miércoles , 18 diciembre 2024
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Progresar en la vida junto al atletismo

Julián Molina es paranaense. Es un atleta reconocido, que se mudó a Rosario para progresar en el deporte y lo consiguió. Es un claro ejemplo de superación, trabajo duro y tenacidad para alcanzar sus sueños. Tiene títulos internacionales y nacionales, y viene de participar en el Mundial de Budapest. “Lo voy a seguir dando todo para tratar de estar en los Juegos Olímpicos de París”, dijo a BIEN!

Julián Molina nació en Paraná, creció en el barrio San Agustín, y en su niñez empezó a jugar al fútbol en el club Peñarol. En la adolescencia comenzó a correr, un poco por gusto y otro poco para mejorar su rendimiento dentro de la cancha. El Parque Urquiza era su pista y allí coincidía con otros corredores de la ciudad liderados por Elías Uner, un destacado deportista, que supo ver las condiciones de este joven y luego de un tiempo lo animó para que se mude a Rosario, donde podría crecer y conseguir un lugar entre los atletas del país. Molina aceptó, consiguió trabajo en una fábrica y con lo que le quedaba de energía cumplía con su plan de entrenamientos. En 2018 viajó a Buenos Aires para competir en 21 kilómetros y ganó. Su nombre empezó a resonar en la prensa nacional, y se conoció que había llegado hasta allí, gracias a la venta de empanadas. Una vida de sacrificios, de reconocimientos, de momentos de inactividad por lesiones y pandemias, pero sin bajar los brazos lo llevaron a lo más alto de los podios nacionales e internacionales y le dieron un lugar en los seleccionados argentinos de atletismo. Julián estuvo en Paraná, y en la redacción de EL DIARIO habló con BIEN! de la participación en el Mundial y de los próximos compromisos. Además, destacó que el 30 de este mes en Paraná, habrá una prueba atlética, en su honor, que lo tendrá entre los protagonistas.

—De jugador de fútbol a atleta, ¿qué recordás de esas primeras salidas a correr?
—Yo jugué al fútbol hasta los 19 años, pero siempre me gustó salir a correr, lo hacía como hobby. Me iba unas horas antes de la práctica, a correr para mejorar la parte física. Uno de esos días en el Parque Urquiza, lo conozco a Elías Uner con su grupito, con Félix Maydana, Fernando Friedrich, Alexis Unrein y Adrián Ramírez, con quienes nos encontrábamos todos los mediodías corriendo en la Costanera. Elías vio en mí, condiciones y me dijo que me tenía que ir de la ciudad porque necesitaba crecer. Fue un guía de la experiencia, me ha aconsejado y me ha llevado por el buen camino.

—¿Cuánto tiempo hace que dejaste la ciudad, que te mudaste a Rosario? ¿Cómo fueron esos primeros años?
—Hace ocho años que me fui para progresar en lo deportivo, después que falleció mi vieja. Pero me ha costado, viví en Puerto General San Martín al principio, y trabajé en varias fábricas.

—Julián. ¿qué te ha dado el atletismo?
—¡Oh! me ha dado todo, mucha felicidad y me ha abierto las puertas de muchas cosas. Y si no fuera por el atletismo no sé qué hubiera hecho de mi vida porque tenía muy mala junta en el barrio. Gracias a Dios, conocí a esta persona grandiosa, Elías Uner, que me dijo: “vos tenés que elegir este camino, irte de Paraná y progresar en la vida porque tenés que pensar en tu futuro”.

Julián Molina dijo a BIEN!: “Se puede vivir del atletismo, pero se vive muy apretado”. Fotos: Sergio Ruiz

Guías y entrenadores


Elías Uner, amigo y guía en el deporte, lo contactó a Molina con el entrenador Cristian Crovat, en Rosario. “Estuve casi once años entrenando con Crovat, quien me hizo ganar nueve títulos argentinos en categorías mayores, dos medallas en un Iberoamericano en España, el año pasado en Europa. Volví con una lesión que tuve diez meses, estuve a punto de perder todas las becas, se me bajaron varios sponsors y andaba con unos problemitas familiares en Rosario. Fue una mala racha, casi tiro todo a la basura”, confió Julián. Y agregó: “Pero di un giro a mi vida. Cambié de entrenador, ahora estoy con ADN, el grupo de Darío Núñez, de Córdoba, que me lleva muy bien encaminado. Me sacó campeón sudamericano, campeón argentino, me hizo clasificar a mi primer mundial en Budapest, y estoy clasificado a los Juegos Panamericanos, que son del 20 de octubre al 5 de noviembre, donde compito en la prueba de 3.000 metros con obstáculos”.

Un triunfo y una anécdota


Su nombre cobró popularidad en 2018, cuando ganó la media maratón de Buenos Aires y salió a la luz, que el paranaense Julián Molina había llegado a esa participación vendiendo empanadas.

“En el 2018 gané los 21 kilómetros de Buenos Aires y me hice muy conocido por el emprendimiento de empanadas porque yo sigo teniendo la rotisería acá en Paraná, en San Agustín. Después de eso se me empezaron a abrir las puertas, cerré contrato con Sancor Seguros. Hoy mis sponsors son De Campo (Paraná), Sancor Seguros (Sunchales), Nike (Argentina), Nutremax (Rosario), Casio G-Shock (Brasil). Esta es la primera vez que un sponsor de acá, como De Campo me apoya y está haciendo este evento, un homenaje en vida, que será el 30 de septiembre en esta ciudad”, destacó Molina.

