¿Qué impulso poderoso mueve a alguien a lanzarse a caminar durante 90 kilómetros a través de la intemperie? En lo profundo de cada conciencia se halla la respuesta. Lo cierto es que cada octubre la Fe moviliza en Entre Ríos a miles de personas a peregrinar y a encarar un desafío que las conduce a superar sus temores y limitaciones. Lo hacen caminando masivamente desde la ermita de Nuestra Señora de Schönstatt, ubicada en el ingreso de Hasenkamp. Agradecimiento y petición son los términos que orientan el derrotero espiritual, en un trayecto exigente – metáfora de la existencia – que se ve matizado por las plegarias, las oraciones y el canto. También por momentos de silencio e introspección que conducen finalmente al destino tras dos intensas jornadas de marcha: el santuario La Loma, en Paraná. En el emblemático lugar, cubierto por el verde césped y a la sombra de la arboleda, la alegría por haber llegado a la culminación de la marcha se confunde también con la emoción expresada en el llanto o el abrazo profundo con el semejante.