El empleo de los dispositivos móviles se ha tornado un hábito cotidiano. La presencia de los teléfonos celulares que permiten el acceso a las redes sociales y a plataformas de información, comunicación y entretenimiento ya es una compañía permanente. El entorno mediado por tecnología y el ecosistema virtual lo ha invadido todo, expandiéndose vertiginosamente como la onda que deja un objeto al hundirse en el agua. La fascinación que ejerce el pequeño dispositivo sobre personas de todas las edades y condición no discrimina momentos ni situaciones. En la calle, en la plaza, en el bar, en el club, en el baño, mientras se cocina, se estudia, se camina. Mientras se avecina ya la tecnología basada en el protocolo 5G y la internet de las cosas se vislumbra en el horizonte, la pregunta es si aún hay espacios que no hayan sido colonizados por estas tecnologías y su adictiva influencia.