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Leguízamo: “La risa es lo mejor que se puede provocar en el ser humano”

Ricardo Leguízamo charló con BIEN! en la redacción de EL DIARIO. Fotos: Sergio Ruiz.
Ricardo Leguízamo es un humorista, nacido en Paraná. La realidad del país y de su ciudad han sido analizadas en sus monólogos y canciones. Sabe aliarse con el público, comparte lo que nos pasa como sociedad con ironía y su punto de vista sarcástico, que arranca carcajadas. 

El paranaense Ricardo Leguízamo es un humorista consagrado. Las imitaciones de personajes fueron su primera herramienta para hacer reír desde la escuela secundaria y los café concert en épocas de estudiante universitario. En diálogo con BIEN! confió: “Mi mamá era imitadora, no tenía cualidades artísticas pero imitaba a todos los parientes”. 

El talento y el ingenio de Leguízamo quedaron en evidencia en las estudiantinas en el colegio La Salle, donde podría decirse que comenzó este camino que tantas satisfacciones le ha dado y que tantas carcajadas ha provocado. “Había música, teatro y te daba mayor puntaje si la obra la hacías vos, la escribías, hacías la música, la escenografía, todo. Ahí nació un poco el bichito de crear todo y lo continué después”, dijo el humorista.

Ricardo Leguízamo es un humorista, nacido en Paraná.

—¿Cómo continúa su carrera luego de la escuela secundaria?  

—Después comencé a estudiar Abogacía por esto de “mi hijo, el doctor”. Estudié muchos años, me faltan muy pocas materias, y a la noche trabajaba en Café Concert. Cristina —su esposa— fue quien un día me dijo: “Mirá, me parece que estás haciendo una cosa que no te gusta, y si lo vas a hacer tenés que hacerlo en serio”. Dejé la carrera y comencé a estudiar teatro con Norman Briski en Buenos Aires. Me becó y estuve mucho tiempo con él en el Calibán, haciendo humor y estudiando un poquito el oficio. 

—Logró hacer lo que le gusta y vivir de este oficio, ¿cómo comenzó?

—Empecé con imitaciones, que era mucho más fácil para hacer reír, con un número bastante importante de personajes, simulando una radio. A partir de ahí se fue desarrollando la idea de contar qué le pasa a nuestra gente, sus problemas comunes, algo de lo que poco se habla aún hoy. Ese es el inicio de mi carrera, nunca me detuve a partir de eso.

Después comencé a hacer humor con el motivo de la reunión, donde me contratan para un congreso, para un cumpleaños, para lo que sea, y me informo de tu vida y hago humor sobre eso. A todo eso cuando hubo buenas épocas le agregué una banda de músicos; y cuando no era buena salía solo, a lo sumo con un músico. Después le sumé videos y elementos escenográficos. Fui cambiando para poder sobrevivir. 

La risa es lo mejor que se puede provocar en el ser humano

A sala llena

En 1987 Leguízamo desembarcó por primera vez, en el Teatro 3 de Febrero y colmó la sala. “Fue una cosa muy loca porque en realidad, fueron mis amigos, mi suegra, mi señora, que vendían entradas, te diría que casa por casa. Se llenó y fue muy importante. Era otra época, otra historia, era el advenimiento de la democracia, era otra la risa de la gente, otra predisposición. Fue un momento de mucha alegría, todos veníamos de una noche muy oscura y muy triste, así que recuperar ese espacio fue importantísimo”, destacó Ricardo.

Leguízamo logró ser profeta en su tierra, haciendo humor, dando cuenta de su creatividad y su talento. En 1988 estrenó “Nuevamente en Argentina”, explicando que nunca se había ido del país y que el nombre tenía que ver con atraer ese público que consideraba que había que triunfar afuera. No los defraudó, como nunca lo ha hecho, los espectadores se movieron al ritmo de las canciones y se rieron con sus ocurrentes monólogos. “Las veces que me he presentado, la gente me ha acompañado, soy un agradecido por esto. Me imagino que tiene que ver con esto de hablar de la ciudad, de nuestra música y de lo que nos pasa”, consideró. “Esto es mi vida, el poder hacer lo que a uno le gusta, poder llevar a cabo la pasión de escribir, de crear, de comunicarse con la gente y hacerla reír es algo maravilloso”, señaló. 

Leguízamo en acción.

Creador de contenidos

La observación y su análisis crítico han sido los principales recursos de Leguízamo para escribir monólogos, canciones y realizar videos, dando lugar a nuevos espectáculos. “Trato de sentarme a escribir y tocar temas que no sé por qué ni la mayoría ni aún los candidatos tratan. Hoy se habla de cosas muy superficiales, de qué dijo Macri, porqué se enojó Patricia Bullrich con Larreta, qué problema tiene Fernández con Cristina, pero no estamos hablando de temas importantísimos. Creo que no es tanto el problema económico, sino que el problema es cultural. El cambio debe ser cultural, creo que como en la película ‘No mires arriba’, se nos está viniendo un satélite a chocar con la Tierra y nosotros seguimos hablando de pavadas”, señaló el humorista.

Inmediatamente, Leguízamo advirtió: “El cambio climático es una de las cosas de las que no habla ningún candidato, es algo gravísimo y lo estamos viendo continuamente. Hoy estoy haciendo una entrevista con vos en agosto, y estoy de remerita, no es muy normal. Me parece que de las cosas comunes que le pasan a cada provincia se habla poco”, indicó. Añadió que “soy lo que se dice ahora, un creador de contenidos. Me hice youtuber de grande, con la pandemia y eso me lleva muchas horas de estar sentado, escribiendo sobre cosas que no sé por qué otros no ven habitualmente”. 

