En el marco de agenda M, Marzo, Mujer y Memoria, este viernes a las 20, en el salón de la Fundación Verónica Kuttel se concretará un homenaje a la recordada bailarina de nuestra ciudad y se dará inicio a la temporada de actividades de la entidad que lleva su nombre.
Con motivo de recordarse los 10 años de la partida definitiva de Verónica Kuttel, se concretará un homenaje a la recordada bailarina y docente de nuestra ciudad. Será esta noche a las 20 en la sede de la entidad (La Paz 619), en el marco de la apertura de la temporada 2024 de la Fundación que lleva su nombre.
El Homenaje tendrá lugar en el Salón de la Fundación. “Será un momento para compartir algunas palabras recordando a Vero como bailarina, docente-artista, gestora, hija y amiga”, señalaron a EL DIARIO integrantes del equipo docente.
También se brindará un homenaje desde la danza y la música. En la oportunidad se presentarán algunas de las actividades programadas para este año de la mano las/los docentes que forman parte las propuestas de este 2024.
La Fundación se creó el 18 de abril del año 2018. Su Acta fundacional establece rebasar ideologías políticas, religiosas, de razas, clases o fronteras geográficas. Es integrada por reconocidas gestoras del hacer cultural de la ciudad, junto a la agrupación independiente El Laboratorio, quienes bregan por fortalecer, actualizar y mantener en vigencia el legado que refiere a la Maestra a la cual corresponde el nombre fundante.
Actualmente funciona en calle La Paz 619 gracias a la existencia de un inmueble que donó la familia Kuttel destinándose el mismo a ser sede del organismo que se propone propiciar la divulgación de todas las artes en general, lo cual incluye todo tipo de danzas, teatro, manifestaciones plásticas, artes escénicas y cualquier disciplina que abarque el movimiento, lo corporal y en particular la danza contemporánea.
Se trata de “poner todas las actividades al alcance de la comunidad tanto del quehacer artístico como del hecho estético y asimismo el trabajo profesional de los diferentes actores que en él intervienen”.
DIVERSIDAD
En contacto con EL DIARIO, integrantes de la Fundación recordaron que el grupo fundador se integró con Humberto Luis Kuttel; Gloria Siria Osman; Verónica Viduzzi; Andrea Fontelles; Sandra Anzola; Mariana Churruarín; Gretel Schroeder; María Elena Vásquez; Sara Van Dembroucke; Marina Hedrich; María de los Milagros Reñé; Marta Gabás; Malena Salzman y Pablo Medici.
Si bien el grupo que constituye la Fundación tiene varios años en el proceso de conformación de la misma, a partir de que se finaliza la obra de construcción del salón se reúne una grupalidad que trabaja activamente para su funcionamiento y en relación a esto es una experiencia en construcción que sólo lleva un año. Hay mucho para hacer así que está abierta la invitación a sumarse a participar y colaborar.
Asimismo desde la entidad informaron que para 2024 “se ha elaborado una grilla tratando de abarcar la mayor diversidad de propuestas de clases semanales dando prioridad a la danza en sus diversos géneros, al teatro y a actividades holisticas vinculadas al movimiento corporal, a la salud y al bienestar, al disfrute, tratando de abarcar todas las franjas etarias de manera inclusiva”.
La planificación prevé que “los viernes a la noche, sábados y domingos el espacio esté libre de actividades fijas, reservados para eventos tales como formaciones intensivas, espectáculos, cursos, ensayos, seminarios, entre otros posibles”.
El actual equipo docente, en orden alfabético, está compuesto por Marcelo Aguirre, Consuelo Badaracco, Raquel Behar, Lucía Bootz, Juan Capurro, Soledad Deu, Adriana González, Marisa Grassi, Manuela Krumm, Julián Marea, Pablo Médici, María José Pacayut Klein, Andrés Schamne, Constanza Sieburger, Betiana Valín, y Paola Vottero.
Recuerdos
Al recordar a Verónica, quienes la conocieron, como Mariana Churruarín, destacan “sus clases, su sentido del humor, su amorosidad para incluir personas sin distinción de capacidades, formación o habilidades en la danza, su generosidad y apertura para enseñar y aprender de sus estudiantes, su creatividad, su paciencia, y su deseo persistente que nos contagiaba para seguir insistiendo en bailar y producir creaciones colectivas”.
“Su energía única, vital, universal hacía bailar hasta las piedras”, señala Constanza Sieburger. “Entraba y su sola presencia te activaba entera. Creo que esa energía universal sigue avivando nuestro fuego día a día en el hacer de cada quien”.