miércoles , 3 julio 2024
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Centrándose en prohibir se  pierde la chance de educar

En Argentina se reciclan en promedio 307 mil toneladas de plásticos al año.
La autora habló de la metodología que se utiliza para intentar reducir el consumo de bolsas de plástico, que tienen un elevado impacto ambiental por el largo periodo de tiempo que tardan en degradarse, sumado al efecto negativo que tienen sobre la fauna y el entorno.

La sustentabilidad, entendida como aquello que se puede sustentar y mantener en el tiempo, es una acción positiva, que lejos de restringir, propone construir sobre la base que nos brindan la tecnología y los recursos a disposición cuidando el ambiente. Nuestra misión es transformar nuestra realidad en algo superador.

Los plásticos son, en esencia, derivados de esos recursos y dan vida a una multiplicidad de productos con distintos fines, tan variados como conservar intactas las propiedades de los alimentos, bebidas y medicamentos, hasta integrar los autos, trenes y aviones que nos permiten viajar de forma segura. Parte de esos plásticos, específicamente el polietileno, se emplea en la fabricación de bolsas plásticas, que son 100% reciclables, prácticas, seguras y un instrumento clave para cuidar el medioambiente y fomentar la economía circular.

En Argentina se reciclan en promedio 307 mil toneladas de plásticos al año. Ese camino comienza en casa, separando en origen los residuos, poniendo los reciclables en bolsas de color verde y el resto en bolsas negras. De esta manera, las bolsas son el primer eslabón de la cadena de reciclaje, permitiendo su reutilización para hacerlo, y favoreciendo así nuestra huella sustentable. Este impulso es clave para una industria recicladora que crece, necesita más insumos y que está contribuyendo a generar menos residuos, cuidar el ambiente y generar trabajo para miles de familias. Lamentablemente, este aspecto del ciclo de vida de las bolsas plásticas es desconocido por la mayoría de las personas. Y muchas veces, lo que se ignora termina siendo terreno fértil para la propagación de mitos y verdades a medias.

En este sentido, prohibirlas no parece ser una opción confiable, sino que el camino es fomentar políticas públicas para minimizar su consumo, fomentar su reutilización y, al fin de su vida útil reciclarlas. Hoy nos encontramos con una industria recicladora que tiene una capacidad ociosa cuando es alta la intención de segregar y reciclar por parte de los consumidores de todo el país. Y, sin embargo, varios municipios prefieren dirigir sus energías en penalizar antes que en educar y promover una cultura sustentable.

Para Ecoplas, educar siempre es la mejor decisión. En 2022, le encargamos a Opinaia un estudio estadístico que analizó 1.200 casos reales. Los resultados revelaron que más de 6 de cada 10 argentinos separa reciclables en el hogar, mientras que el 83% de quienes no se ocupan de hacerlo reconoce que le gustaría si tuviera infraestructura, tiempo o el conocimiento adecuado.

Actualmente, en muchos distritos del país se ofrecen bolsas plásticas según norma IRAM 13610 que son de mayor tamaño y resistencia para optimizar su uso y reutilización. Dicha norma está disponible y, al adoptarla se contribuye a su consumo sustentable. Al mismo tiempo, según la encuesta hecha por Opinaia, las bolsas de residuo y de consorcio están entre los productos con plástico reciclado con mayor potencial de compra. Las personas están dispuestas incluso a pagar más por productos con certificación sustentable. En resumen, la energía para motorizar la economía circular está, solo hay que saber hacia dónde canalizarla.

Al ser un producto termoplástico, las bolsas pueden fundirse por calor y volver a moldearse repetidamente. Desde Ecoplas registramos la marca Polietileno Reciclable: es esa “Manito” que se imprime en bolsas y films de las empresas certificantes para facilitar la identificación de los materiales reciclables tanto al consumidor como al recuperador urbano de los puntos verdes de reciclado en todo el país. En paralelo, capacitamos a los recuperadores urbanos para que mejoren la separación de los residuos plásticos, entre ellos las bolsas.

Debemos reafirmar el compromiso con los hábitos responsables de consumo, la separación en origen, el reciclado y la disposición correcta de los residuos plásticos. Estamos convencidos de que la energía mejor invertida es la que va dirigida a alimentar una cultura sustentable, que trate a sus residuos como recursos y promueva la educación como herramienta del cuidado del ambiente. Una transformación que necesita ser protagonizada por un consumidor consciente, activo y, sobre todo, bien informado.

(*) Directora ejecutiva de la asociación civil Ecoplas, una entidad técnica profesional especializada en plásticos y medio ambiente.

Verónica Ramos (*)

TELAM

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