El embajador argentino ante los organismos en Ginebra analizó cuál de las opciones electorales garantiza la continuidad de parte de nuestra identidad democrática como nación desde la recuperación de la democracia, la promoción y protección de los derechos humanos.
La política exterior es un instrumento vital para garantizar un proceso sostenible de desarrollo y se construye a partir de los valores, principios e idiosincrasia de cada país.
Frente a los comicios del próximo 19 de noviembre, cabe reflexionar cuál de las opciones electorales garantiza la continuidad de uno de los ejes de la política exterior argentina y parte de nuestra identidad democrática como nación desde la recuperación de la democracia: la promoción y protección de los derechos humanos.
A la luz de las manifestaciones públicas de los integrantes de las dos fórmulas que participarán en el balotaje resulta evidente que la fórmula que garantiza la continuidad de este tema vital para nuestra sociedad es la que encabeza Sergio Massa.
La experiencia argentina en la promoción y protección de derechos humanos, desde 1983 a lo largo de sucesivas administraciones de gobiernos democráticos, es reconocida por el mundo y se proyectó impactando positivamente en el derecho internacional de los derechos humanos, con avances significativos como la Conadep -una de las primeras comisiones de la verdad en el mundo-, el Juicio a las Juntas -primer caso de un gobierno democrático juzgando con tribunales ordinarios altos mandos militares inmediatamente luego de una dictadura-, y la posterior erradicación de la impunidad por crímenes de lesa humanidad por parte de los tres poderes del Estado.
Esta experiencia es reconocida mundialmente como un modelo de garantía de no repetición de violaciones masivas de derechos humanos y tuvo como corolario la reciente incorporación del Museo Sitio de Memoria ESMA en la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco.
La comunidad internacional adoptó nuevos estándares internacionales de protección de derechos humanos a partir de la experiencia argentina. No solamente en temas vinculados a nuestro pasado trágico, como el reconocimiento del Derecho a la Verdad y la adopción de la Convención Internacional para la Protección de todas las Personas contra la Desaparición Forzada, sino también en importantes avances actuales de nuestro país en materia de inclusión, género, diversidad, y lucha contra la discriminación.
En estos temas la Argentina lidera esfuerzos con otros países para adoptar nuevos estándares universales, proyectando la experiencia argentina. Con Suiza y Marruecos sobre justicia transicional; con Alemania e Israel sobre ciberacoso; con México y Chile sobre orientación sexual e identidad de género; con Francia sobre desaparición forzada de personas; con Gambia, Brasil, Eslovenia y Filipinas sobre adultos mayores.
Recientemente se adoptó por primera vez una resolución sobre las tareas de cuidado desde una perspectiva de derechos humanos, liderada por nuestro país. Estos son algunos ejemplos.
Lo cierto es que contamos con ese enorme soft power de ser un actor creíble y escuchado a nivel internacional, y ese prestigio nos permite vincularnos con naciones afines, consolida nuestro perfil democrático y nos posiciona estratégicamente para encarar cualquier tipo de negociación internacional, sobre múltiples temas de interés nacional para mejorar la vida de los argentinos.
Siendo que conforme a la Constitución Nacional el Presidente de la Nación fija la política exterior, en la segunda vuelta del próximo 19 de noviembre recordemos que con nuestro voto podemos asegurar que la promoción y protección de los derechos humanos continúe siendo una política de Estado, una parte fundamental de nuestra identidad democrática, y un eje de nuestra política exterior y nuestra proyección en el mundo.
Federico Villegas Beltrán | TELAM