Juan Kohner es actor, director, cantante, gestor cultural y docente. Fue la voz de una banda de música que conformó con amigos en la adolescencia. Su curiosidad, la creatividad y las ganas de expresarse lo llevaron además, a participar de un taller de teatro en la escuela secundaria. Es miembro fundador de la Asociación Civil Teatro del Bardo.
Juan Kohner nació en Villaguay, pero se crió en Paraná. Entre los 11 y los 16 años fue la voz de una banda de música que integró con amigos, y que se presentó en distintas fiestas del estudiante. Mientras cursaba el secundario en la Escuela Normal, participó de un taller de teatro. Ambas experiencias fueron el inicio de su camino artístico. Fue alumno de la Escuela de Música, Danza y Teatro Constancio Carminio, y asistió a una delegación que vino a participar de la Fiesta Nacional de Teatro. Se trataba de Puro Grupo, el colectivo teatral de Hugo Aristimuño. “Quedé prendado, descubrí que quería hacer eso, habitar esa posibilidad de construir y de relatar de una manera tan sensorial, tan poética”, contó a BIEN! Los caminos de la teatralidad tejieron redes, y fue uno de los fundadores de Teatro del Bardo, que por estos días está presentando la obra “Día de Muertos”.
—¿Cómo comienza tu recorrido artístico?
—Empecé con la música, a los 11 años, cantaba en una banda que se llamaba Hot Dog. Hacíamos covers de los Beatles, rock nacional y grabamos un casete. Recuerdo que fuimos a Córdoba, éramos niños y los padres nos acompañaban mucho, llegamos a hacer giras. Salíamos en cole con los equipos. Fui un poco el frontman, en ese entonces las bandas tenían alguien al frente, y yo por esta cuestión de la jeta y del teatro que había comenzado en tercer año, me parecía atractivo. Todos los que conformamos esa grupalidad, que primero fuimos amigos y que jugando nos relacionamos con la actividad artística, nos quedamos ahí. Estaba Martín Álvarez, de Doce Monos; Fernando Viola, el hijo de Mario, Pepe Payaso, quien ahora está en Buenos Aires, es profe de música y va por su segundo disco solista. Con ese grupo seguimos en contacto siempre, siendo amigos.
—¿Cómo continúa el vínculo con el teatro?
—La primera experiencia fue con Puchi Vera, en la escuela Normal y como que quedé prendado. Empecé en la Escuela de Música, Danza y Teatro, Constancio Carminio, y en el 96 se hace la Fiesta Nacional del Teatro en Paraná y a los estudiantes de teatro nos convocaban para acompañar a los grupos que venían a participar. Me tocó Río Negro con Puro Grupo, el colectivo teatral de Hugo Aristimuño y Alejandra, los papás de Lisandro y Rocío, fue amor a primera vista. Habían movilizado una cosa tremenda, un espectáculo de realismo mágico. Cada personaje que iba a aparecer, pasaba y sentías su olor, trabajaba con una persona que hacía aromaterapia. Me impactó y dije: “Quiero hacer esto, habitar esta posibilidad de construir, de relatar, de contar cosas y que te impacte de esta manera tan sensorial”. Ese momento fue revelador. Termina el festival después de quince días, y me dejan un pasaje de regalo para que vaya a visitarlos, y allá fui. Se estableció un lazo que hasta el día de hoy permanece con él y con los chicos.
Experiencias colectivas
Juan terminó la escuela secundaria y estudió Radiología en Ramírez. “Me recibí de técnico radiólogo, pero nunca ejercí. Yo sabía que quería hacer teatro. De hecho, seguí con eso en Ramírez, donde se conformó un pequeño grupo de jóvenes que dirigía Augusto Carballal, con quienes participé en los encuentros de teatro en Maciá y en Crespo. Y entablé lazos con gente de toda la provincia, atravesada por el oficio, como Marta Cot, Fabián Nardín, Pato Arrieta, Ignacio Moná. Creo que estos vínculos de experiencias tan intensas me han signado”.
Luego agregó: “La relación con lo colectivo, la necesidad de encontrar una forma de vida, de sobrevida, que no estuviese enajenada. En ese momento también aparece Teatro del Bardo, que había terminado de conformarse hacía un añito nada más en Villa Domínguez. Se funda el laboratorio El puro errar, al que me incorporo y fue determinante, dije: ‘Quiero estar acá, quiero encontrar una forma de vivir en relación con este oficio’”.
—¿Cómo se organizaron en Teatro del Bardo?
—Teatro del Bardo es esta grupalidad que tiene la particularidad de habitarnos con un cierto sentido de horizontalidad, que es un posicionamiento político. Nos definimos como actores, actrices que queremos vivir de actuar, construir espectáculos, construir un lenguaje común, de manera individual hacia el colectivo, lo que uno sienta en ese momento. Como dice Gaby (Gabriela Trevisani, de Teatro del Bardo): ‘Nuestros espectáculos son como un nudo en la garganta, son cosas que queremos decir y que tenemos atragantadas´, y vamos convenciendo a otres, para que te acompañe en la escena o que te mire de afuera. Hay vacantes muy grandes porque hacemos teatro, nada más y nada menos que en estos costados del mundo. Esa necesidad individual que se transfiere al colectivo y que es oída por los pares, te permite resistir o te convida. Te invita a recibir, asistir y a transformar los vínculos. Es un espacio donde uno encuentra otres, que de algún modo ama.
