Se trata de José María López, quien recibió la pena de ocho años y medio de prisión bajo los cargos de abuso sexual y corrupción de menores. El hombre fue encarcelado en la Unidad Penal Nº 1 de Paraná.
En los últimos días, el sacerdote José María López, cuyo último destino pastoral fue la parroquia Nuestra Señora de Luján, en Santos Domínguez y 4 de Enero de Paraná, fue condenado en juicio abreviado a la pena de ocho años y medio de prisión por los cargos de abuso sexual y corrupción de menores.
El proceso se desarrolló en los Tribunales de la capital entrerriana y finalizó en diciembre último, cuando el juez Rafael Cotorruelo, vocal del Tribunal de Juicios y Apelaciones, refrendó el acuerdo, con lo cual el sacerdote aceptó haber cometido esos delitos y fue encarcelado en la Unidad Penal N° 1.
La causa, caratulada “López José María s/Abuso sexual gravemente ultrajante. Agravado”, fue tramitada por el fiscal Leandro Dato, de la Unidad Fiscal de Abuso Sexual y Violencia de Género.
MÁS DETALLES. Según informó el programa televisivo Códigos, ante los “abrumadores testimonios de tres víctimas que padecieron sus manipulaciones, engaños, tocamientos aberrantes y perversiones, confesó su culpa”.
Uno de los hechos ocurrió “en una capilla de Sauce de Luna entre los años 2001 y 2003”, otro “expresó en su denuncia lo soportado entre 2009 y 2012 en las habitaciones de la casa parroquial de la iglesia San José Obrero de Paraná, a donde López ejercía tareas de párroco”, reveló un periodista, quien sobre cómo actuaba el religioso, profundizó: “Los hacía forjar con él un vínculo de confianza y se aprovechaba de sus vulnerabilidades emocionales”.
El tercer caso “se mantuvo oculto entre las paredes de la casa parroquial de San José Obrero desde 2008 a 2015 y se hacía extensivo en campamentos y viajes”
Según Códigos, “la resolución del arzobispado de Paraná fue tan contundente” que “prácticamente lo entregaron a la Justicia, ya sin fueros sacerdotales. “
DATOS
López, de 60 años, nació en Paraná el 7 de agosto de 1963, y fue ordenado cura por el ahora arzobispo emérito Estanislao Esteban Karlic el 3 de diciembre de 1992.