jueves , 21 noviembre 2024
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Bahl quiere ocultar algo que sabe que está mal, cree Hein

Gustavo Hein, presidente de la Cámara de Diputados de Entre Ríos. Foto: Sergio Ruíz

Cercano al gobernador Rogelio Frigerio, la dinámica política ha colocado a Gustavo Hein al frente de la Cámara de Diputados. Más allá de la fragmentación de la oposición, le corresponde urdir una estrategia adecuada para que prosperen los proyectos que el Ejecutivo considera significativos. Y, a juzgar por los hechos, no parece dispuesto a pasar desapercibido.

Víctor Fleitas

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El presidente de la Cámara de Diputados de Entre Ríos, Gustavo Hein, se muestra como un dirigente de definiciones sencillas, arraigadas en sus valores y probadas durante su experiencia como intendente de Basavilbaso.

El haber sido jefe de campaña del actual Gobernador le permitió corroborar el alcance provincial de sus puntos de vista. Lo dice con claridad, sin exaltaciones, mientras da vuelta un reloj de arena y reflexiona sobre el valor del tiempo ajeno que quiere respetar.

“Sobre todo soy contratista, productor rural, amo el campo porque ahí están mis raíces”, se caracterizará, durante la entrevista que le concedió a EL DIARIO. Lo que sigue es un extracto de la conversación mantenida.

–¿Cómo lo ve a Gustavo Hein, ya asentado en la presidencia de la Cámara o todavía en medio de un aprendizaje dentro la nueva función?

–Para mí, haber sido intendente de Basavilbaso fue una gran escuela. Hasta ese momento, yo era un ciudadano más, sin trayectoria política alguna. Siento que esa experiencia me dio aplomo, fortaleció mi capacidad de decisión y desarrolló mi nivel de resolución. También me convenció de que se trata de trabajar en equipo y de valorar a quienes se desempeñan en las áreas administrativa y de servicios.

Hoy me toca estar en funciones legislativas, pero lo asumo con la impronta del Ejecutivo. Mi preocupación es que mi paso por la Cámara de Diputados sea de utilidad. En particular, la Presidencia de la Cámara tiene un período de vigencia determinado, como cualquier puesto en la función pública. Como dice el gobernador Frigerio, estamos a prueba. Y si el tiempo pasa rápido, para qué distraerse; es el momento de hacer mejor lo que ya se hizo.

Perfiles

–Frigerio mandó cuatro proyectos a la Legislatura, ¿qué propósito las une y en qué estado se encuentran?

–Son iniciativas que reflejan el carácter que el Gobernador le quiere dar a su gestión: transparencia, un gobierno abierto a la gente, responder al desafío ciudadano de rendir cuentas y romper estructuras que no sirven, que complican innecesariamente.

El trabajo en comisión ya arrancó y hay buena disposición de parte de los distintos bloques. Esto es importante porque las iniciativas llegaron a libro abierto, es decir, hay un planteo general, pero está permeable a críticas constructivas que permitan mejorarlo. Confío en que la discusión los podrá enriquecer.

–Una vez que comiencen las sesiones ordinarias, ¿su idea es abrir el juego a las iniciativas de los legisladores o pretende promover activamente determinadas normas?

–Nuestro rol fundamental es acompañar el proyecto de gobierno porque somos parte de él. Pero además de buscar cómo materializar ese modelo de gestión, intentaremos llenar los debates con las realidades del interior profundo para producir otras iniciativas legislativas que contribuyan al mismo objetivo que persigue nuestro gobierno.

Creo que el tono adecuado es complementarnos: motorizar las inquietudes del Ejecutivo y pulir los proyectos de cada legislador, en el trabajo arduo de las comisiones.

Mi impresión es que la actual composición de la Cámara tiene la impronta de discutir para aportar y mejorar. De nuestra parte, aspiramos a que Diputados sea un espacio institucional abierto a los entrerrianos y sus instituciones.

También me interesa que el periodismo tenga un acceso rápido a la información que se genera en el área legislativa, para que los contenidos que circulen reflejen el trabajo y las discusiones.

–¿Qué área temática le interesa promover?

–Deseo que el Estado deje de ser esa entelequia torpe, aburguesada, que enlentece los procesos de los que quieren producir e invertir. Aspiro a que el Estado sea ágil, que no sea una máquina de impedir, que las ventanillas de atención sean rápidas.

Son las notas que he ido tomando de cuando me tocó ser intendente y legislador nacional; cuando fui candidato a diputado provincial y de cuando fui parte del equipo de campaña del actual gobernador.

Esa escucha activa me ha permitido registrar situaciones curiosas, con localidades que no tienen centros de salud o cuyos municipios tienen intercambiadas las atribuciones con el Estado provincial. En otros puntos del territorio, encontramos emprendedores y empresarios que quieren aumentar la producción y no pueden lograr que se les amplíe el abastecimiento energético correspondiente, lo que parece un sinsentido. Y así con muchas otras trabas.

En fin, este es el camino si queremos que el Estado deje de ser una mera agencia de colocación y se convierta en un genuino multiplicador de espacios generadores de riqueza y de empleo.

Esta perspectiva se complementa con la visión de que los mandatarios y funcionarios somos aves de paso y que no podemos llegar a la función pública para dejar enganchados a nuestros familiares y colaboradores.

Posturas

–¿El caso Bahl es relevante por el apellido que porta o porque es un símbolo de situaciones similares detectadas?

