Ya se registraron 151.310 casos confirmados y 106 muertes. Dos especialistas explicaron a Infobae a qué se debe este fenómeno y dieron claves para mitigar la presencia del mosquito.
“La tendencia que se ve es que habrá casos de dengue durante todo el año”, dice contundente Adrián Díaz a Infobae, investigador del CONICET en el Instituto de Investigaciones Biológicas y Tecnológicas (IIByT, CONICET-UNC). Él, al igual que varios de sus colegas, sostiene que el dengue en Argentina llegó para quedarse.
Hace rato que dejó de ser una enfermedad estacional y correspondiente a zonas específicas. Los datos hablan por sí solos: de acuerdo al último boletín epidemiológico del Ministerio de Salud de la Nación, la Argentina atraviesa la peor epidemia de dengue, con 151.310 casos confirmados y 106 muertes, incluyendo 27 fallecimientos que se notificaron durante la segunda semana de marzo.
“El cambio climático, que trae un aumento de las temperaturas y precipitaciones, hace que la enfermedad se mantenga durante todo el año y que, en algunos momentos, incluso esté más presente”, agregó el Licenciado Alejandro Inti Bonomo, responsable de la carrera de Gestión Ambiental en la UADE.
El dengue, una infección viral transmitida por la picadura de las hembras del mosquito Aedes aegypti, es ahora motivo de preocupación para las autoridades de salud y expertos en ecología de mosquitos ante la posibilidad de qué sucederá en los siguientes meses, dado que las poblaciones de estos mosquitos aún están activas.
Además, se considera que el aumento de turismo durante Semana Santa podría incrementar el número de casos.
El futuro de la evolución de la epidemia en la Argentina depende de una compleja interacción de factores, como la presencia de poblaciones de mosquitos Aedes aegypti que hay en las ciudades y zonas suburbanas, los niveles de temperaturas y lluvias, y las acciones que las personas realicen para evitar que esos insectos estén cerca.
Entonces, la trayectoria de la epidemia podría variar en las diferentes regiones afectadas por el mayor o menor impacto de esos factores, según explicaron especialistas en mosquitos que fueron consultadas por Infobae.
El informe último de la cartera de salud destaca que actualmente, 19 jurisdicciones de las 5 regiones del país tienen circulación autóctona de dengue, incluyendo todas las jurisdicciones de las regiones NOA, NEA, Cuyo y Centro, además de la provincia de La Pampa en la región Sur.
Resaltan una comparativa con temporadas epidémicas anteriores, señalando que la actual se distingue por su mayor magnitud, un inicio más precoz y la continuidad de casos semana a semana hasta ahora. Se registró un pico de 23.723 casos en la semana 10, del 3 al 9 de marzo, marcando el récord de casos semanales hasta la fecha.
El análisis por región hasta la semana 11 indica que la mayoría de los casos provienen de la zona Centro, seguida por la región del NEA, siendo esta última la que presenta las tasas de incidencia más elevadas, seguidas por las regiones NOA y Centro. Las regiones Cuyo y Sur muestran el menor número de casos y las incidencias acumuladas más bajas, según se postula en el Boletín Epidemiológico.
El Ministerio de Salud informa que, en esta temporada, se han identificado tres serotipos del virus dengue circulando en el país: DEN-1, DEN-2 y DEN-3, con una predominancia del serotipo DEN-2 seguido por el DEN-1.
La influencia del cambio climático
A comienzos de este año, una investigación realizada por expertos en Estados Unidos proporcionó nuevas perspectivas sobre la habilidad del Aedes aegypti, vector del dengue entre otras enfermedades, para adaptarse a los cambios climáticos.
Este hallazgo, publicado en la revista Global Change Biology bajo el título “Adaptación fenotípica a la temperatura del mosquito vector, Aedes aegypti”, resalta la importancia de entender cómo los organismos responden a los cambios ambientales, especialmente en el contexto del calentamiento global.
