sábado , 23 noviembre 2024
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Cumple 70 años una maravilla del cine

La complicidad de La ventana indiscreta sigue conservando su vigencia.

Ver detrás de la ventana y ser espectador oculto o disimulado de hechos ajenos es una atracción en la que frecuentemente se cae. Esa mirada, sin que necesariamente se configure voyeurismo o en algunos casos, configurándolo, ha sido recurrentemente tratada en el cine.

Gustavo Labriola

Especial para EL DIARIO

En una muy acotada lista, se pueden nombrar a Psicosis (1960) de Alfred Hitchcock, El fotógrafo del pánico (1960) de Michael Powell, Belle de Jour (1966) de Luis Buñuel, La conversación (1974) de Francis Ford Coppola, Doble de cuerpo (1984) de Brian de Palma, Terciopelo azul (1986) de David Lynch, Acosada (1993) de Philip Noyce, Disturbia (1997) de D.J. Caruso, y The Truman Show (1998) de Peter Weir, como ejemplos de historias donde el destinatario es convidado a ser testigo indiscreto.

Dentro de la magistral la filmografía de Alfred Hitchcock hay un lugar de privilegio para La ventana indiscreta (1954). Es en una de las películas más valoradas, recordadas y vistas del notable director inglés.

El gran crítico Roger Koza destacó el comienzo de La ventana indiscreta con su recordado travelling descriptivo. Los primeros cuatro minutos de la película dejan en evidencia una enorme cantidad de datos imprescindibles que transforman al espectador en un cómplice necesario para identificar el lugar desde donde se ve la acción. 

Jeff, se encuentra inmovilizado en una silla de ruedas con una pierna enyesada, recuperándose de un accidente acaecido en una carrera de autos, con vista a una ventana. En el recorrido de la cámara, se pueden ver la cámara fotográfica de Jeff, sus fotos en cuadros colgados en las paredes del departamento, el vecindario (el Greenwich Village de Manhattan, Nueva York) compuesto por una sensual bailarina, una mujer soltera y solitaria, una escultora, unos recién casados, un pianista, una gimnasta, un vendedor de joyas con su esposa enferma en una cama, otros matrimonios, entre la vecindad. Todo visible a partir de una ventana que va a ser la gran protagonista de todo el filme.

La visión aburrida y, en parte, despreocupada de Jeff, se ve alterada por algún raro comportamiento de un vecino que, parecería oculta algo en el jardín de entrada a su edificio de departamentos. En la sospecha, Jeff suma la ayuda de su novia y de su cuidadora para lograr un suspenso creciente. La música de Franz Waxman (al que recurrió Hitchcock, en vez de su habitual colaborador Bernard Herrmann) es diegética, es decir absolutamente adecuada dado que es concomitante con la acción sin sumar elementos ajenos que perturben el suspenso in crescendo que se va generando a partir de las observaciones y los descubrimientos que se producen.

El guion de la película es de John Michael Hayes, habitual colaborador de Hitchcock, y está basado en un relato de 1942, It had to Be Murder, de Cornell Woolrich, reconocido autor de novelas de suspenso y policíacas, sobre cuyas obras se realizaron numerosas adaptaciones para el cine, como por ejemplo, El hombre leopardo (1943) de Jacques Tourneur, La novia vestía de negro (1968) y La sirena del Mississippi (1969) de Francois Truffaut; incluso tres películas argentinas, El pendiente (1951) dirigida por León Klimovsky, Si muero antes de despertar (1952) y la joyita No abras nunca esa puerta (1952), dirigidas por Carlos Hugo Christensen. 

Gala

La ventana indiscreta fue estrenada el 4 de agosto de 1954, en el teatro Rivoli de Nueva York, con gran repercusión de público. El Rivoli, se encontraba ubicado en la 7ª Avenida de esa ciudad, en el Distrito de los teatros y entre otras curiosidades, fue el lugar donde por primera vez y en carácter experimental, se exhibieron cortos con sonido incluido, el 15 de abril de 1923, cuatro años antes que se estrenara, El cantor de Jazz, primer largometraje sonoro. Era un cine de estrenos rutilantes, como en su momento, el de Lo que el viento se llevó y Tiempos modernos. Finalmente, el interés económico lo demolió en 1988, para dar lugar a un edificio de 36 pisos.

Hitchcock, de quien este 14 de agosto se cumplen 125 años de su nacimiento, era, según Manuel Villegas López, en Los grandes nombres del cine, “capaz de crear un mundo propio en torno suyo, con su obra. Este mundo es la máxima expresión de lo policíaco, neto y puro, y la cumbre de lo policíaco de Hitchcock es el suspenso. En torno al suspenso de Hitchcock se crea todo lo que ha hecho, acciones y personajes”.

“La ventana indiscreta es una metáfora misma del propio cine”.

En sintonía con ello, se lo ha caracterizado por ser un excepcional creador de climas. Fundamentalmente de suspenso. En esta ocasión, logra una lección de lenguaje y narración cinematográfica, considerando a lo conocido como punto de vista, que con claridad se ve en el protagonista observador. El espectador mantiene el punto de vista de Jeff, ya que ve lo que Jeff ve desde su ventana con sus prismáticos y su teleobjetivo. Toda la película se desarrolla en un único escenario. En estudios se reconstruyó el contexto de la acción con una asombrosa verosimilitud. Casi una manzana de departamentos, identificable como perteneciente al Greenwich Village de Manhattan, algunos de ellos amueblados e incluso con electricidad y agua corriente.

En primera persona

El crítico de cine (en Cahiers du Cinema) y luego gran director de cine Francois Truffaut ha dicho que La ventana indiscreta es “una película sobre el cine”, incluso puede afirmarse que es “la metáfora misma del propio cine”, ha reconocido que la consideraba como una de las mejores de Hitchcock, y por otro lado, le generó la intención de realizar la entrevista que, luego, se transformó en uno de los libros más emblemáticos y recomendables sobre la cuestión, El cine según Hitchcock. Allí, el propio Hitchcock define a su filme como “puramente cinematográfico”, y agrega “por un lado tenemos al hombre inmóvil que mira hacia afuera. Esa es una primera parte de la historia. En la segunda parte aparece lo que él ve. Y la tercera muestra su reacción. Esto representa lo que conocemos como expresión más pura de la idea cinematográfica”. 

La película ha sido referenciada implícita y explícitamente en numerosas realizaciones posteriores. Incluso hubo una remake en un telefilme, La ventana de enfrente (1998) dirigida por Jeff Bleckner e interpretada por Christopher Reeve (que hacía poco tiempo había tenido un accidente que derivó en una tetraplejia) y Darryl Hannah.

A los setenta años de su estreno, La ventana indiscreta sigue conservando su vigencia y cada oportunidad de su revisión, genera el atractivo de la obra de arte que es y, junto a otras grandes películas, ha permitido considerar a Alfred Hitchcock como el maestro del suspenso y un director, en cierta medida, insuperable.

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