—¿Cómo fue la experiencia del Mundial de Budapest?
—Fue algo grandioso, la verdad, que es algo extraordinario. Esta fue la cuarta vez que viajo Europa. Había hecho mi debut en el Maratón en Sevilla y no me ha había ido bien, en Berlín tampoco me fue bien, pero bueno, en el Iberoamericano del año pasado en Alicante me fue muy bien y clasifiqué al mundial. Pero me lesioné y me quedé sin competir. Creo que la vida me dio esta oportunidad, al haber ganado el sudamericano pude clasificar directo por sistema de puntos. Entraban los treinta y seis mejores del mundo y entré 36, así que imagínate los nervios que tenía. Estoy muy contento por todo esto.

Paso a paso


Julián diagrama su carrera paso a paso. “Vine tres días a Paraná para apoyar este evento a modo de homenaje. Aproveché a entrenar con mis amigos y agradezco al club Estudiantes que nos prestó su pista. Tengo un calendario bastante apretado. El 30 de este mes es la prueba en Paraná. Al día siguiente viajo a Mar de Plata para correr un Grand Prix Sudamericano. También corro un torneo en Rosario, un 3.000 metros con obstáculos de la Confederación Argentina de Atletismo, porque correr es mi trabajo y tenés algunas obligaciones”, remarcó.

En la altura


Julián Molina volverá a Cachi, a Salta, a entrenar en la altura para realizar la puesta a punto previa a las competencias. “En octubre, vuelvo a Cachi, a entrenar a 2.400 metros sobre el nivel del mar, para prepararme para los Juegos Panamericanos con la ilusión de traer otra medalla para el país. Ya estuve este año en enero y en mayo, y estoy muy contento porque dejé atrás las malas rachas”, reconoció el deportista.

—¿Estás trabajando para los Juegos Olímpicos de París?
—Sí, la proyección es París 2024, en esta prueba de 3.000 metros con obstáculos, donde tengo un registro de 8’31’’. Así que en eso estoy enfocado, veremos si se puede. De a poco se van dando las cosas, pude mantener las becas nacionales y el año que viene podría ir tres o cuatro meses a Europa para para hacer buenas preparaciones y correr competencias a gran nivel.

—¿Cuál es la prueba que más te gusta?
—Los 10.000 metros en pista, los 10 kilómetros.

—En esa prueba el entrerriano Antonio Silio tiene récord argentino, ¿estás pensando en bajar esa marca?
—Sí, claro, pasa que Antonio Silio hizo 27’38’’, viviendo en Europa. Creo que si puedo entrenar cuatro o cinco meses allá, con el alto nivel y con más competencia, se puede llegar a dar. Acá muchas veces termino corriendo solo.

—¿Hasta qué edad proyectás tu carrera como atleta?
—Cumplí 30 este año, pero todavía me quedan unos siete u ocho años para correr estas pruebas; y un poco más para correr fondos.
Yo arranqué tarde a correr, a los 19 años, pero creo que he llegado a lo mejor en mi carrera deportiva y lo voy a seguir dando todo para tratar de cumplir ese sueño de los Juegos Olímpicos de París. Para todo esto, un atleta debe hacer las cosas bien y ser estricto con el descanso, los entrenamientos y la alimentación. Yo entreno de lunes a lunes, doble turno. El atletismo te da mucho, pero también te quita. Me he perdido fiestas familiares y hasta velatorios por estar de viaje.

—Julián, ¿se puede ser atleta en Argentina?
—Es muy difícil, me ha costado bastante. Corro hace doce años, pero desde el 2018 que vivo del atletismo porque me la he rebuscado trabajando, teniendo ese emprendimiento de rotisería. Después cuando firmé contratos, sí podés vivir del atletismo pero es muy difícil que una empresa o alguien confíe en vos. De Campo apostó por mí, y yo he tratado de dejarlos bien porque gané el sudamericano. Ellos me están dando una gran mano y trato de retribuir de la mejor manera. Se puede vivir del atletismo, pero se vive muy apretado, porque si este año no ganaba alguna medalla medalla para el país, perdía las becas. Esto es todos los años, donde te quedás en un cuarto puesto en un Sudamericano perdés las becas de Enard y de la Secretaría de Deportes de la Nación, que además te permite tener una buena obra social. Ahora, los atletas estamos buscando tener una jubilación.


Carrera homenaje

El 30 de septiembre se realizará una carrera atlética de 10 Km (competitiva) y de 5 Km (recreativa). “Es un homenaje en vida, que realiza mi sponsor De Campo. Vamos a estar ahí, en Sala Mayo, estoy muy contento por esto”.
Las inscripciones hasta el 10 de septiembre tienen un costo de 3.500 pesos y se pueden concretar en 25 de Junio 87, en Manila Sport. Habrá premios en dinero en efectivo y algunos regalitos. “Espero que puedan venir a este evento, que concurran con la familia y que si no tienen ganas de correr, vayan a alentar”.

Breve bio

Julián Molina nació en Paraná, el 11 de mayo de 1993. Es hijo de Abelardo Molina y de Silvia Martínez (fallecida). Es el menor de cuatro hijos, Germán, Gabriel y Gonzalo.

Algunos títulos: preseas de bronce en el Iberoamericano de Alicante, España, en 5.000 metros y 3.000 con obstáculos en 2022. En el Campeonato Sudamericano del mes de julio pasado, medalla de oro en 3.000 metros con obstáculos, con 8m36s47/100; y plata en 5.000 metros con 13m55s71/100, en San Pablo, Brasil.

Su equipo: entrenador, Darío Nuñez, de ADN grupo de entrenamiento; kinesiólogo, Juan Santroni.

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