Según los autores, la adaptación térmica, que se refiere a la habilidad de los organismos de ajustar su ciclo de vida a las variaciones de temperatura, ha sido un factor menospreciado en los modelos que miden el impacto del cambio climático en enfermedades difundidas por mosquitos. Este estudio, realizado por un equipo multidisciplinario que incluye a investigadores del Instituto de Investigación Científica de Especies Invasoras de la Universidad de Florida, resalta la necesidad de incorporar esta variable en investigaciones futuras y en el desarrollo de estrategias de control.
Este hallazgo enfatiza la capacidad del mosquito Aedes aegypti de adaptarse con rapidez a los cambios ambientales, presentando así nuevos retos para el manejo de enfermedades transmitidas por vectores.
Las lluvias juegan otro papel importante. El martes 19 de marzo, un fuerte temporal se desplazó hacia el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), dejando su huella en el interior bonaerense y en Capital Federal.
Durante aquella tarde, se produjeron granizadas y vientos que alcanzaron velocidades superiores a los 100 kilómetros por hora. Las fuertes lluvias se mantuvieron durante el miércoles, y además, en la semana del 14 de marzo, se emitió una alerta amarilla por tormentas para la región y para las provincias de Santa Fe, Entre Ríos, Salta, Jujuy, Tucumán, Catamarca, Córdoba y Santiago del Estero.
En este escenario, las preocupaciones no se circunscriben únicamente a los daños materiales provocados por el clima adverso, sino que también aumentan debido al incremento de casos de dengue, que según la OMS, se vincula con las temporadas de lluvias.
“Las temperaturas invernales están siendo tan elevadas y el promedio de la temperatura invernal está siendo tan elevado, que permite el desarrollo del vector durante todo el año. Entonces, no hay un corte de las poblaciones del mosquito y por lo tanto tampoco hay un corte de la transmisión viral durante todo el año. Y eso es lo que se vio el año pasado en la región del noreste argentino, que nunca se cortó la transmisión viral y siempre se estuvieron detectando casos de dengue en esa región de del país”, explica Díaz quien además es profesor Adjunto en el Instituto de Virología “Dr. J. M. Vanella” de la Universidad Nacional de Córdoba.
“Esta situación, -sigue el experto- se produce debido al cambio climático, o sea, el calentamiento global que hace que tengamos todo el año la actividad del vector y del virus. Por otro lado, la temperatura acelera los procesos del periodo de incubación extrínseco, que es el tiempo que requiere que el mosquito transmita el virus. Entonces, supongamos que si antes, en un mes, yo tenía tres ciclos de replicación, ahora quizás tenga cuatro, y si sigue aumentando la temperatura, tenga cinco. Y eso es lo que hace es que en el mismo periodo tenga una mayor producción de casos”.
Bonomo, en tanto, se expresó en la misma línea que Díaz y, en diálogo con Infobae, afirmó: “Los casos de dengue ahora persisten justamente por el cambio climático. En este sentido, el cambio climático lo que trae es un aumento de las temperaturas y en nuestra zona centro del país, un aumento también de la de las precipitaciones. Esos dos condimentos hacen que el dengue se mantenga durante todo el año y además que sea más activo durante gran parte del año. Es decir, no solo está todo el año, sino que además vemos mucha cantidad de mosquitos vectores, que es el Aedes aegypti, en meses donde antes veíamos menos actividad. O sea, ahora está durante todo el año y con mayor actividad producto del cambio climático”.
¿De qué forma se puede detener el avance del dengue?
Hay tres elementos para tener en cuenta a la hora de responder esta pregunta según Díaz: el virus, el humano (que es el amplificador) y el mosquito (que es el transmisor). “No lo vamos a poder desaparecer. El virus, en las regiones como Córdoba o Buenos Aires, tiene altas chances de que desaparezca en invierno y que se vuelva a introducir. Entonces, ahí estaría bien implementar un sistema de vigilancia, aunque es imposible vigilar para que los humanos epidémicos puedan ser detectados a tiempo, porque la gente tiene el virus en sangre y no presenta ningún síntoma. Entonces, es imposible eso”, analiza Díaz.
