Referente del panorama de las artes visuales en la provincia, estará en Paraná para inaugurar el martes una muestra en el CPC que condensa distintas etapas de su trayectoria. La apertura coincidirá con la presentación de un libro sobre su vida y su obra.
En momentos complejos de cambio, en los que el horizonte se oscurece y pareciese desaparecer bajo un entorno brumoso, la presencia de referencias que señalen un rumbo a seguir se torna imprescindible. Nicolás Passarella es una de esas referencias. Su presencia luminosa se expande a diversos campos de lo social desde su labor como trabajador de la cultura, docente y artista.
Nacido en Concordia, en 1941, su trayecto vital ha sido balizado por palabras como coherencia y trabajo, que ha sostenido con persistencia en un camino de más de seis décadas.
El fruto de ese derrotero existencial vivido con intensidad tiene, como una de sus facetas, la realización de una obra sólida y sin concesiones a la mediocridad. Se trata de una producción profusa que incluye el dibujo, la pintura, la escultura, el diseño. Un conjunto de trabajos en los que Passarella plasmó la síntesis de sus distintos períodos, en un recorrido que lo llevó desde Entre Ríos a Buenos Aires -en la década del `60 del siglo pasado-. Y que en 1973, en un movimiento de reflujo, lo trajo nuevamente a las costas de su provincia natal, donde reside y crea desde entonces. Desde allí ha proyectado su tarea a salas de exposición y muestras en el país y el extranjero.
Ese recorrido ha sido reunido en un trabajo publicado por la Editorial de Entre Ríos, que será presentado este martes a las 19 en el Centro Provincial de Convenciones. El acto coincidirá con la apertura de una muestra integrada por el conjunto de la obra del artista. La inauguración tendrá lugar luego de la presentación del libro titulado simplemente Passarella. “Se podrán ver pinturas, dibujos, trípticos, que también son pinturas pero que tienen algunos otros elementos heredados de mi contacto con el arte religioso cuando hice un retablo para la Virgen de la Esperanza en la parroquia de Pompeya”, adelantó Passarella sobre el contenido de la muestra.
“Si puedo, voy a llevar algunos blogs con mis bocetos para hojear y alguna carpeta de serigrafía”, agregó en una entrevista con EL DIARIO.
El libro que permite conocer las distintas etapas creativas del artista fue realizado a partir de una compilación del arquitecto Marcelo Vázquez. El volumen ha sido impreso con una calidad acorde a la trayectoria y jerarquía de la obra y la vida del artista. El proyecto ha sido posible por el trabajo y el apoyo de la Fundación UTN, de Julio Razetto, de César Tisocco y de la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande.
Amistad
En diálogo con EL DIARIO, Passarella reconoció la relevancia del Museo de Bellas Artes Pedro E. Martínez, y del Salón Provincial de Artistas Plásticos, al que comenzó a enviar trabajos regularmente desde la década del ´70.
“En Buenos Aires yo trataba de exponer a través de galerías lo cual no era tampoco tan fácil porque traía otros conflictos de carácter económico y cosas así a las cuales no soy para nada ni ágil ni afecto. Cuando volví a Concordia en 1973, empecé a enviar al Salón Provincial de Artistas Plásticos y allí se forjó un vínculo muy grande con Paraná, con muchos artistas de la ciudad. Por eso para mí es muy importante hacer una esta muestra allí, porque desde entonces la periodicidad de los salones, el encuentro con hombres y mujeres de Paraná que pintan, que hacen esculturas, ha sido para mí una vinculación sumamente importante”.
Después, evoca “empecé a vincularme también con otros ámbitos del país y algunas incursiones en el exterior. Pero, Paraná para mí siempre ha sido un lugar muy interesante por la movida artística y por la gente que he conocido allí, de lo cual me quedan amistades profundas como la de Víctor Grillo y Solidario Romero”.
-¿Cuáles son los temas que actualmente lo inquietan, lo desafían y lo motivan como artista a crear y plasmarlos en trabajos y con ello proponer una reflexión a la gente?
-El balance entre la forma y el contenido es un conflicto que se me plantea permanentemente. Lo expresé en el catálogo de una muestra anterior, al señalar que la dramaticidad de nuestra existencia cotidiana en los años 90, las decepciones y los caos que crearon un ámbito espantoso en el país de desconfianza y de violencia, se atenuaron muchísimo con lo que nosotros llamamos la década ganada. Fue en ese momento, entre 2005 y 2015, en que yo me sentí tranquilo y pude respirar. Eso me llevó a pintar paisajes de nuestra región, escenas cotidianas, amables, porque en ese momento había una gran confianza. Hasta que el destino nos devuelve a momentos dramáticos que son difíciles de evitar para quien está trabajando en crear y en lo cual se pone mucho de lo que uno tiene en su interior; de lo que observa alrededor y en lo que prima esa inquietud del pueblo.