–No soy de caer en nombres propios, pero tampoco voy a esquivar la pregunta con una respuesta políticamente correcta ni fácil. La verdad es que me cuesta creer que esté involucrada gente que conoce cómo deberían ser las cosas en el Estado. Me refiero a la importancia que debe asignársele a una carrera, ya sea administrativa o del área servicios.

No debemos acostumbrarnos a que nadie entre por la ventana. Y, mucho menos, como en este caso, que alguien que nunca tuvo relación efectiva y constatable con un espacio de trabajo alcance un vínculo de solidez laboral, como es pasar a planta permanente.

El hecho en sí es anómalo, pero además se da en un contexto donde hay empleados de larga trayectoria, que prestan servicio conforme las obligaciones contractuales, y que siguen revistando en calidad de contratados.

El caso que menciona es de renombre por lo que simboliza el hoy ex candidato a gobernador, Adán Bahl, a quien siempre respeté pero que en este caso hoy mismo está buscando excusas para ocultar algo que sabe que está mal.

Cuando se toman las decisiones que me tocó suscribir, aparecen las reacciones. Es así, cuando se acaban los argumentos muchas veces se toma el atajo de la descalificación.

–¿A qué se refiere?

“Lo que nos pasó en las elecciones presidenciales debe ser una gran lección de vida”, opina Hein. Foto: Sergio Ruíz

–A que se me acusa de persecución ideológica. Pero le digo algo: Los que dicen semejante cosa deberían caminar los pasillos de la Cámara, en la que el 90% de los empleados -o más- no pertenecen a mi signo político. A nadie le pido el carnet de afiliación. Creo que acá hay que discutir políticas de Estado, no es el lugar para debates comiteriles.

La Cámara tiene un papel institucional muy significativo: es la caja de resonancia de la ciudadanía entrerriana. Aquí, hay que encenderse en la defensa de las visiones que tenemos en torno a las políticas sociales y económicas que debemos promover o a la planificación de la provincia para que sea próspera.

Y, en particular desde la Presidencia, buscamos apalancar el proceso que lleva adelante el gobernador Frigerio. Pero no vamos a mirar para el costado cuando se trate de corregir situaciones que no están bien.

–Habla en plural…

–Es que hay varios expedientes que están en revisión. Hay designaciones, recategorizaciones y también, como en el caso que usted citó, pase a planta de personas que no han registrado su permanencia en el espacio de trabajo y, encima, con el beneficio de recategorizaciones. También estamos estudiando las transferencias, por cierto. Pero entiendo que llame más la atención el caso de alguien que, sin haber trabajado, haya pasado a planta y luego recategorizado.

Es un camino largo, el más escabroso, el que encaramos: el análisis caso por caso. Ahora, mientras esté al frente de la Cámara ante estas cosas no pienso hacer la vista gorda. En principio, tengo un año por delante; pues bien, no pienso naturalizar lo que no está bien, lo que tiene vicios. No, señor. Y los que se beneficiaron con esas maniobras, saben lo que hicieron. De todos modos, la Justicia va a dictaminar y acataremos sus fallos.

A grandes rasgos, vamos ubicando en tres grupos los expedientes que revisamos: lo que están en orden; los que tienen objeciones que pueden corregirse y los que no pueden proceder de ninguna manera.

Una escuela

–En poco tiempo usted fue intendente, legislador nacional y diputado provincial, ¿qué aprendió de la política?

–Aclaro ante todo que como diputado nacional me sentí frustrado. No me pude acostumbrar a practicar la rosca política las 24 horas del día. Para mí las cosas son más claras: hay que poner el hombro para aportar y mejorar.

De todos modos, aún ese período me dejó enseñanzas, que se integran a lo aprendí de otras experiencias políticas.

–¿Por ejemplo?

–Que el vecino que se levanta cada día, que invierte y va a trabajar o busca cómo mejorar su situación, vive en una realidad diferente a aquella en la que nos movemos los que estamos en política. Somos privilegiados, sin ninguna duda: somos parte de una clase especial.

Ese microclima en el que vivimos puede derivar en falta de empatía con el ciudadano común y sus preocupaciones. Muchas veces naturalizamos formas de relación y agendas nuestras, prioridades, usos y costumbres propios de estos ámbitos que habitamos, que nos muestran como una especie de hermandad, una cofradía, que el vecino rechaza. Para no ser parte de eso que no me agrada tengo activado mis alertas tempranas.

De hecho, prefiero hacer lo que corresponde, aunque no sea políticamente correcto. Que a la hora de usar la birome hay que dejar que tus convicciones revisen lo que estás por firmar.

Ahora, este es un gran lugar, un espacio poderoso, pero para ser agentes precursores de cambio. Yo me siento bendecido por Dios al ocupar estos sitiales.

–¿Hay cosas que no quisiera aprender?

–No quiero ser parte de la rosca. Me muevo por mis ideales y por sentido común. Tengo un líder político, que es el Gobernador, que también es mi referencia, mi maestro; pero no soy obsecuente de nadie: a donde voy, intento transmitir mi punto de vista sobre las cosas.

Pienso que hay que tomar nota de que un partido nuevo, como La Libertad Avanza, haya sido una opción de poder en sólo dos años. Ganó por encima de partidos que tenemos estructuras enormes pero que probablemente estuvimos reproduciendo el tipo de prácticas que el ciudadano común rechaza, olvidándonos de los problemas reales.  Si no aprendemos eso, dediquémonos a otras labores.

Creo que lo que nos pasó debe ser una gran lección de vida. Por eso insistimos en una nueva forma de hacer las cosas: hacer una política de cercanía, dar la cara y decir las cosas como son.

Empezar a entender por qué la gente está enojada y ser profundo en la reflexión, ya es un gran primer paso.

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