Hay una cuestión: controlar las poblaciones del mosquito. ¿Cómo se hace eso?: Díaz dice que con un trabajo sostenible durante todo el año, no solamente enfocado en el invierno, en el verano y en el otoño, ni tampoco enfocado en la parte adulta, “lo que hay que tener en cuenta es al mosquito, por ejemplo, en la situación de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, o sea, todas las regiones templadas del país”, explica.
Y sigue el experto: “¿Qué pasa? Llega el invierno, desaparece el estado adulto y la larva del mosquito. Pero nos quedaron todos los huevos en las paredes de los sitios de cría y en los recipientes que pusieron las hembras de la temporada pasada. Esos huevos resisten la sequía y el invierno”.
Por eso lo que hay que hacer es eliminar esos huevos o, directamente, eliminar los criaderos. “Ese trabajo hay que hacerlo durante todo el año”, apunta Díaz.
Inti Bonomo sostiene que la forma en la que se puede cortar este ciclo es “descacharrando, porque lamentablemente la temperatura de esos inviernos más fríos, que antes hacían que el mosquito baje la actividad lo suficiente como para que se corte la transmisión de la enfermedad, ahora será cada vez más difícil que ocurra con ese corte natural, con lo cual dependemos más del descacharreo, de lavar y dar vuelta cualquier recipiente que pueda contener agua. En definitiva, depende de nosotros”.
El experto sumó: “Si bien los picos están creciendo y se están corriendo, o sea se están ampliando los meses donde hay muchísimos casos de dengue, probablemente sigamos teniendo mayor actividad algunos meses que otros. Con lo cual si bien va a haber que tener repelente todo el año, en algunos momentos va a ser bastante imprescindible y en otros va a ser un accesorio para ciertos casos, donde estemos en lugares donde sabemos que hay mucha circulación del virus o vemos mosquitos. Pasó de ser un elemento ocasional a ser algo que tenemos que usar cotidianamente, por lo menos en la zona centro del país”.
“Todo el tiempo la gente está generando potenciales criaderos y otro punto clave, es que hay que trabajar en la prevención. Siempre se trabaja para apagar el fuego y nunca para evitar que el fuego se prenda. Y también, otra de las estrategias es la educación. La problemática del dengue y de las enfermedades de transmisión vectorial, como ahora que tuvimos una epidemia de encefalitis equina del oeste, deberían ser parte de la currícula de los colegios y tratarse el tema de cómo controlarlas o cómo manejarlas”, agrega.
Díaz es crítico: “El calentamiento global ya está aquí, llegó para quedarse. Cuando se tenían que tomar las acciones de mitigación, no se hicieron. Parece que tenemos que acostumbrarnos a la mayor frecuencia de eventos climáticos extremos, y eso va a poner en riesgo nuestra salud, como lo estamos viendo ahora, con la emergencia de las enfermedades de transmisión vectorial, tanto virales como parasitarias. Por el calentamiento global también vemos una proliferación y un avance de la distribución geográfica del mosquito vector. Antes, la distribución histórica del límite sur eran las provincias de Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires. Y en la actualidad, se ha avanzado hacia la Patagonia”.
Inti Bonomo, al igual que su colega, sostiene que si el dengue va a estar presente todo el año, “es una tendencia que está ocurriendo ahora”, afirma. Y cierra: “Es muy probable que se convierta en una enfermedad con la que tenemos que convivir en la zona central del país, donde antes no era común, y que está comenzando a llegar a lugares donde estacionalmente antes no llegaba. La forma de abordar esto es con más campañas de prevención, anuncios publicitarios que informen a la gente sobre el problema y con política pública que concientice y realice acciones de alerta a los vecinos sobre la necesidad de eliminar recipientes donde pueda acumularse agua, ya que este es un mosquito que no se desplaza mucho. Si se descacharra en toda la manzana, es muy difícil que el dengue se expanda en esa área. Eso es lo que la gente debe entender y lo que la política pública debe transmitir”.
Campaña
En tanto, se inició una junta de firmas para reclamar que incluya la vacuna contra el dengue dentro del Calendario Nacional de Vacunación en https://www.change.org/VacunaDengueYa