Un mundo al revés

Leguízamo sostiene que “estamos viviendo en el mundo del revés, y no nos damos cuenta. Cuando le preguntás a los argentinos cuáles son sus problemas, te dicen: la inseguridad, la pobreza, la inflación, la falta de trabajo, como en octavo o noveno lugar viene lo que realmente nos pasa, que es educación y cultura. Por eso, el cambio debe ser cultural para poder entender que, nuestra clase dirigente debe estar al servicio de la gente y no nosotros al servicio de la clase dirigente. Los que están arriba viven en una situación mucho más acomodada, manejan la caja, no dan señales de transparencia, de cómo hicieron esto, de dónde sacaron plata para tal obra. Los afiches en la ciudad, la publicidad de las campañas electorales, creo que son momentos difíciles donde tenemos que tratar de recuperar la democracia en su total dimensión”, analizó el paranaense.

Leguízamo es una marca registrada en el humor.

La autogestión

—¿Cómo es el camino de la autogestión?

—Mi trabajo de autogestión fue variando, aprendiendo del mercado y viendo dónde encontrábamos una grieta para poder producirnos. Tuvimos que aprender de los primeros espectáculos, de llenar un lugar, de lo que pasaba en La Hendija, donde trabajé muchos años, llenábamos la sala y perdíamos plata. Hubo que aprender a conseguir canje de comida, hotel, colectivo o avión para traer a los artistas. Lo trajimos al maestro Osvaldo Pugliese, en una de sus últimas presentaciones con su orquesta, algo maravilloso. Vinieron Los mosqueteros del rey, artistas que los sacaba en mi auto a recorrer los medios y a conocer un poco cómo se hacía para sobrevivir en este oficio.

“La Grieta” y su amor por Argentina

Ricardo Leguízamo presentó en 2019 el espectáculo “La grieta”, en el hotel Marán, que luego recorrió el país. Allí daba cuenta de su amor por el país con un mensaje esperanzador. “Fue un espectáculo muy difícil, muy trabajado, porque la gente busca de un humorista reírse, y la gente se reía pero salía llorando. Hablaba de algo que me golpeaba mucho, que era la discusión de ahora de irse, los hijos, los sobrinos, todos tienen un familiar, un amigo que ya está en España, en Italia, y es algo muy triste. Yo discutía esto con un amigo y le decía que yo no me puedo ir. Acá llegaron mis abuelos, mi abuelo logró formar una familia, trascender, hacer algo, fue almacenero. Bajó de un barco sin saber el idioma, con un nudo en la garganta porque su familia había quedado a miles de kilómetros, no tenía absolutamente nada y fueron quienes formaron esta Argentina. O sea, en eso sí tengo esperanza, si ellos lo pudieron hacer por qué no lo podemos hacer nosotros. Y a partir de ahí, plantearle a la gente que es lo que debe ser el artista, un disparador de temas que no se tocan. Hoy en una Argentina en blanco y negro se hace mucho más difícil, porque o estás de un lado o estás del otro; y los que no estamos con ninguno no la pasamos bien. Soy simplemente un artista, un humilde humorista que quiere hacer reír a la gente, que es lo mejor que se puede provocar en el ser humano, en la posibilidad de comunicarnos. Trato de buscar esa alegría por todos lados, creo que soy un fabricante de sentimientos”, expresó.

—¿Este Ricardo qué le diría a aquél jovencito que se presentaba en las fiestas lasallanas y hacía reír a los compañeros?

— Volvé a tu esencia, no abandones. Es duro pero hay que ponerle el pecho. La actitud es demostrar que uno no se corrompió ante lo que quería expresar, como decía el Chango Farías Gómez: “pegarle una patada en las bolas al león cada tanto”, porque creo que es lo que más le duele. A nuestra clase dirigente, dejarlos al descubierto y decirles: “¿Viste? nos están mintiendo”. 

Hay fiesta en Anillaco

“Fiesta en Anillaco fue un boom, a veces se dan en situaciones que uno no las maneja. Se estrenó y lo presentamos en Buenos Aires, en Rosario, tres meses a sala llena. Y después no pasa nada y de repente reaparece Carlos (Menem) en el 2003. Tenía un montón de discos archivados con telarañas y me los empiezan a pedir. Un amigo, Ernesto Toledo, había ido a Córdoba y yo le dado un disco para que lleve a un café concert en el cerro Las Rosas. Pero antes, pasó por LV3 y le dejó uno a Mario Pereira, un locutor reconocido, ya fallecido de Córdoba, quien mete el tema de Anillaco a cada rato y produce una revolución. Me empiezan a llamar por notas, me piden pedir CD, mando los que tenía archivados. Me piden más, llamo a la grabadora, le cuento a Adrián Forni, actual manager de Los Palmeras, que necesito mil discos más, y no me creía, no se vendía nada en ese momento. Me piden que vaya a hacer función, voy a la disquería y se me tira a todo el mundo para que firme autógrafos. Hice funciones en el teatro Comedia a sala llena y de ahí pasamos a Carlos Paz”, contó orgulloso. 

Breve Bio

Ricardo Leguízamo nació en Paraná, el 5 de noviembre de 1959. Es hijo de Yolanda Sapag y de Ismael Leguízamo (fallecido). Tiene una hermana mayor, Silvia. Está casado desde 1990 con Cristina Bonetti, quien está al frente de la producción de su carrera artística. 

Comenzó la escuela primaria en Corrientes porque a su padre lo trasladaban en la tienda Hidalgo Solá, y en su retorno en Paraná, completó la primaria en la escuela Don Bosco; e hizo el secundario en La Salle. 

Ha recorrido el país con sus espectáculos. También s ha presentado en Uruguay, siendo premiado en Punta del Este; y en Brasil. Ha recibido distintos reconocimientos durante su trayectoria.

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