El asesinato de Marielle Franco generó una enorme movilización y la transformó en un símbolo de lucha dentro y fuera de Brasil. El nivel de crueldad que admiten hoy las democracias en la región debe ser contrarrestado con nuevas luchas contra la opresión y la violencia.
Angelina Uzín Olleros
Especial para EL DIARIO
Marielle Franco nació en la ciudad de Río de Janeiro el 27 de julio de 1979. Creció en la favela Complexo de Maré y ahí comenzó su militancia por los derechos humanos. Se graduó en la carrera de Ciencias Sociales en la Pontificia Universidad Católica y se recibió de Magíster en Administración Política en la Universidad Federal Fluminense.
Como socióloga analizó el contexto de violencia en el que se encontraba Brasil en la militarización impulsada por fuerzas de seguridad que ella misma denunció en las favelas. En 2016 fue electa concejala para la Cámara Municipal de Río de Janeiro y la nombraron Relatora de la comisión encargada de monitorear la intervención federal decretada por Michel Temer en esa localidad. Su denuncia sobre la violación sistemática de los derechos humanos le costó la vida a Marielle: el 14 de marzo de 2018 fue asesinada por sicarios cuando regresaba a su casa.
En su tesis de Maestría, desarrolló el análisis sobre las políticas de seguridad impulsadas en zonas muy desfavorecidas de Brasil. En relación al contexto de su producción, conviene señal que en 2013 se pusieron en marcha las denominadas Unidades de Policía de Pacificación en el Complexo de Maré. El prejuicio instalado sobre los habitantes de las favelas era que se trataba de personas violentas, cómplices del crimen. Grandes sectores de la clase política brasileña ayudaron a construir ese pensamiento que, en definitiva, lo que hizo fue criminalizar la pobreza. Sobre esta situación, en 2007, se estrenó el filme Tropa de élite, bajo la dirección de José Padilha. En la película, el actor Wagner Moura protagoniza al capitán Nascimento que se encuentra al mando del batallón de Operaciones Policiales Especiales que es un cuerpo de élite cuya misión es actuar en las favelas. La obra cinematográfica ilustra muy bien el grado de violencia que se ejerce en ese sector social que crece en los márgenes pobres y empobrecidos al mismo tiempo.
El BOPE es el Batallón de Operaciones Policiales Especiales denominado “tropa de élite” de la policía militar de Río de Janeiro sobre el que se sostiene un modelo de seguridad pública que pretende acercar la policía a la población hasta hacerla cumplir “funciones comunitarias”. Dicha política se había llevado adelante en Colombia y se justifica en la premisa de la “guerra contra las drogas”.
Política de shock
Según datos del Instituto de Seguridad Pública, casi cinco personas son asesinadas por día por la policía en Río de Janeiro. La denominada “pacificación” implica un shock de orden inicial que se impone a través del accionar de las policías militares. El argumento consiste en erradicar el crimen organizado. Una de las consecuencias de estas políticas es la detención masiva de personas, jóvenes negros en su mayoría.
Marielle Franco, en sus investigaciones, pudo comprobar que hay dos acciones predominantes del Estado frente a los territorios populares. Por un lado, no hacerse cargo de los problemas; y, por el otro, ausentarse, lo que se traduce en muy pocas inversiones en infraestructura, escasos equipamientos en las instituciones escolares o destinadas a la atención de la salud. Ante esa circunstancia, se opta por la utilización de la fuerza y la represión ante la protesta o los reclamos. Además, se refuerza la idea de que las favelas son focos de “vagancia” y de pobreza humana, no solamente material sino también cultural.
Desde 1999, Marielle Franco ejerció una comprometida militancia en defensa de los derechos humanos. Al conocer al profesor de historia Marcelo Freixo, del Partido de los Trabajadores, se convirtió en asistente del historiador católico y diputado federal Chico Alencar. Ese año quedó embarazada de una niña, lo que la impulsó a luchar por los derechos de las mujeres y debatir esta problemática en las favelas.
En el año 2001 inició su militancia en derechos humanos cuando perdió a una amiga, víctima de una bala perdida en un tiroteo entre policías y traficantes en el Complexo de Maré. En 2004 se afilió al Partido Socialismo y Libertad, que se formó de un desprendimiento a la izquierda del Partido de los Trabajadores. En 2006 participó de la campaña electoral que llevó a Marcelo Freixo como candidato a diputado de la Asamblea Legislativa de Río de Janeiro.
“Es importante discutir el feminismo hoy para garantizar que las mujeres no estén en posiciones secundarias; para evitar el estatus de invisibilidad en el que muchos nos quieren poner”.
Una voz en alto
Durante todos los años que trascurrieron hasta su muerte, Franco denunció públicamente que las zonas pobres de Río de Janeiro viven en un estado de sitio permanente. De hecho, la expectativa de vida de un joven negro es de 24 años: el racismo y la guerra social son inocultables.
En el año 2018, Marielle Franco expuso ante la Asamblea Legislativa cifras atroces de violencia contra las mujeres y denunció la intervención violenta del 41º Batallón de Policía Militar que aterrorizaba a los habitantes de la favela de Acarí. Meses después cuando se dirigía su casa, luego de participar de la actividad de Jóvenes Negras Moviendo las Estructuras, fue asesinada a tiros en el centro de Río de Janeiro. Su crimen ocurrió poco después del golpe contra Dilma Rousseff y anticipó el ascenso de Bolsonaro, previo encarcelamiento del ex presidente y candidato Lula Da Silva.
En su discurso del 8 de marzo de 2017, Marielle Franco dijo que “ser mujer negra es resistir y sobrevivir todo el tiempo, es importante discutir el feminismo hoy para garantizar que las mujeres no estén en posiciones secundarias; para evitar el estatus de invisibilidad en el que muchos nos quieren poner; para que podamos ocupar espacios y ser protagonistas. El 8 de marzo es importante salir a las calles, hacer público nuestro discurso, porque en la medida en que hay mujeres que hablan, el debate sobre feminismo, género y racismo, se pone en juego y hace la diferencia.”
Con luz propia
La idea de “Las otras en nosotros” es poner la lupa en biografías de mujeres que en otro tiempo y en otro lugar acompañaron a personajes célebres de la historia: fueron hijas, hermanas, esposas, amantes, maestras, que brillaron con luz propia, pero quedaron recordadas en un segundo plano y hasta fueron olvidadas por las crónicas de época o tímidamente mencionadas.
La mayoría de los casos guarda relación con esta circunstancia, la de pertenecer a un círculo de ámbitos como los de la ciencia, la política, el arte, y las organizaciones sociales. Sin embargo, también haremos referencia a mujeres que, por su carácter temerario, sus aventuras fuera de lugar o su intrepidez quedaron fijadas en un imaginario popular que alimentó esos mitos con anécdotas y relatos que otorgaron rasgos ficcionales a sus personalidades o actuaciones.