón del edificio del Ministerio de Cultura y Educación de la Nación llevan su nombre.
Para seguir leyendo
– Sobral, A. y Vieira Méndez, L (1949). La educación vocacional de la adolescencia y la formación del maestro. El Ensayo de la escuela Normal Superior de Córdoba. Castelví.
– Más temas sobre nuestra región en historiasdelasolapa.blogspot.com