Cantante y actor
Kohner es el cantante del Trío Bolerístico Genial, que cumplió diez años y que integra con Andrés Maín e Iván Ledesma. “El trío es como una pata que se abre de Teatro del Bardo. Hay algo con la voz porque cantar fue una de las primeras cosas que hice”.
Luego remarcó: “Me defino como un actor, en todo esto de que hacemos un montón de cosas por necesidad y porque alguien nos confía. Dirijo porque alguien un día vino y me invitó a que lo haga y terminé dirigiendo en Posadas, algo que ni imaginaba. Me parece que no importa mucho qué hagas, si el disfrute está bueno. Creo que lo importante es la construcción de un lenguaje poético, de un pensamiento en relación con otros, que a la vez te permita vivir”.
“Creo que también tenemos una herencia latinoamericana, que es la de teatro de grupo, que a nivel mundial es inédito, que surge acá y es muy nuestra la creación colectiva. Esa herencia un poco la resistimos y la provocamos con la horizontalidad. Heredamos un director de grupo varón que definía qué espectáculo se hacía, qué ibas a hacer cada uno, cómo se iban a formar. Nosotros somos un experimento raro, incluso hasta el día de hoy. A veinticuatro años, al repasar todo lo que hemos hecho te moviliza. En ese momento, no había muchas posibilidades de formación, nuestros compañeros fueron nuestros maestros y el hacer fue nuestra escuela. No queríamos repetir esta historia de la que veníamos, que respondía a los intereses de una jerarquía que verticalmente marcaba los destinos de los individuos y de las grupalidades. Al día de hoy no sé muy bien, cómo hemos hecho y es muy difícil pensarlo. Hay algo anárquico ahí que no sabemos cómo se ordena. Tenemos cincuenta espectáculos, doce que están hoy en un catálogo que puede ser ofrecido a escuelas y festivales y la relación con otras grupalidades.
Transferir la experiencia
Teatro del Bardo lleva adelante el programa Educación por el Arte, con la intención de que los alumnos concurran a espacios culturales para presenciar espectáculos de forma gratuita.
“De esa transferencia, de la experiencia que para nosotros es la escuela, que otres tengan la posibilidad de hacerlo, que lo vean posible. Para esto es determinante, la existencia del Instituto Nacional del Teatro. Ese dinero llega a través de las loterías, no es plata de impuestos, que la desinformación y que esta cuestión de la ultraderecha que dice: ‘Si la gente se está muriendo de hambre, cómo poner plata en esto’. Esto desprestigia lo que en pandemia pudimos comprobar que tan importante fue, no puedo imaginar qué hubiésemos hecho sin música, sin videos, sin cine y sin teatro”, remarcó el artista.
Inmediatamente, Kohner añadió: “El equipo de Educación por el Arte tiene esto de transformar nuestro trabajo en una herramienta para provocar en el contexto de la escuela o de la educación, experiencias que sean educativas. El arte provoca emociones y conocimiento, de eso no tenemos ninguna duda. Es una experiencia que genera conocimiento”.
Las ciencias y el arte
BIEN! quiso saber cuál era la relación entre la Radiología que lo llevó en su adolescencia a estudiar a Ramírez, y la relación con el teatro que también compartió en esta localidad. Luego de algunas carcajadas, Juan comentó: “Me gustan mucho las ciencias naturales, las ciencias médicas. Hay una relación entre la ciencia y el teatro, entre la ciencia y la poesía, que siempre me obsesionó. Tengo un amigo médico, y en la adolescencia entré con él al quirófano. Terminé la escuela, tenía que elegir qué estudiar y elegí algo que quedara cerca y me diera un título”, dijo. “Creo que hay algo muy potente entre las ciencias y las artes, que en algún momento, era una sola cosa y después se fue perdiendo el vínculo. Pero cuando alguien dice somos polvo de estrellas o piensa en el big bang, está diciendo poesía, está siendo un poeta”, remarcó Kohner.
Shows y giras
Kohner comentó que con el Trío Bolerístico Genial comienzan el calendario de presentaciones. “Hacemos serenatas, participamos de eventos. A principios de diciembre, iniciaríamos una gira por el norte”. Además de muchísimos proyectos con Teatro del Bardo y con compañías de otros países.
Breve Bio
Juan Kohner nació en Villaguay, el 13 de marzo de 1979. Es hijo de Cristina Beatriz Sosa y de Víctor Kohner (fallecido). Es el segundo de tres hermanos, Fernanda y Agustín. Está soltero y es el papá de Felipe, de 12 años.
Comenzó la escuela primaria en Villaguay, en el campo. Luego continuó en Paraná, en la Pedro Giachino y en la 25 de Mayo; la secundaria en la Técnica N° 1 y en la Normal.
Es miembro fundador de la Asociación Civil Teatro del Bardo. Desde la adolescencia participó en diversos talleres y seminarios de teatro y en la Escuela de Música, Danza y Teatro Constancio Carminio. Estudió la Licenciatura en Teatro de la UNL, Santa Fe, Posgrado Dramaturgia del actor Uader.
Ha sido reconocido por su unipersonal “Fedra en Karaoke”, que ya cumplió diez años.
Cosas por hacer: “Dirigir a mucha gente y tengo muy pocas posibilidades de hacerlo.