Gastón Benedetti debutó en Primera División y con un puñado de partidos se convirtió en una de las “sorpresas” de Estudiantes de La Plata. Hoy, es una pieza fundamental en el sector izquierdo del equipo dirigido por Eduardo Domínguez.
La carrera deportiva de Gastón Benedetti cambió completamente en los últimos meses. Con 22 años, el entrerriano cumplió el sueño de debutar en la máxima categoría del fútbol argentino y con un puñado de partidos se transformó en una pieza inamovible del sistema defensivo de Estudiantes de La Plata.
“El vasco”, como es apodado, se desempeña como lateral o mediocampista por la banda izquierda del elenco conducido técnicamente por Eduardo Domínguez y desde el 1 de abril -el día de su debut con la camiseta del “Pincha”-, intervino en la cancha en 27 de los 33 partidos que disputó el conjunto platense.
SUS INICIOS
Gastón nació el 29 de marzo de 2001 en la pequeña localidad de Larroque, ubicada en el departamento Gualeguaychú. Allí, siendo un niño comenzó a mostrar su cariño por la pelota y dio sus primeros pasos en el fútbol, en Central Larroque. Luego, con 11 años, desembarcó en Estudiantes tras una prueba de jóvenes realizada en el pequeño pueblo de Carbó, a pocos kilómetros de su tierra natal.
De “tapado” a revelación.
Sin embargo, durante sus primeros años en el club platense se desempeñó en Liga Metro y siguió jugando en paralelo en su club de origen, ya que la competencia en el León sólo le exigía trasladarse una vez cada quince días. Finalmente, desde febrero de 2015, se mudó a La Plata y se sumó a la pensión.
El larroquense atravesó todas las categorías formativas en el “Pincha”. Algunos años fueron más positivos que otros, pero nunca bajó los brazos y trabajó para pulir sus características que le permitieron dar el salto a la élite del balompié nacional.
Una de las etapas más productivas de este proceso fue su salto a la Reserva. En esta categoría, Benedetti fue uno de los jugadores más destacados durante tres temporadas consecutivas. En la división, en total disputó 83 partidos, fue subcampeón de la Copa Superliga 2019 y en el 2021 se adueñó de la cinta de capitán.
UN PASO ESENCIAL
A comienzos de 2022 inició la pretemporada junto al plantel de Primera, pero la llegada de Emmanuel Mas lo relegó en la consideración y por eso debió salir a buscar minutos en otro club. Guillermo Brown de Puerto Madryn, en la Primera Nacional, le abrió sus puertas.
Algunas lesiones le impidieron lograr la continuidad que deseaba; no obstante, en el elenco del sur del país logró dar sus primeros pasos en el profesionalismo y jugó 17 de 36 partidos posibles.
EL MOMENTO ESPERADO
El entrerriano retornó a La Plata y continuó entrenando con el primer equipo a pesar de estar marginado en la consideración para el arranque de la Liga Profesional.
Pero, luego del cimbronazo que representó la derrota en el clásico platense frente a Gimnasia y Esgrima -en la fecha 8-, el entrenador del Pincha pateó el tablero y apostó por Benedetti que, hasta ese momento, era un joven de características prometedoras pero sin rodaje en la máxima categoría.
Su debut fue ante Newell’s Old Boys y estuvo a la altura. Así como también lo hizo cinco días más tarde en la Copa Sudamericana frente a Oriente Petrolero. No defraudó y, con la confianza de Domínguez que lo respalda, se convirtió en un elemento vital para el funcionamiento de un equipo que compite de igual a igual tanto a nivel local como internacional.
Benedetti, actualmente, lleva casi 30 partidos en el primer nivel de las competencias nacionales, pero ostenta grandes cualidades que lo ubican entre los “proyectos prometedores” del fútbol argentino.
CARACTERÍSTICAS
Es diestro, pero con una gran técnica y soltura demuestra su calidad por el lado opuesto. Es efectivo en los duelos defensivos y aporta su cuota de sorpresa en el ataque, con la particularidad de que puede lastimar al rival con remates desde larga distancia.
CUOTA GOLEADORA
Benedetti lleva convertidos tres goles en el profesionalismo. Los primeros dos fueron contra Vélez Sarsfield, en la fecha 15 de la Liga Profesional, y el tercero ante Goiás, en el partido de vuelta de los octavos de final de la Copa Sudamericana.
Todos con una característica particular: con disparos lejanos que terminaron pegados al palo.