En este punto me gustaría señalar lo complejo que resulta organizar una muestra retrospectiva, porque los dramas y las situaciones, incluso el temperamento de uno mismo fluctúa de distintos modos. De manera que pronto, en un periodo determinado, uno vuelve a obras o a temas o a cosas que lo inquietaron 15, 20 años antes. Y de pronto también se encuentra con trabajos más serenos que lo conectan con la tradición de la pintura, con el espectáculo que lo rodea a uno, con el paisaje, con las cosas menos notorias en el arte moderno occidental contemporáneo, que yo diría que luego de la Segunda Guerra Mundial ha sido catastrofista. Me refiero a la época que denominaron la Era de la destrucción, la posguerra, la guerra fría, de pronto aparecieron pintores como Francis Bacon, dados a una cosa cada vez más fuerte, cada vez más furiosa, de impacto visual. También en eso hay otro conflicto. Como si el modo de mostrar algo estuviera en relación directa con el impacto en el observador.
Búsqueda
-¿Qué espacio hay en la obra para tres términos que creo que son importantes en su vida?: fe, mística y política.
-¡Oh, qué preguntita! Con respecto a la fe, alguna vez cuando estábamos haciendo el retablo de la Virgen de la Esperanza, en 1982, había tratado de hacer un camino, afirmándome en la parroquia de Pompeya, en Concordia, donde había un cura a quien conocieron mucho en Paraná, que fue el padre Ismael Dri. Dialogando con él, dije que no soy un hombre de fe, en el sentido religioso. Si tengo fe en el arte, en las consecuencias del trabajo, que no siempre rinde lo que uno espera. Aquí me parece importante aclarar algo: puedo decir, “yo no soy un tipo de fe”, pero creo en los que tienen Fe, es decir, entiendo que quienes tienen Fe deben ser respetados.
En cuanto a la política, la verdad es que puedo seguir el razonamiento de una persona común. Soy bastante torpe para comprender muchas cosas y trato de, qué sé yo, a veces hasta de evadirme. Pero en lo que yo hago está implícito el entorno, las cosas que suceden alrededor y la búsqueda del significado de lo que sucede; y el por qué de eso que acontece.
Esbozo biográfico
Nicolás Passarella nació y vive en Concordia. Cuenta con una extensa trayectoria en la pintura, el dibujo y la escultura. Sus obras se exponen en todo el país, así como también en el exterior, formando parte de colecciones privadas y públicas de la Argentina, México, Uruguay, Bolivia, Brasil, España, Alemania, Suiza e Italia.
Como figura relevante del ámbito artístico y persona comprometida con su entorno, ha realizado significativas obras para el espacio público, destacándose entre ellas la Torre de la vida en la Plaza del Jubilado de la ciudad de Chajarí, el Retablo de la Virgen de la Esperanza en la Parroquia de Pompeya, de Concordia, y el Hombre Bandera en la Plazoleta Belgrano de Concordia. Completa su actividad con una permanente labor docente, como conferenciante y columnista en medios de comunicación.
ETAPAS
Con prólogo de Jorge Taverna Irigoyen y una introducción de Marcelo José Vázquez. La estructura del libro que se presentará el martes, propone un recorrido a través de las décadas agrupadas en períodos: Primera Etapa (1959-1970); Segunda Etapa (1970-1983); Tercera Etapa (1983-1993); Cuarta Etapa (1993-2005); Quinta Etapa (2005-2012); Sexta Etapa (2013-2020).
Incluye también un apartado titulado Pluma, con reproducciones de trabajos realizados a pluma y otros medios sobre papel; otro dedicado a Esculturas y Murales.
El volumen cierra con una selección de textos y comentarios críticos y una Cronología.
Artista comprometido
El prólogo al volumen que se presenta este martes, ha sido escrito por Jorge Taverna Irigoyen.
“Entre Ríos es, dentro del Litoral, una de las provincias que evidencia una gran matriz conceptual dentro de las artes visuales. Y dentro de ella, valores como Nicolás Passarella: un trabajador de todas las técnicas”, señaló el reconocido crítico, fallecido en 2020.
“Analizando su obra a través de décadas, puede afirmarse de él que es un auténtico artista total: hombre sensible a los más opuestos medios y materiales, siempre alerta a la más calificada expresión que los mismos alcancen. Esta condición es la que le ha permitido a lo largo de más de medio siglo de encauzada energía plástica, concretar una obra madura y testimonial”, agregó Taverna en el texto.
Para el crítico e historiador de arte nacido en Santa Fe y ex miembro de número de la Academia Nacional de Bellas Artes, Passarella es “un artista comprometido con su tiempo. Un artista de encuadre social, que ha sabido dar a la forma, al color y al espacio las más diversas interpretaciones temáticas. Reflexivo, testimonial, jamás forzó un determinado símbolo tras espurias intenciones”.