Si bien las estadísticas sobre poliomielitis reflejan que es una enfermedad controlada, hay un dato que inquieta: la proporción de niños vacunados, que debiera ser del 95% es del 75%, lo que hace aumentar el riesgo de contagio. A ese factor de prevención deben sumarse las condiciones de habitabilidad e higiene de las viviendas.
La cobertura de la vacuna contra la poliomielitis llega al 75% de la población objetivo del país, una cifra baja que genera un riesgo potencial de reintroducción de esta enfermedad que puede tener consecuencias graves para la salud, incluso la muerte. Para hacernos una idea, la proporción ideal de la población vacunada es del 95%.
Si bien nuestro país no registra casos desde hace 40 años, la enfermedad todavía presenta focos en diferentes partes del mundo.
En la Argentina se produjo un importante brote en los años 1956 y 1957, en el que se registraron alrededor de 6.500 casos, con unos 700 muertos; después hubo dos brotes menores en 1971 y 1983.
“Gracias a la vacunación contra la poliomielitis, que se inició precisamente sobre el final de la epidemia de 1957, no se registraron casos en Argentina desde 1984”, señaló Lautaro De Vedia, integrante de la Sociedad Argentina de Infectología.
Ante una consulta explicó que “la poliomielitis, o polio, es una enfermedad causada por el poliovirus, que puede ser potencialmente mortal o altamente discapacitante. Este virus puede transmitirse a través de la materia fecal cuando por un descuido en la higiene ingresa a la vía digestiva, y luego pasa al sistema nervioso central, específicamente a la médula espinal, por lo que genera en ocasiones una parálisis muy severa”.
El experto agregó que antes de la invención de la vacuna “los pacientes que llegaban a este punto podían morirse, o bien quedar con importantes secuelas, como parálisis de los miembros inferiores, o incluso necesidad de un respirador (o pulmotor) por el resto de su vida”.
La situación de encierro y aislamiento generada por el Covid 19 y el aumento de una perspectiva conspirativa de los grupos denominados antivacunas, obligó al Estado a redoblar esfuerzos: en 2022 el Ministerio de Salud de la Nación lanzó una campaña para fortalecer la vacunación contra el sarampión, la rubéola, paperas, y poliomielitis para niñas y niños de uno a cuatro años.
En los considerandos de la campaña, que fue publicada en el Boletín Oficial mediante la resolución 1.167/2022, el Ministerio informaba que “las coberturas preliminares de vacunación antipoliomielítica durante el año 2021 han alcanzado niveles por debajo del 75% para todas las edades a nivel nacional”, en gran parte acompañando la baja de todas las tasas de vacunación como consecuencia de la pandemia por Covid-19.
“El porcentaje de vacunados se considera bajo y genera una situación de alto riesgo de reintroducción de la enfermedad”, indicó, al agregar que “es importante mejorar esos números”.
MAPEO. Gracias a la efectividad de las vacunas contra la poliomielitis, se está cerca de la erradicación definitiva. De los tres serotipos conocidos de poliovirus salvaje (1, 2 y 3), el 2 no circula desde 1999 y el 3 desde 2012. De esta manera, fue certificada oficialmente la erradicación mundial de ambos serotipos, en 2015 y en 2019, respectivamente.
En 1988 se reportaron unos 350 mil casos endémicos de poliomielitis en más de 125 países. Para 2021 se notificaron solo cinco casos. Actualmente, la poliomielitis es endémica solo en Afganistán y Pakistán donde se reportaron 22 casos en 2022 y 7 en lo que va de este año.
Sin embargo, mientras existan casos en algún lugar del planeta, todos los países están en riesgo. Es por eso que resulta fundamental trabajar en alcanzar coberturas del 95 por ciento para polio y los indicadores de vigilancia de parálisis aguda flácida en menores de 15 años.
Luego de la erradicación del serotipo 2, comenzó el nuevo esquema de vacunación contra la poliomielitis con la vacuna Sabin Bivalente, implementada luego del retiro de la Sabin Trivalente que protegía contra los tres serotipos conocidos de poliomielitis.
A partir de junio de 2020, Argentina mejoró la calidad del Calendario Nacional de Vacunación al adoptar la vacuna inactivada Salk (IPV). Este esquema es de cuatro dosis: la primera a los dos meses de vida, la segunda a los cuatro meses, la tercera a los seis meses y un único refuerzo en el ingreso escolar.
CARACTERÍSTICAS. La poliomielitis es una enfermedad viral, sumamente contagiosa, que afecta principalmente a niños y niñas menores de cinco años. Se transmite de persona a persona a través de alimentos y agua contaminados, y se multiplica en el intestino. Puede invadir el sistema nervioso y causar parálisis. Si bien no tiene cura, es prevenible a través de la vacunación.
Los síntomas iniciales de la enfermedad son fiebre, cansancio físico, dolor de cabeza, vómitos, rigidez del cuello y dolores en los miembros. Una de cada 200 infecciones produce una parálisis en extremidades, y un cinco a diez por ciento de estos casos fallecen por parálisis de los músculos respiratorios.
