Paraná está atravesada por múltiples cursos de agua. Los arroyos han dado forma a la topografía y al desarrollo urbano de la ciudad. Con el avance de la construcción, los cursos de agua van siendo encorsetados y quedan encajonados por un marco de concreto que coloca límites a sus orillas y les permite fluir hacia el pariente del mar. Uno de los que son sometidos a este proceso de normalización es el arroyo Las Viejas, en el cual el ser humano ha intervenido, con los recursos disponibles, para subasanar inconvenientes de vieja data y otorgar un nuevo perfil a sus riberas, cuyo tramo final circunda la zona del Thompson.