La gélida presencia del “señor invierno”, que se asentó con toda la crudeza de los latigazos que pega el frío, hizo imprescindible recurrir a todo tipo de abrigo para mitigar el gélido ambiente. Esta semana hubo que apelar a toda la batería de prendas de abrigo disponible. Guantes, mitones, cubreorejas, gorros, bufandas, chalinas, camperas, sobretodos, tapados, pullovers, debieron salir de su letargo en armarios. Exponerse al aire libre y caminar por las calles implicó enfrentar las bajas temperaturas ambientales con decisión. Se hizo necesario mantener el paso con ritmo intenso para evitar el enfriamiento corporal. Por fortuna, por momentos, el sol se asomó en el firmamento, como una presencia amistosa que desde lejos acompañó los desplazamientos de la gente y aportó una cuota mínima de tibieza.