En el mundo, la incidencia de los casos se redujo en más del 99 por ciento desde el lanzamiento de la Iniciativa Mundial para la Erradicación de la Poliomielitis en el año 1988.
En Argentina, hace casi 40 años que no se registran casos –el último fue en 1984–. Mientras que en la Región de las Américas fue en 1991, más específicamente en Perú.
La poliomielitis, también conocida como parálisis infantil, afecta particularmente a niños y no tiene cura. La única herramienta de prevención es la vacuna. Si bien existen señales de la enfermedad (fiebre, dolor de garganta, rigidez en la espalda, el cuello y las piernas), la mayoría de los casos son asintomáticos. Ahí radica la importancia de la vacuna, que es gratuita y obligatoria. Los inmunizantes no requieren orden médica y se pueden coadministrar junto con la vacuna contra el Covid 19 o cualquiera de las contempladas en el calendario nacional.
NO BAJAR LOS BRAZOS. Décadas atrás, la polio llegaba a paralizar a casi 1.000 niños cada día en 125 países alrededor del mundo. Ante ese panorama, en 1985, los países de las Américas establecieron la meta de erradicar la enfermedad. De hecho, en 1991 se detectó el último caso, en Perú; y desde 1994 la región fue certificada como libre de circulación del poliovirus salvaje.
Generalmente, el virus lo transmite una persona infectada, que se filtra en el organismo de individuos susceptibles. Por eso, la vacunación es clave, pero también es muy importante que existan condiciones de habitabilidad que limiten las posibilidades de contagio; es decir, instalaciones que no faciliten la irrupción de materia fecal o aguas contaminadas en espacios de cocina o de higiene personal.
La poliomielitis es una enfermedad altamente contagiosa. Es central tener en cuenta que la gran mayoría de las infecciones por poliovirus no producen síntomas, pero de cinco a diez de cada 100 personas infectadas con este virus pueden presentar algunos síntomas similares a los de la gripe.
Según estadísticas confiables de la Organización Panamericana de la Salud, en una de cada 200 casos el virus destruye partes del sistema nervioso, ocasionando la parálisis permanente en piernas o brazos. Aunque es muy raro, el virus puede atacar zonas del cerebro que ayudan a respirar, lo que puede causar la muerte.
Vale la pena tener en cuenta que tienen mayor riesgo de adquirir la poliomielitis las personas menores de 15 años de edad no vacunadas contra la polio; entre ellas, los menores de cinco años son más susceptibles. Este riesgo se incrementa cuando, en los lugares donde vive o visita esta persona, hay otras no vacunadas contra la polio. En estos ambientes, las malas condiciones de higiene incrementan aún más las posibilidades de infectarse con el virus de la polio.
Los especialistas insisten en que se debe sospechar la poliomielitis en los niños no vacunados, o parcialmente vacunados contra la polio que presenta una sintomatología similar a la de una gripe (fiebre, dolores musculares, dolor de cabeza, falta de apetito), y que parece que se recuperan y se sienten mejor; pero que al cabo de dos a cinco días después presentan dolor de cabeza, fiebre, dolores musculares intensos, movimientos musculares involuntarios y sensación de hormigueo en las piernas o brazos.
Uno a dos días después, aparece la disminución de la fuerza en las piernas o brazos, y la dificultad para caminar. La disminución de la fuerza progresa rápidamente hasta la parálisis, la que usualmente es desigual entre los miembros afectados.
Rasgos del virus
La poliomielitis es una enfermedad muy transmisible causada por el virus polio, que puede ser grave y afecta con mayor frecuencia a lactantes y menores de cinco años.
Es un virus que se encuentra en la materia fecal de las personas por lo cual se transmite principalmente por el consumo de agua y sustancias contaminadas con el virus y por contacto directo con personas que pueden contagiar la enfermedad.
Algunos casos son leves; otros son mucho más graves y causan discapacidades físicas permanentes.
Síntomas
A propósito de las señales de la polio, merece destacar que puede comenzar con un poco de fiebre y dolor de garganta.
Algunas personas también pueden tener dolor o rigidez en la espalda, el cuello y las piernas.
El virus afecta en particular el sistema nervioso central y causa parálisis musculares, incluso de los músculos respiratorios.
Existen vacunas seguras y eficaces contra la poliomielitis. Argentina ha avanzado en el reemplazo de la vacuna OPV (Sabín) bivalente por la vacuna IPV (Salk) como paso necesario en el camino hacia la erradicación de la polio.
Las estrategias de vacunación son la siguiente: primera dosis, a los dos meses de vida; segunda dosis, a los cuatro meses de vida; tercera dosis, a los seis meses de vida; y el refuerzo, a los cinco años, edad de ingreso a la escuela primaria.
Gracias a la vacunación, desde hace 40 años Argentina no registra casos de poliomielitis.